Los sondeos anticipan una dura batalla en la provincia de Buenos Aires, el principal bastión electoral del país sudamericano
Al gobierno del peronista Alberto Fernández le espera una dura batalla este domingo, cuando los partidos dirimirán sus diferencias internas en elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Según los últimos sondeos, los candidatos del Gobierno obtendrán una ajustada victoria a nivel nacional, pero perderán por la mínima en la provincia de Buenos Aires, el principal bastión electoral de Argentina, y por paliza en la capital. Las PASO son un anticipo de las elecciones legislativas del 14 de noviembre, y su carácter obligatorio y abierto las convierte en un sondeo nacional de influencia decisiva en la carrera final.
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El domingo, los partidos elegirán a los candidatos que aspirarán a un asiento en el Congreso. En noviembre se renueva la mitad de la Cámara de Diputados (127 escaños) y un tercio del Senado (24 escaños). El peronismo se presenta unido en el Frente de Todos, con boletas únicas en la mayor parte de los 24 distritos. El opositor Juntos por el Cambio, del expresidente Mauricio Macri, presenta hasta seis ofertas en una misma provincia. La dispersión del voto quitará músculo al resultado opositor, mientras que el Gobierno ha apostado todo a la fortaleza de un peronismo unido.
Las elecciones de medio término en Argentina suelen ser una dura prueba para el oficialismo. Así las cosas, un promedio de sondeos otorgan al Gobierno el 31% de los votos nacionales, contra el 29% de la oposición. Pero ese triunfo global se verá empañado por una derrota en la provincia de Buenos Aires, donde la candidata peronista, Victoria Tolosa Paz, caería ante los tres candidatos de Juntos por el Cambio por un punto; y por un varapalo en la capital, bastión del macrismo, donde los dos candidatos de Juntos por el Cambio sacarían más de 20 puntos de ventaja. El resultado es vinculante para los partidos, que según el resultado de cada corriente interna dibujarán la boleta que estará en los cuartos oscuros en noviembre. Las PASO sirven además para depurar la cantidad de candidatos: aquellos que no superen el 1,5% de los votos quedan fuera de la carrera antes de la largada.
Lo que dejan claro los sondeos es que Argentina mantiene los dos grandes bloques que dominan la política nacional desde el regreso a la democracia, en 1983. Por un lado, el peronismo, encolumnado ahora tras un kirchnerismo que ha formado un frente con partidos de izquierda, sindicatos y movimientos sociales. Por el otro, una alianza de los partidos de centro y centro derecha que fue gobierno con Mauricio Macri entre 2015 y 2019. En esa alianza hay liberales tradicionales, peronistas de la vieja escuela y dirigentes de la Unión Cívica Radical, un partido centenario y eterno contrapeso del peronismo que fue gobierno con Raúl Alfonsín en 1983 y con Fernando De la Rúa entre 1999 y 2001.
Por fuera de los dos grandes bloques resta contar a la extrema izquierda, que sumará alrededor del 4% de los votos, y la novedad de una extrema derecha urbana que ha calado entre los más jóvenes con llamados a terminar “con la casta política”. Esa opción, representada por el economista Javier Milei, puede ser la gran sorpresa electoral de la ciudad de Buenos Aires, con un caudal de votos que oscila entre el 9 y el 11%.
El lunes, el Gobierno y la oposición no podrán contar legisladores, porque se trata solo de unas primarias, pero usarán los resultados para medir la dimensión del desafío que les espera. Las últimas PASO se celebraron en agosto 2019, cuando Alberto Fernández obtuvo el 47,6% de los votos frente al 32% de Mauricio Macri, que aspiraba a la relección. La evidencia de que el kirchnerismo ganaría las generales de octubre, como finalmente ocurrió, anticipó de facto la presidencia de Macri, que a partir de aquel agosto electoral se limitó a administrar una crisis económica que se aceleraba.