Hungría ha amenazado este jueves con enviar a los migrantes irregulares que ingresen en su país rumbo a Bruselas como respuesta a una supuesta falta de apoyo de la Unión Europea a la protección de sus fronteras, un asunto denunciado en varias ocasiones por Budapest y que forma parte del pulso con el bloque comunitario.
“Si Bruselas quiere migrantes, los recibirá. Les proporcionaremos un billete de ida a Bruselas”, ha manifestado el ministro de Gobernación de Hungría, Gergely Gulyás, durante una rueda de prensa en la que exige a la Unión Europea que permita al gobierno húngaro ponerle freno a los ingresos irregulares en su territorio.
Gulyás ha recalcado que la protección de las fronteras del espacio Schengen es vital para el conjunto de Europa, pero que Hungría no ha recibido el apoyo necesario por parte de la UE para implementar estas medidas de seguridad, “a diferencia de otros Estados”, razón por la que Budapest estudia ahora posibles respuestas.
Preguntada por las críticas vertidas desde Hungría, la portavoz comunitaria de Interior, Anitta Hipper, ha evitado responder a Budapest y se ha limitado a señalar que la gestión migratoria en la UE tiene que ser “efectiva y humana”, defendiendo que precisamente el Pacto Migratorio permite esto a través de distintas medidas y con el contacto con los países de origen y de tránsito.
Estas amenazas son un nuevo episodio en el pulso entre Budapest y Bruselas en distintas materias, desde la energía al control de fronteras, y siguen la línea crítica con el Pacto de Migración y Asilo, que ha cosechado el rechazo del primer ministro, Viktor Orbán, que lo catalogó como “otro clavo en el ataúd” de la UE, pese a que la reforma provee de un mayor control de las fronteras exteriores.
Orbán lamentó hace meses que “la unidad” del bloque “ha muerto” y que “las fronteras seguras ya no existen”. Además, aseveró que Hungría “nunca cederá ante el frenesí migratorio masivo”. El Pacto incluye la llamada ‘solidaridad a la carta’, que permite a los Estados eludir la acogida de migrantes si pagan una compensación.
Estas tiranteces forman parte del choque entre Hungría y la Comisión Europea, que en las últimas semanas se han enfrentado también a cuenta del programa húngaro para expedir visados y permisos de residencia a ciudadanos rusos y bielorrusos o las críticas de Budapest por permitir a Ucrania vetar el crudo ruso a través del oleoducto de Druzhba.