La noche del sábado, los israelíes salieron a las calles en Tel Aviv exigiendo la dimisión del primer ministro Netanyahu y la liberación de los prisioneros de guerra.
Esto, mientras Netanyahu espera que la tragedia que comete en Gaza y el asesinato de los palestinos lo encumbren como héroe de los sionistas, a la vez, que restauren la reputación del ejército del régimen de Israel.
Israel está lanzando ataques ciegos al enclave costero después de que se viera sorprendido el sábado por una operación combinada del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), denominada ‘Tormenta de Al-Aqsa’. La brutal ola de bombardeos israelíes ha matado a más de 2329 palestinos, incluidos mujeres y niños, mientras que unos 9042 han resultados heridos.
El 90% de los colonos israelíes que se alojan en poblados aledaños a Gaza y que fueron evacuados tras la ofensiva palestina, dicen que no volverán a sus casas.