Desde el 20 de enero Groenlandia está en el mapa de la actualidad y en la conversación internacional. Es culpa de Donald Trump. El presidente estadounidense dijo este domingo (en su red Truth Social) que Estados Unidos “apoya firmemente el derecho de Groenlandia a determinar su propio futuro”. Se refiere a las elecciones que los groenlandeses, los habitantes de este territorio autónomo danés, celebran este martes.
No son unos comicios más. Todo ha cambiado por el enorme interés mostrado por Trump por adquirir Groenlandia “de una forma u otra” (como dijo durante el discurso que ofreció ante la sesión conjunta del Congreso estadounidense). La Casa Blanca ansía incorporar esta isla de 2,2 millones de km2 (el 80% cubierto de hielo de forma permanente) a su territorio por motivos de seguridad nacional, dice el presidente. Lo ha dicho desde el día en que regresó al despacho oval y, de hecho, unos días antes, Donald Trump Jr. ya estuvo visitando la isla.
Convertirse en objeto de deseo del nuevo presidente de EEUU ha situado la cuestión independentista en el centro de la campaña de las elecciones legislativas de este 11 de marzo. La independencia ha sido un tema recurrente en las elecciones groenlandesas desde hace décadas y, en especial, desde 2009, cuando se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía que reconoce el derecho de autodeterminación.
Dinamarca gobernó Groenlandia como colonia hasta 1953 y aunque hoy se reconoce la autodeterminación, Copenhague sigue controlando su política exterior y de seguridad. De hecho, en los últimos 15 años, sólo se han transferido tres competencias de las más de 30 que permite el Estatuto. Según un reciente sondeo, el 85% de los groenlandeses no quiere ser parte de EEUU, aunque la mayoría está a favor de la independencia.
Los partidarios de mantener los vínculos con Dinamarca han ido perdiendo peso. Hacia Copenhague todos miran con resentimiento. No es solo por el pasado colonial, sino “por sentirse tratados como ciudadanos de segunda y ser el blanco de comentarios racistas. Y, luego, está el elefante en la habitación: la independencia. Los groenlandeses creen que, para sentirse iguales a los daneses, deben tener su propio estado”, le ha dicho a RTVE Ulrik Pam Gad, del Instituto Danés de Estudios Internacionales.