China, Israel y Turquía han tomado la palabra y podrían tener un papel relevante en un posible cese el fuego. ¿Qué es lo que buscan realmente y cuáles son sus posibilidades reales para lograr un acuerdo que ponga fin a las hostilidades?
Tienen poco o nada que ver, pero están ahí, intentando mediar en la guerra entre Rusia y Ucrania. Mientras las misiones diplomáticas conversan y tratan de llegar a un acuerdo de paz, Turquía, Israel y China han salido a proponerse como pacificadores.
En estas circunstancias sería un error restar importancia al ofrecimiento. Regionalmente, son tres países que se destacan y que bien podrían mover algunos que otros hilos para resolver la crisis y ganar puntos en la geopolítica mundial.
La pregunta, sin embargo, no es necesariamente si van a lograr la paz; sino cuáles son sus objetivos reales, esos que esconden detrás de una aparente preocupación por la salud del mundo.
En este artículo, revisamos a detalle lo que puede ofrecer cada país y sus posibles intenciones.
China
“La Vanguardia” anota que el mismo gobierno ucraniano le ha pedido a Beijing que haga las veces de mediador entre ellos y Rusia. Fue el canciller de Ucrania, Dmytro Kuleba, quien se comunicó con su par chino, Wang Yi, para discutir sobre el tema.
“Ucrania está dispuesta a fortalecer la comunicación con China a la espera de que China desarrolle un papel para que se declare un alto el fuego”, sostuvo el Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
Sobre el tema, el medio agrega:
“Analistas chinos consideran que el Gobierno de Xi Jinping está esperando que Moscú se sume a la petición de Kíev para ejercer como mediador”.
“Si bien antes de la guerra, Beijing mostró su adhesión a Rusia, tras la invasión ha cambiado su postura hacia la equidistancia: se muestra contraria a las sanciones contra el Kremlin, pero el viernes se abstuvo en la votación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condenó las acciones del Vladímir Putin, que fue vetada por Moscú”.
Al respecto, el sinólogo Marco Carrasco analiza los pilares sobre los que se construye la diplomacia externa china.
Primero está el respeto a la soberanía integral de cada nación; es decir, que China entiende que la invasión rusa a Ucrania es una acción incorrecta.
Pero también está, en segundo lugar, el “respeto a la seguridad integral, que se debe manejar de forma cooperativa y sostenible entre naciones”. “¿Qué quiere decir esto? Que no se puede abogar por el incremento de la seguridad del país en detrimento de la seguridad de otro”.
“No por defenderse, Rusia tendría el derecho de invadir Ucrania. Pero también es válido decir que muchos países, por querer aumentar su seguridad nacional, han hecho que el círculo de la OTAN se expanda hacia el este”.
En tercer lugar, está la decisión de evitar el impacto en las poblaciones, y el cuarto es el uso de la diplomacia para resolver problemas.
De allí que hayan mensajes que puedan parecer contradictorios -a veces a favor de Occidente, otras a favor de Rusia-, por lo que tampoco se hace fácil saber qué es lo busca el Gobierno de Xi Jinping al mostrarse como un pacificador.
Israel
El miércoles 2 el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, conversó por teléfono con el primer ministro israelí, Naftali Bennett. Según la agencia EFE, “poco después”, Bennett hizo lo mismo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aunque se desconoce “el contenido” de lo dicho.
EFE anota que Israel podría ser un buen aliado para Ucrania porque “es el único Estado con ‘muy buenas relaciones con ambos países’, lo que permitiría convertirlo en mediador”.
“Hay que hacer todo lo posible para detener el derramamiento de sangre y mover la acción del campo de batalla a la mesa de negociación”, afirmó luego Bennett.
Sin embargo y como es natural en estas circunstancias, Israel no es monedita de oro. Por ejemplo, le dio la espalda a Rusia siendo uno de los 141 que votó “a favor de la resolución de condena a la invasión de Ucrania, aprobada en la Asamblea General de la ONU”.
Tampoco se ha volcado completamente hacia el lado de Ucrania: la agencia EFE apunta que Israel ha rechazado la entrada de refugiados, y dando solo amparo a los judíos ucranianos, quienes tienen todas las facilidades para adaptarse “con plena ciudadanía”.
Eso, por supuesto, se podría poner en tela juicio su idoneidad para convertirse en un buen mediador.
Turquía
“Diría que la razón más importante para ser mediadores son sus intereses económicos”. Así opina Umut Aydin, investigadora turca y doctora en Ciencia Política.
Para Turquía, cuenta la especialista, no es un buen negocio que la guerra se mantenga, principalmente por la interdependencia entre su economía y la de Rusia.
“Se importa energía de Rusia, también alimentos como el trigo, y ni hablar de las inversiones turcas o los muchos turistas rusos que viajan a Turquía”.
“Por eso quieren que todo esto se termine rápido”.
No es lo único. El liderazgo es un punto clave para Recep Tayyip Erdogan: él desea mostrar que su país está en capacidad de negociar con cualquiera. “Pero este es un interés secundario”.
“¿Se les tomará en cuenta? No me parece viable, primero, porque las negociaciones entre Rusia y Ucrania ya están en curso”.
“Segundo: obviamente Turquía es un actor regional importante y a veces ha tenido una relación cordial con Rusia y otras veces conflictiva. Pero no veo cómo puedan tener un papel tan importante porque, finalmente, no son tan relevantes”.