Han pasado más de 40 días desde que el líder del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) y venerado ícono del Eje de Resistencia, Seyed Hasan Nasralá, alcanzara el martirio tras décadas de lucha.
A lo largo de más de un año de guerra genocida implacable entre Estados Unidos e Israel contra Gaza, Seyed Hasan Nasralá, sin lugar a dudas, demostró su valentía inquebrantable y su firme compromiso con la causa palestina, llevando a cabo sus palabras con hechos.
En un momento en que los líderes árabes seguían confundidos e inseguros sobre cómo reaccionar, Seyed Hasan Nasralá ordenó a sus combatientes de Resistencia unirse a la operación Tormenta de Al-Aqsa el 8 de octubre de 2023.
Hace años, cuando Estados Unidos ofreció garantías de seguridad a Hezbolá a cambio de que el movimiento de Resistencia libanés cortara sus lazos con los palestinos, él respondió con firmeza:
“Nos ofrecéis seguridad mientras Palestina, su pueblo, Al-Quds y la Mezquita Al-Aqsa no tienen seguridad. Malditos seáis, y malditas sean vuestras ‘garantías’ de seguridad”.
Esta declaración fue pronunciada hace casi 24 años, poco después de que Hezbolá obligara a las fuerzas de ocupación israelíes a abandonar Líbano.
Otros líderes árabes, a excepción de Siria, cayeron en estas llamadas “garantías de seguridad”.
“Los estadounidenses incluso nos informaron que podríamos seguir apoyando públicamente a los palestinos y su Resistencia. Por eso es que algunos (líderes árabes) han expresado públicamente su apoyo a los palestinos”, señaló el difunto líder de Hezbolá hace casi una década.
Hoy, tras más de un año de guerra genocida contra Gaza, que ha dejado casi 43 700 palestinos muertos, las palabras de Seyed Hasan Nasralá resuenan más poderosas que nunca.
Pero dejó algo más que palabras sabias: dejó una Resistencia libanesa que lo ha hecho sentir increíblemente orgulloso, al igual que a muchos otros en todo el mundo, con sus operaciones propalestinos.
La actual guerra sionista contra Líbano supera incluso a la guerra de 2006, que duró 33 días.
En ese entonces, las fuerzas de ocupación israelíes penetraron más de diez kilómetros en Líbano, aunque Hezbolá había planeado emboscadas dentro del territorio libanés, obligando a las fuerzas de ocupación a retirarse rápidamente de pueblos como Bint Jbeil.
Ahora, casi mes y medio después de otro intento de invasión terrestre, las fuerzas de ocupación apenas se desplazan unos metros en la frontera, sin lograr asegurar ni un solo pueblo libanés.
En al menos tres ocasiones desde septiembre pasado, Hezbolá ha repelido con éxito a las fuerzas de ocupación israelíes en el estratégico pueblo de Al-Jiam, dejando a la ocupación humillada.
Este costoso estancamiento ha obligado a Israel a buscar negociaciones políticas “indirectas”, aunque Líbano sigue sin involucrarse, con el enviado estadounidense Amos Hochstein ausente de Beirut.
Es una invasión terrestre fallida en todos los aspectos, como lo admiten incluso los medios israelíes.
Más evidencia de la derrota se puede ver en el despido sin ceremonias del (exministro de asuntos militares del régimen israelí), Yoav Gallant, por parte del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo que señala fisuras crecientes y la desintegración del régimen.
A diferencia de Netanyahu, Gallant, con su formación militar, reconoció que una invasión terrestre de Líbano sería suicida para las tropas israelíes, algo que Netanyahu no podía aceptar, a pesar de las crecientes bajas militares israelíes en la frontera.
Gallant también señaló los reveses de Israel en Gaza, particularmente en la parte norte del territorio bloqueado alrededor de Yabalia, que sigue resistiendo a pesar de los intensos bombardeos.
Pero Netanyahu no es el único que se muestra reacio a ceder. Los palestinos y los libaneses también siguen siendo desafiantes y resueltos, sin dejarse doblegar por los intentos estadounidense-israelíes de volcarles contra la Resistencia.
La Resistencia en el norte de Gaza es profundamente conmovedora. A pesar de los continuos bombardeos, los palestinos prefieren morir en sus hogares antes que ser forzados a otras zonas y quemados vivos en un refugio de hospital.
Una valiente mujer palestina que declaró: “Usaré este paño blanco como sudario para mis hijos, pero nunca lo agitaré como una bandera de rendición”, habla por todos los palestinos y libaneses.
La Resistencia palestina sigue cobrando bajas entre las fuerzas militares israelíes en Gaza, a pesar de los intensos bombardeos, un compromiso que Hezbolá refleja manteniendo su apoyo al territorio sitiado, a su pueblo y a su Resistencia.
La fuerza de Hezbolá disipa cualquier duda sobre su futuro después del martirio de Seyed Hasan Nasralá. Su liderazgo perdura, y Hezbolá sigue adelante con sus planes con renovada determinación.
“En cualquier guerra futura, si bombardeáis las plantas de energía, los aeropuertos o los puertos marítimos de Líbano, nosotros bombardearemos vuestras plantas de energía, aeropuertos y puertos marítimos en la Palestina ocupada”, dijo Nasralá en uno de sus últimos discursos.