Tras el ataque, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dijeron que no tenían constancia de que se hubieran producido heridos graves y que la población tenía “permitido dejar los espacios protegidos en todas las zonas a lo largo del país”.
Durante la ofensiva iraní se escucharon explosiones en las ciudades de Jerusalén y Tel Aviv. Se vieron proyectiles sobrevolando la zona, aunque una gran parte fueron interceptados por los sistema de defensa aérea israelíes, con la ayuda de buques de guerra estadounidenses.
Las FDI dijeron que Irán había lanzado unos 180 misiles, mientras que el ejército de EE.UU. situó el número de proyectiles en 200.
Tras el ataque, que comenzó sobre las 19:45 hora local, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que Irán “cometió un gran error esta noche y pagará por ello”.
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Final de Recomendamos
En una intervención al inicio de una reunión de su gabinete, Netanyahu aseguró que Irán “no comprende” la “determinación” de su país para tomar represalias contra sus enemigos.
“Ellos lo entenderán”, dijo el mandatario. “Respetaremos la regla que hemos establecido: a quien nos ataque, nosotros lo atacaremos”.
El ataque iraní se produjo horas después de que Israel iniciara una invasión en el sur de Líbano con el objetivo de acabar con las capacidades de la milicia chiita Hezbolá, aliada de Teherán.
La televisión estatal iraní emitió este martes un comunicado del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) confirmando que se habían lanzado “decenas” de misiles hacia Israel y amenazando con otro ataque si los israelíes responden.
El CGRI dijo que el ataque con misiles se llevó a cabo como represalia por el asesinato en julio del líder de Hamás, Ismail Haniya, así como el del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ocurrido el pasado viernes, y por la muerte de libaneses y palestinos.
Más tarde, el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, dijo en una publicación en redes sociales que Teherán llevó a cabo “una fuerte respuesta a la agresión del régimen sionista“.
“Irán no busca la guerra, pero afrontará cualquier amenaza con firmeza”, añadió.
“El ataque tendrá consecuencias”
El portavoz de las FDI, Daniel Hagari, dijo que el ataque iraní tendrá consecuencias.
“Estamos en alerta máxima, tanto defensiva como ofensivamente. Defenderemos a los ciudadanos del Estado de Israel. Este ataque tendrá consecuencias. Tenemos planes y actuaremos en el lugar y el momento que decidamos“, afirmó Hagari.
“No tenemos constancia de ninguna víctima, esto es gracias a vuestra conducta responsable”, añadió, refiriéndose a la colaboración ciudadana.
Posteriormente, Hagari dijo que la Fuerza Aérea israelí “atacará poderosamente en Medio Oriente”.
“Irán ha cometido un acto grave esta noche y está empujando a Medio Oriente a una escalada”, aseguró.
Pero en las calles de Teherán una multitud salió a celebrar el ataque. Portando banderas de Hezbolá y fotografías de Nassralah, los manifestantes se concentraron frente a la embajada británica en la capital iraní.
Antes del lanzamiento de los misiles, Estados Unidos había afirmado tener indicios de que Irán preparaba un ataque inminente contra Israel, mientras las fuerzas israelíes avanzaban con su invasión en el sur de Líbano.
“Un ataque militar directo de Irán contra Israel traerá consecuencias severas para Irán”, le dijo un alto funcionario de la Casa Blanca a la cadena estadounidense CBS, y agregó que su país estaba apoyando “los preparativos defensivos para defender a Israel contra este ataque”.
Buques de guerra de EE.UU. interceptaron algunos de los misiles que llegaron desde Irán, según dijo un portavoz del Pentágono.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, aseguró que su país está preparado para defender a Israel contra los ataques de Irán.
La escalada de las hostilidades entre las dos potencias en Medio Oriente se ha convertido en creciente motivo de preocupación internacional.
El precio del barril de crudo Brent subió más de un 1% y se situó en US$74,40. A lo largo del martes llegó a subir un 5%.
¿Cómo responderá Israel?
Análisis de Frank Gardner, corresponsal de Seguridad de la BBC
Israel ahora se verá tentado a tomar represalias contra Irán con mucha mayor fuerza que en abril.
En ese momento, tras una andanada de alrededor de 300 misiles y drones iraníes, lanzada en respuesta a un ataque israelí contra el consulado de Irán en Damasco, hubo un esfuerzo diplomático internacional concertado para impedir que Israel reaccionara con demasiada fuerza.
