“Quiero empezar estas palabras estimando los esfuerzos realizados en la organización de esta Novena Cumbre de las Américas. Lamento que no hayamos podido estar presentes todos los que debíamos estar, en este ámbito tan propicio para el debate.
Hoy me toca hablar en mi condición de presidente pro tempore de la Celac. Somos la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe. Allí convivimos en la diversidad y nos respetamos. Tenemos miradas distintas, pero compartimos preocupaciones semejantes en este presente tan complejo.
Desde la periferia en la que nos colocan, la América Latina y el Caribe miran con dolor el padecimiento que sobrellevan pueblos hermanos. Cuba soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la “Guerra Fría” y Venezuela tolera otro mientras que una pandemia que asola a la humanidad arrastra consigo millones de vidas.
Con medidas de ese tipo se busca condicionar a gobiernos, pero en los hechos solo se lastima a los pueblos.
Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un “derecho de admisión” sobre los países miembros del continente. El diálogo en la diversidad es el mejor instrumento para promover la democracia, la modernización y la lucha contra la desigualdad.
Se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia. Se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo que históricamente estuvo en manos latinoamericanas. Fueron desbaratadas las acciones de acercamiento a Cuba, en las que el Papa Francisco medió, que habían significado avances logrados por la administración de Barack Obama, mientras usted era vicepresidente. La intervención del gobierno de Donald Trump ante el Fondo Monetario Internacional, fue decisiva para facilitar un endeudamiento insostenible en favor de un gobierno argentino en decadencia. Lo hizo con el solo propósito de impedir lo que acabó siendo el triunfo electoral de nuestra fuerza política. Por tamaña indecencia sufre hoy todo el pueblo argentino.
En esta Cumbre debemos analizar el presente y proyectar el mañana en pos de una reconstrucción creativa del multilateralismo. No se puede imponer un pensamiento único en un mundo que exige la armonía sinfónica frente a los dramas comunes.
Aquí permítanme señalar la urgente necesidad de reconstruir las instituciones que fueron pensadas precisamente para integrarnos.
La OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen.
La Banca de Desarrollo Regional, sin más demoras, tiene que volver en su gobernanza a América Latina y el Caribe. El BID requiere un proceso de capitalización para tener más y mejores medios de financiamiento.
En la América en la que vivimos, tampoco son admisibles las exclusiones al bienestar, al financiamiento sostenible, a la diversificación productiva, a la tecnología para el progreso social y a la equidad de género. Asumamos el desafío de atender las causas profundas que ponen en tensión nuestra convivencia democrática.
Presidente Biden. Estoy aquí tratando de construir puentes y derribar muros. Como presidente de la Celac quiero invitarlo a participar de nuestra próxima reunión plenaria. Sueño que en una América fraternalmente unida, nos comprometamos a que todos los seres humanos que habitan nuestro continente tengan derecho al pan, a la tierra, al techo y a un trabajo digno.”