La periodista rusa Yelena Miláshina, conocida por el ilegalizado medio de comunicación Nóvaya Gazeta, ha sufrido un brutal ataque durante un viaje que realizó a Chechenia para asistir a un juicio, según ha informado la propia periodista.
“Los atacantes (entre 10 y 15 personas) sabían lo que querían y conocían sus límites”, señaló la reportera, que cree que algunos de ellos pudieron viajar con ella y Nemov (su abogado) en el avión procedente de Moscú.
Ambos pidieron un taxi desde el aeropuerto de Grozni que fue seguido por tres coches con “unas cuatro personas en cada uno”. Los atacantes interceptaron el taxi y luego sacaron del coche a sus dos pasajeros, que fueron golpeados y amenazados con cortarles los dedos en un barranco.
Golpeada, rapada y rociada con antiséptico
“Sabían lo que hacían y tenían prisa. Tenían un límite de tiempo”, opinó Miláshina, quien agregó que pese a lo que habían dicho los médicos en un primer momento, sus dedos, golpeados durante la agresión, no están rotos.
Los agresores también le raparon el la cabeza a la periodista, para después rociarla con un antiséptico verde. Además, el rotativo señala que se desmayó varias veces después de la agresión, incluso en el hospital donde fue trasladada. Por su parte, Némov presenta una herida por arma blanca.
Por su parte, la propia Nóvaya Gazeta denunció que “les quitaron sus teléfonos, exigieron que los desbloquearan y destrozaron sus equipos y documentos”.
“Un ataque muy serio”
Tras una llamada telefónica con la afectada, la defensora del Pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, ha prometido que el ataque sería investigado de una manera “exhaustiva”. “Los responsables deben llevar un castigo”, aseguró.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha señalado que el presidente Vladímir Putin ha sido informado de la agresión, y ha afirmado que se trata de un “ataque muy serio” que requiere de “medidas enérgicas”.
Miláshina había viajado a Chechenia para asistir a la lectura de la sentencia de Zarema Musáeva, madre de unos activistas chechenos, acusada de agresión a un agente policial.
La periodista, especializada en temas de derechos humanos, no vive en Rusia desde febrero de 2022, cuando abandonó el país por amenazas de las autoridades chechenas.
Las amenazas que recibía Miláshina por su labor periodística, comparada con la que realizaba la asesinada Anna Politkóvskaya, fueron denunciadas previamente también por Amnistía Internacional.