Francia inicia su presidencia de la Unión Europea en momentos de crisis por la pandemia del Covid-19, con diversos planes para el continente y bajo el marco de la campaña para ocupar el nuevo Ejecutivo francés, cuyos comicios están previstos para el próximo abril.
Emmanuel Macron nunca ha ocultado su interés de liderazgo en todo el bloque europeo desde que llegó al Palacio del Elíseo, por lo que en los últimos años hizo dupla con la entonces canciller de Alemania, Ángela Merkel.
Ahora, tras el retiro de Merkel y con el relevo de Eslovenia de la presidencia rotatoria de la UE, Macron se abre mayor paso para demostrar si podrá poner en pie la ambiciosa agenda que anunció el pasado 9 de diciembre, para los próximos seis meses, tiempo que dura el cargo en el bloque comunitario.
En un discurso a la nación, televisado durante Nochevieja, Macron no dio una pista clara sobre si se postulará para un segundo mandato. Sin embargo, la prensa local destaca que delegados del mandatario ya han lanzado extraoficialmente los preparativos para su campaña, que debería ser anunciada oficialmente en febrero, a más tardar.
El jefe de Estado francés señaló que después de los comicios presidenciales seguirá sirviendo a su país. “Sea cual sea mi función”, recalcó.
Se prevén meses cargados para Macron, con claras posibilidades de clasificarse a la segunda vuelta y vencer, según los primeros sondeos de intención de voto. Pero desde ya, las miradas están puestas en sus programas propuestos para el desarrollo de la UE.
La última vez que Francia estuvo al frente del Consejo de la UE fue en 2008, con el entonces mandatario Nicolas Sarkozy.
Inmigración, pandemia y cambio climático, prioridades de Francia en la presidencia rotatoria de la UE
Macron es un convencido europeísta y bajo esta visión busca impulsar una mayor integración de los 27 países.
El líder político subrayó a principios del pasado diciembre que presionará por “una defensa europea más fuerte y más capaz” que contribuya a la seguridad global y sea complementaria a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El mandatario ha señalado que busca reformar el espacio Schengen para proteger las fronteras exteriores de la UE y una mayor independencia en materia de seguridad, para que no dependa únicamente de la protección militar de Estados Unidos, heredada de la Segunda Guerra Mundial.
Sus planes se han hecho públicos tras varios meses de tensiones entre Bruselas y Moscú por el traslado de tropas a la frontera con Ucrania.
También, por las acusaciones contra Belarús sobre el envío de miles de migrantes a la frontera con Polonia, que Bruselas tilda de retaliación por las sanciones contra el presidente Alexander Lukashenko, acusado por la represión contra los ciudadanos tras su polémica reelección en 2021, con la que supera 26 años en el poder y es considerado “el último dictador de Europa”.
Paralelamente, la UE atraviesa por un repunte de la pandemia que parece no dar tregua luego de dos años de su aparición. El bloque deberá encontrar un punto común para abordar la recuperación económica.
Macron adelantó que es posible que Bruselas tenga que ampliar el paquete inicial de 750.000 millones de euros aprobado por los 27 países en 2019 para ayudar a los miembros del bloque a sobreponerse a la crisis.
La recuperación económica de sus industrias deberá estar a la par con el cumplimiento de los compromisos climáticos asumidos y con los que las potencias apuestan por una reducción a “cero emisiones netas” de CO2 para 2050, lo cual incluye renunciar al uso del carbón hacia la década de 2030.
Macron afirmó que será necesario un mecanismo de ajuste a los límites de carbono, pero que trabajará para garantizar que las empresas de la Unión Europea no se vean afectadas por las políticas climáticas.
Además, está previsto que bajo el turno de Francia, Europa termine de definir proyectos legislativos clave como las regulaciones para los gigantes tecnológicos, asunto en el que los parlamentarios de la Eurocámara ya han avanzado.
La presidencia europea, ¿trampolín o abismo electoral?
Con todas sus propuestas para la presidencia pro tempore, muchos expertos indican que la dirección de los 27 a manos de Macron podrá darle al mandatario una ventaja electoral sobre sus contendientes, en caso de presentarse oficialmente a los comicios de abril.
“La presidencia de la UE le da una plataforma bienvenida para poner su récord europeo a la vanguardia y diferenciarse de sus rivales y traer nuevas propuestas, nuevas ideas a la mesa”, indica Claire Demesmay, experta del grupo de expertos Marc-Bloch.
Sin embargo, los siguientes meses también podrían ser decisivos para el mandatario y otros puntos de vista cuestionan si la no materialización de logros en defensa, tecnología, seguridad fronteriza u otros que obtenga Macron podrían ponerlo en aprietos.
“No puede llegar a la primera vuelta (de las elecciones presidenciales) el 10 de abril sin haber obtenido algunos resultados de la presidencia europea”, asegura Sebastien Maillard, director del Instituto Jacques Delors con sede en París. “Ese es el desafío para él, pero también puede ser una oportunidad”.
Opositores a Macron, como la candidata de derecha Valérie Pécresse ya han comenzado a criticar su liderato del bloque y acusado al presidente de buscar esa plataforma para beneficiarse en los comicios para sus propios intereses, algo que agrega aún más presión.
Así las cosas, del desempeño -y cooperación de socios clave como Alemania con su nuevo canciller Olaf Sholz- en los próximos meses dependerá que el liderato francés se convierta en un trampolín o en un abismo para una cada vez más sonada candidatura del líder centrista.