El nuevo líder, de 37 años, ya era presidente de la Open Society Foundations, el brazo filántropico de la familia
El multimillonario George Soros ha entregado el control de su imperio, valorado en 25.000 millones de dólares (algo más de 23.000 millones de euros) a su hijo Alexander Soros, de 37 años, según publica este lunes el diario estadounidense Wall Street Journal. El relevo fue confirmado por un portavoz de Open Society Foundations (OSF, en sus siglas inglesas), la red de asociaciones sin ánimo de lucro que respaldan un sinfín de causas liberales en todo el mundo, de la lucha contra el cambio climático a la reforma de la justicia penal, a razón de 1.500 millones de dólares al año, lo que le ha convertido en la bestia negra de la derecha. El nuevo líder del entramado filantrópico se define, en una entrevista en el diario económico, como “más político” que su padre y aboga por aumentar el apoyo a través de sus asociaciones a causas como el derecho al voto, la igualdad de género y el aborto.
La decisión del magnate, nacido en Budapest (Hungría) hace 92 años, no era esperada. En varias ocasiones había manifestado que no quería que la fundación quedara en manos de alguno de sus hijos “por una cuestión de principios” y porque prefería que fuera manejada por “alguien más adecuado”. Con todo, el multimillonario inversor ha defendido al diario estadounidense que su hijo “se lo ha ganado”, y este, que su padre y él “piensan igual”.
El mayor de los dos hijos de Soros con su segunda mujer, Susan Weber, es el único miembro de la familia en el comité de inversiones que analiza la gestión de fondos de Soros, la firma que supervisa el dinero para la fundación y la familia. Es licenciado en Historia por la Universidad de Nueva York y se doctoró en 2018 en Historia y Filosofía por la Universidad de Berkeley. Con la decisión ya confirmada, Alexander —al que conocen como Alex—se adelanta así a su hermanastro Jonathan, de 52 años, un abogado con experiencia en finanzas y que, de acuerdo con fuentes cercanas al magnate, fue considerado el claro sucesor del imperio durante años hasta que un desencuentro entre padre e hijo, hace más de una década, le apartase de la carrera sucesoria.
Según The New York Times, se trata de otro ejemplo de planificación de la sucesión por parte de la vieja guardia de Wall Street. Alexander ya fue designado el pasado diciembre como presidente de las OSF y dirige igualmente el súper PAC (siglas en inglés de Comité de Acción Política), que respalda campañas políticas progresistas. OSF destina alrededor de 1.500 millones de dólares (1.395 millones de euros) a grupos en defensa de los derechos humanos, así como a instituciones educativas y a campañas políticas vinculadas a reducir las tasas de encarcelamiento y los prejuicios raciales del sistema judicial estadounidense.
Apoyo político
Aunque su padre ha mostrado su mostrado sobradamente su apoyo —financiero y público— a figuras y políticas progresistas, Alexander defiende en la entrevista con el Wall Street Journal que es “más político”. Además, adelanta que le “preocupa” un posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que podría avanzar un fuerte apoyo financiero a la campaña demócrata por parte de la familia Soros. “Por mucho que me gustaría sacar dinero de la política, mientras el otro lado lo haga, tendremos que hacerlo también”, ha defendido.
La inmensa mayoría de los 25.000 millones de dólares que conforman el multimillonario imperio de Soros se destinará a la fundación, mientras que se han reservado unos 125 millones (116 millones de euros) para el “súper PAC”, el instrumento de apoyo de campañas políticas, adelanta un portavoz al diario estadounidense. Paradigma del especulador, George Soros es conocido por sus arriesgadas inversiones, incluido un brutal ataque contra la libra esterlina que le hizo ganar mil millones de dólares en un solo día, el 16 de septiembre de 1992, la operación más famosa de la historia de los mercados financieros. Su fundación ha invertido 19.100 millones de dólares hasta la fecha.
Además de uno de los mayores filántropos del mundo, George Soros es uno de los gestores de fondos de inversión más conocidos de la segunda mitad del siglo XX. El gestor financiero y filántropo ha sido objeto de múltiples campañas, que le presentan como líder de una supuesta amenaza liberal y migratoria. Su figura ha sido puesta en dudas en numerosas ocasiones en los últimos años, señalada, entre otros, por ataques directos del expresidente republicano Donald Trump y, más recientemente, del multimillonario y fundador de Tesla, Elon Musk. Los analistas contemplan ahora la posibilidad de que Alex Soros herede también la función de pararrayos político de su padre. George Soros, de origen judío, ha sido objeto de innumerables críticas -antisemitas muchas veces- por sus actividades políticas durante años, incluidas las de Elon Musk, que recientemente lo comparó con Magneto, el villano de la serie X-Men. Alex Soros, sin embargo, ha mantenido hasta ahora una presencia pública más discreta, centrada en la política de EE UU. “Es improbable que Alex sea el hombre del saco que su padre fue para la derecha”, ha dicho sobre el heredero la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en sus siglas inglesas).
En su país natal, Hungría, George ha protagonizado sonados enfrentamientos con el primer ministro, el ultraconservador Viktor Orbán, que llegó a aprobar una ley denominada ‘Ley Soros’ —o ‘Ley Stop Soros’— contra las ONG que reciben fondos extranjeros. En 2018, tras 34 años en el país y forzada por las presiones del Ejecutivo de Orbán, la OSF acabó trasladándose de Budapest a Berlín. También el buque insignia del imperio Soros en el país, la Universidad Centroeuropea, fundada en 1991 tras la caída del muro de Berlín y cuyo principal objetivo era apoyar y fortalece la democracia.