Los múltiples casos de corrupción, la crisis de seguridad, y un Gobierno que parece no encontrar norte hacen prever que el uribismo no tenga ninguna opción para las elecciones nacionales del 2022
Colombia, en la actualidad, está sumida en una profunda crisis social, económica y política. Todo esto ocurre en un Gobierno de derecha radical que prometió ser el “salvador” del país y no su sepulturero. Los múltiples casos de corrupción, la crisis de seguridad, y un Gobierno que parece no encontrar norte hacen prever que la derecha y, particularmente, el uribismo no tendrá ninguna opción para las elecciones nacionales del 2022. En todo caso, la estrategia de la derecha está marcada por tres caminos u opciones.
La primera opción es lograr aglutinarse en una gran coalición que se ha denominado la alianza Republicana y, mediante un candidato alejado del uribismo, pero con apoyo y aval del expresidente Álvaro Uribe, aspiran a ganar. El elegido sería Federico Gutiérrez, el exalcalde de Medellín. La segunda ruta es que algún uribista logré posicionarse públicamente a partir de generar pánico. Dos son los nombres que más resaltan. Por un lado, Oscar Iván Zuluaga, quien tiene las mejores opciones según encuestas y, también, tiene a su favor el historial de votación de 2014. En todo caso, carga sobre sí un costo muy alto de ser la continuidad de Iván Duque, lo cual hace difícil su carrera presidencial. Luego se encuentra María Fernanda Cabal, quien representa la ultraderecha radical y fanática. Hasta hace unas semanas, su candidatura causaba risa y era nombrada para mostrar la degradación de la política, pero su carrera presidencial está tomando fuerza y se ha tomado las bases del Partido Centro Democrático. Para algunos, su candidatura está creciendo como la espuma y es posible que, en un país con una fuerte crisis, un fenómeno tipo Bolsonaro aparezca.
La tercera ruta es que la derecha se una excluyendo el uribismo, es decir, las fuerzas de derecha podrían decidir marginar al Centro Democrático o que, en su guerra interna, este partido se aísle solo. En este caso, candidaturas como la del exvicepresidente Germán Vargas Lleras o alguien del Partido Conservador podrían tomar fuerza. De hecho, esta tercera opción tomaría impulso si la candidata del Centro Democrático resulta ser María Fernanda Cabal. Como sea, la primera opción de Álvaro Uribe es Federico Gutiérrez, quien podría ser calificado como un uribista deslactosado. Aunque el aislamiento de Álvaro Uribe y el canibalismo del uribismo podrían truncar esta opción.
Por ello, sectores del Partido de la U, Cambio Radical y, hasta, un sector de los conservadores están pensando crear un escenario sin el uribismo. En este caso las opciones se elevan para esta fuerza, pero para ello deben sabotear las propias consultas de la derecha y eso les hará perder tiempo en la carrera presidencial, donde la izquierda y el centro son las fuerzas que puntean en las encuestas.
El otro ingrediente que se suma es la preferencia del presidente Iván Duque, quien si bien está con la imagen desfavorable más alta en la historia del país, aún tiene un poder burocrático para influir y, tal vez, su preferencia esté con algún político no uribista. Ello le hace pensar a muchos analistas que la opción del presidente sería el senador conservador David Barguil. Además, muchos de estos partidos deben buscar una consulta grande e importante para evitar una catástrofe en sus listas al Congreso.
Los analistas concluyen que en Partido de la U perdería cerca de 6 o 7 curules, el Centro Democrático podría perder hasta nueve curules y así sucesivamente con el resto de los partidos de la coalición de Gobierno. El único que podría mantenerse es el partido conservador debido a su poder burocrático. En este escenario, hacer una gran consulta y aislar el uribismo es su mejor opción. Deben buscar un candidato que no este ligado al presidente Duque, al expresidente Álvaro Uribe y debe desmarcarse del uribismo.