El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ofrece una rueda de prensa, Londres, 29 de noviembre de 2019.
El Premio Nobel de la Paz siempre ha sido un polémico tributo y este año no es excepción, con la nominación del jefe del bloque militar occidental ‘por su labor’.
El jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, fue nominado para el Premio Nobel de la Paz por su compatriota, el parlamentario noruego Christian Tybring-Gjedde, el viernes.
“Merece el galardón por su destacada labor como secretario general de la OTAN en un momento exigente para la Alianza”, dijo en un comunicado el aludido legislador.
Cabe destacar que el ganador del premio será elegido por un comité del Legislativo de Noruega, de donde Trybing-Gjedde es parte.
¿Se merece el premio?
Para Stoltenberg, “el camino a la paz” en Ucrania se logrará con el suministro de más armas y “durante el tiempo que sea necesario”. Además, es uno de los grandes lobistas por la expansión de la Alianza Atlántica, incluso más allá de sus respectivas fronteras.
No solo eso, en medio de la escalada entre Serbia y Kosovo, el jefe de la Alianza Atlántica ya puso a disposición las fuerzas de la OTAN para intervenir, si la estabilidad en territorio kosovense era amenazada.
El líder de la OTAN dice que “entiende la frustración” de Ucrania, después de que la Alianza no cumpliera su promesa de apoyar a Kiev ante la operación rusa.
Tanto el patrocinador como el candidato son dos figuras polémicas
Stoltenberg, economista de profesión, fue dos ocasiones primer ministro de Noruega. Su pueblo no lo ve con buenos ojos, ya que privatizó muchas empresas estatales. En 2014, llegó a ser el secretario general de la OTAN, mandato que se ha caracterizado por una serie de crisis y altibajos.
A su vez, Tybring-Gjedde, es un parlamentario populista que defiende a ultranza las políticas antimigratorias. En 2022, postuló al presidente de Ucrania, Volódimir Zelenski, al Nobel de la Paz por su “determinación ante Rusia”, y en 2021 nominó al entonces presidente de EE.UU. Donald Trump, bajo el argumento de “su brillante labor” en forjar los llamados Acuerdos de Abraham, que iba a ser una hoja de ruta para la normalización árabe-israelí, pero que en realidad no fue más que un fracaso.
Aunque el Premio Nobel de la Paz se otorga por “las grandes contribuciones a la promoción de la paz, reducción de conflictos y protección de los derechos humanos”, sin embargo, varios de los ganadores están lejos de haber cumplido esas condiciones, los expresidentes de EE.UU. Barack Obama 2009, Jimmy Carter 2002, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) 2013, la expolítica birmana Aung Sang Suu Ky 1991, entre otros.