Alejados casi a la fuerza del ciclo mediático, y alrededor de la 1:15 de la madrugada de este lunes (00:15 GMT del lunes en España), Israel liberó a 90 presos y detenidos palestinos, la mayoría en la urbe de Beitunia: el primer canje acordado en el marco del alto el fuego entre Hamás e Israel; país que hoy recuperó con vida a tres mujeres rehenes.
Tras más de ocho horas de espera, y en cuanto apareció el personal del Comité Internacional de la Cruz Roja seguido de los dos autobuses que transportaban a los prisioneros, las dos avenidas de Beitunia que abrazan la conocida como Rotonda de la Fruta, se inundaron de miles de palestinos deseosos de avistar a los liberados.
Sobre el capó de los vehículos, decenas de jóvenes ondeaban banderas de Hamás, de la milicia chií Hizbulá o del brazo armado de Hamás, las Brigadas al Qasam. Sobre el asfalto, miles de palestinos en avalancha intentaban tocar los autobuses y coreaban consignas en honor a la resistencia de los islamistas.
La palestina Rana Hijjawi abraza con entusiasmo a su hermana Rasha, detenida a principios de julio en el pueblo palestino de Tulkarem, en el norte de Cisjordania ocupada, tras publicar un comentario crítico contra Israel en Facebook.
“No puedo describir mi felicidad. Estamos muy orgullosos de ella”, le dice a Hijjawi, que lleva cubierto el cabello por un velo negro, con una sonrisa de alivio.
El perfil de Rasha se repite entre las palestinas liberadas hoy: 69 de ellas son mujeres, muchas nunca han sido juzgadas y las familias solo saben, a través de sus abogados, que hicieron en la calle o publicaron algo que no deberían en sus redes sociales.
Hay además 12 hombres condenados por delitos menores como incitación al terrorismo -lo que para Israel constituye desde ondear una bandera palestina en su territorio como lanzar piedras- o alteración del orden público. También hoy, ocho adolescentes de 17 años y uno de 15 han podido regresar con sus familias.
Para un palestino de a pie, tener a un familiar preso en alguna de las cárceles israelíes no es ninguna anomalía. Solo en Cisjordania ocupada son más de 3.300 los palestinos en ‘detención administrativa’, es decir, arrestados pese a no saber sus cargos ni tener una fecha prevista de juicio; según datos del pasado noviembre del Servicio Penitenciario Israelí.
“Estoy esperando a (que hoy liberen) a mi hermana Jihad Ghazi, pero mi hijo y mi sobrino también son prisioneros”, dice Zainab, originaria de Jericó y quien no ve a su hermana desde hace siete meses. Zainab asegura que no sabe por qué se la llevaron, pero también sabe que no puede hacer demasiadas preguntas.
El servicio de prisiones se encargó de reunir el domingo a todos los palestinos, que serían liberados en este primer intercambio, en la prisión de Ofer, a menos de dos kilómetros de la rotonda. En sus alrededores, uniformados israelíes lanzaron esta madrugada gas lacrimógeno y granadas de sonido, con el fin de mitigar la recepción que terminó siendo masiva.