La dirigente conservadora, tercera en las elecciones del pasado domingo en Argentina, dice que acabar con el kirchnerismo es su prioridad: “Tenemos la obligación de no ser neutrales”. El anuncio acelera la disolución de la alianza opositora Juntos por el Cambio
La excandidata presidencial Patricia Bullrich, tercera en las elecciones del pasado domingo en Argentina, ha anunciado su apoyo al ultra Javier Milei en la segunda vuelta del 19 de noviembre. La dirigente conservadora ha dicho en una rueda de prensa que solo así la oposición podrá vencer al peronismo kirchnerista y a su candidato, Sergio Massa. “Cuando la patria está en peligro, todo está permitido. Tenemos la obligación de no ser neutrales. Nuestra decisión es unilateral, no hubo una negociación” con Milei, ha dicho Bullrich, presidenta del Pro, el partido macrista que es socio fundador de la alianza opositora Juntos por el Cambio. La decisión de Bullrich supone la fractura de facto de esa coalición, que en 2015 llevó a Macri a la Casa Rosada con el apoyo de partidos de centro, como la Unión Cívica Radical (UCR).
El anuncio del Bullrich y su partido, el Pro, es una muy buena noticia para Milei, enfrascado desde el lunes en un acelerado proceso de transformación pública para atraer el apoyo del macrismo. El Pro aportará dirigentes a los equipos del ultra, raquíticos en capacidad de gestión. Los beneficios electorales, sin embargo, no están garantizados. Tanto la UCR como los sectores moderados del Pro ya anticiparon que no apoyarán a Milei. Lo mismo pasará con parte de los 6,2 millones de votantes que eligieron la papeleta de Bullrich el domingo, cuya fidelidad a los acuerdos políticos de la dirigencia no está garantizada. Milei sumó en la primera vuelta el 30% de los votos, contra el 36,7% de Massa. Cuántos podrá sumar la ultraderecha en noviembre de la torta de Juntos por el Cambio es todavía un misterio.
En términos políticos, en cualquier caso, este miércoles se ha firmado el acta de defunción de Juntos por el Cambio, una coalición que nació como alternativa “republicana y liberal” al peronismo de Néstor y Cristina Kirchner. La estrategia fue exitosa: Macri se convirtió en el primer presidente no kirchnerista desde 2003 y estuvo cerca de lograr la reelección en 2019. La crisis económica bloqueó sus aspiraciones y finalmente el kirchnerismo volvió al poder encolumnado tras Alberto Fernández. La gestión del peronista fue un fracaso y Juntos por el Cambio pensó que tenía el regreso a la Casa Rosada a un paso. Sin embargo, se interpuso Milei. Con llamados a “exterminar a la casta política”, dolarizar la economía, armar a los civiles y hasta promover la venta de órganos, el ultra quedó segundo el domingo, detrás del peronista Massa. Sin posibilidades de poder real, Juntos por el Cambio y también el Pro implosionaron tres días después de la derrota en la primera vuelta.
Ernesto Sanz, dirigente de la UCR y uno de los fundadores de la alianza hace ocho años, ya había anticipado que su partido no se sumará a un apoyo al ultraderechista. “Si las partes empiezan a decidir cosas diferentes y no tienen vocación de seguir juntas, es obvio que se rompen. Las coaliciones no están diseñadas para vivir eternamente, viven lo que sus miembros quieren”, dijo el miércoles por la mañana, cuando ya circulaba el rumor del anuncio de Bullrich.
Bullrich había anticipado en la noche de su derrota que su único objetivo político era acabar con “el populismo” que, a su entender, representan Massa y el peronismo. No habló de Milei, pero quedó claro que dar su apoyo al candidato ultra estaba entre sus opciones. Le bastaron poco más de dos días para hacer borrón y cuenta nueva con el libertario, tras semanas de insultos y hasta una denuncia por injurias. Milei dijo en el último debate presidencial que Bullrich era una “montonera tirabombas”, por su pasado en la guerrilla peronista Montoneros en los setenta, y la acusó de asesinar “niños en un jardín de infantes”. El ultra pidió el lunes olvidar los agravios del pasado y unirse en un solo bloque contra Massa. Este miércoles, la dirigente dijo que se habían “perdonado mutuamente” tras un charla personal. Milei ilustró la reconciliación en redes sociales con un león y un pato abrazándose.
El escenario político argentino ha cambiado por completo. Entre la ultraderecha de Mieli y la izquierda del kirchnerismo surge ahora un nuevo espacio difuso de centro que deberá definir sus apoyos políticos. Los halcones del Pro, representados por Bullrich y Macri, ya se decidió por la extrema derecha. Las palomas del partido, representadas por el jefe de Gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la UCR se debaten entre dar libertad de acción a sus votantes y un apoyo orgánico a Massa. Bullrich dijo este miércoles que esperana que su decisión no afectase a la coalición. Su argumento es que sería peor un escenario de triunfo kirchnerista. “Si gana el kirchnerismo, Juntos por el Cambio va a una disolución total, porque ya conocemos las prácticas de aprietes, extorsiones, ingobernabilidad a la que intentan llevar a las provincias y a las municipalidades”, dijo la excandidata.
Tras el anuncio, el jefe de los diputados de la UCR en el Congreso, Mario Negri, reiteró las quejas de su partido hacia la decisión inconsulta de Bullrich y Macri. ”La sociedad nos puso como opositores, ese es nuestro rol institucional, Hubiese sido mejor reunir a la coalición, porque está muy dañada. El radicalismo debe mantener una posición de neutralidad”, dijo.
Otro debate político habrá en el interior del país, donde hay 10 nuevos gobernadores que salen tanto del Pro (tres) como del partido Radical (siete). Los nuevos jefes territoriales no pueden romper Juntos por el Cambio de un día para el otro, porque de esa alianza y sus votos en los parlamentos regionales dependen las gestiones.
Massa tendrá ahora posibilidades de pesca en los huérfanos de Juntos por el Cambio. Tiene también en la mira 700.000 votos que el domingo fueron a la izquierda tradicional y otros casi dos millones que apostaron por Juan Schiaretti, un peronista no kirchnerista que gobierna en la provincia de Córdoba, la segunda más grande del país después de Buenos Aires.