Las elecciones en Alemania están en el horizonte y todo se mueve ya en plena campaña. La Unión Europea mira con mucha atención uno de los comicios más importantes de la era reciente y sobre ellos habla con 20minutos Katarina Barley, vicepresidenta del Parlamento Europeo y eurodiputada de los socialdemócratas (SPD) germanos, hasta ahora líderes del Gobierno de la mano de Olaf Scholz. Barley aborda asuntos como el auge de AfD, los retos del país o el papel de Berlín en la actualidad de Europa, con todos los retos que tiene el continente por delante.
Son extremadamente importantes por la historia especial de Alemania y porque hemos visto que el ascenso de la extrema derecha ha llegado más tarde que en otros países. Pero ahora es el momento crucial en el que se está definiendo la relación entre los conservadores y la extrema derecha. Yo diría que es igual de preocupante que en los demás países también, pero los alemanes deberíamos saberlo mejor.
Es sin duda nuestro principal no diría enemigo, pero algo parecido aunque la cuestión de poder es más entre nosotros y los conservadores. Se trata de cómo lidiamos con la extrema derecha, pero no solo políticamente, sino también social o económicamente.
Esa es la pregunta que queremos todos que respondan, sobre todo después de la votación sobre migración. Pero la pregunta es por qué la CDU hizo eso, si era una prueba o no y si está fuera de tus planes pactar con la AfD por qué se hace.
Nos enfrentamos sin duda a un reto industrial debido a los elevados precios de la energía. Pero también por la escasez de trabajadores cualificados. Estas son las dos amenazas a las que se enfrenta nuestra economía. La segunda es la amenaza a la democracia, como ya he dicho. El tercer reto es si realmente queremos seguir nuestro camino hacia las energías renovables y la independencia de los combustibles fósiles en nuestra economía en general.
Es fácil de explicar porque desde el principio tuvimos a uno de los tres socios que, como supimos al final, nunca estuvo realmente dispuesto a que esto sucediera y funcionara. Así que los liberales, desde el primer día, le hicieron la vida imposible a la coalición. Hasta cierto punto es natural. En el estado en el que vivo, tenemos la misma coalición de semáforos, que lleva ocho años funcionando de forma excelente. Pero hace falta voluntad de cooperación y los liberales no tuvieron ese compromiso.