Al final, Israel llevó a cabo un ataque menor pero simbólico con misiles contra un objetivo cercano a las instalaciones nucleares de Irán. Causó pocos daños pero demostró a Irán que tenía alcance.
Esta vez bien puede ser diferente. Israel considera que sus recientes acciones en la región son tanto un elemento disuasorio para sus enemigos como una forma de eliminar las amenazas que ha estado enfrentando.
Así como Irán sintió que tenía que responder a los asesinatos del líder de Hamás, Ismail Haniya, ocurrido en Teherán en julio, y del líder de Hezbolá en Beirut, la semana pasada, es poco probable que Israel acepte este ataque directo de Teherán sin hacer nada.
Sus objetivos podrían abarcar desde las instalaciones nucleares de Irán hasta las bases del CGRI y los sitios de lanzamiento y depósitos de almacenamiento desde los que se lanzó el ataque con misiles del martes.
Invasión del sur de Líbano
El ataque iraní se produjo horas después de que Israel iniciara una invasión en el sur de Líbano. El ejército israelí afirmó que estaba apuntando a “las plataformas de lanzamiento e infraestructura de Hezbolá“.
Las FDI informaron, además, que tienen también objetivos en Beirut, la capital de Líbano.
En tanto, Hezbolá afirmó en una publicación de Telegram que lanzó misiles hacia la base aérea israelí Sde Dov, en las afueras de Tel Aviv.
El ejército israelí ha ordenado la evacuación de al menos 25 poblaciones en el sur de Líbano, mientras el gobierno de este país dijo que había más de un millón de desplazados.
En los últimos meses ambos bandos se han lanzado decenas de misiles, haciendo que la situación sea cada vez más volátil, pero hasta ahora Israel no había invadido el territorio libanés.
El gobierno de Israel ha insistido en que sus ataques contra Hezbolá tienen como objetivo que los 40.000 israelíes que han debido abandonar sus hogares en el norte del país por los ataques de la milicia libanesa puedan regresar a sus casas.
Antes de que se produjera el anuncio de las FDI sobre el comienzo de la invasión terrestre, el líder adjunto de Hezbolá, Naim Qassem, dijo que el grupo estaba preparado para una ofensiva terrestre israelí y advirtió que la batalla “puede ser larga”.
Estados Unidos y Reino Unido reiteraron sus llamados a un alto el fuego en medio de la escalada.
Mientras, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo este martes de un comunicado que está “extremadamente preocupado por la escalada del conflicto en Líbano”.
Guterres pidió un alto el fuego inmediato y dijo que debe evitarse a toda costa una “guerra total” en el país.
“La soberanía y la integridad territorial de Líbano deben ser respetadas”, añadió en un comunicado.
¿Una operación rápida o una ocupación sin fin?
Análisis de Frank Gardner, corresponsal de Seguridad de la BBC
Es difícil predecir, en esta etapa inicial, si la entrada de tropas terrestres de Israel en el sur de Líbano será la operación rápida y eficiente que les gustaría que fuera, o si, como muchos predicen, los israelíes terminarán empantanados en Líbano, como les ocurrió durante 18 años, desde 1982 hasta 2000.
Limpiar el sur de Líbano de todos los cientos de kilómetros de túneles, cuevas y laberintos que Hezbolá ha pasado tantos años cavando bajo tierra para almacenar su enorme arsenal no va a ser un proceso rápido ni fácil.
Hezbolá, que ha resultado gravemente debilitado por los recientes ataques de Israel, todavía conserva miles de combatientes.
Están bien entrenados, en muchos casos curtidos en la batalla por sus recientes experiencias de combate en Siria, y arden en deseo de vengar las muertes entre sus filas.
Son un enemigo mucho más formidable para las FDI de lo que ha sido Hamás en Gaza.
Entre sus armas se encuentran potentes misiles guiados antitanque rusos que pueden atacar a los blindados israelíes, tal como hicieron en la guerra de 2006, en la que los dos bandos se enfrentaron hasta llegar a un punto muerto y que terminó sin resultado alguno después de 34 días.
Esta vez, el ejército israelí parece ser más consciente del desafío que está asumiendo, pero sigue existiendo el riesgo de que se esté involucrando en una ocupación indefinida del sur de Líbano sin un final claro a la vista.