El líder de los populares y la presidenta de la Comunidad de Madrid rompen entre acusaciones de espionaje y corrupción en la peor batalla por el poder del principal partido de la oposición
Solo puede quedar uno. Pablo Casado o Isabel Díaz Ayuso. El divorcio de los dos amigos de Nuevas Generaciones del PP se ha retransmitido en directo este miércoles ante las cámaras de televisión. Seis meses ha durado la guerra –más o menos– soterrada entre el líder de la formación y la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la sazón figura más popular de la derecha española. Una historia de celos, traiciones, espionaje y presunta corrupción separa de forma irreversible a los dos dirigentes más relevantes del PP y ha abierto al partido en canal.
Ayuso acusa a Casado de urdir un plan para destruirla políticamente. Génova sostiene que ella utilizó la disputa por el PP de Madrid para tapar una presunta corrupción en la que benefició a su hermano en plena pandemia. De fondo, una guerra clásica de poder que ha estallado muy pronto en la nueva generación que se hizo cargo del principal partido conservador hace solo tres años y que ahora amenaza con dinamitarlo.
No hay vuelta atrás. Todo ha saltado por los aires y la pregunta ahora es quién va a morir políticamente. Casado o Ayuso. Los dos liderazgos son incompatibles en el mismo partido. De momento, la dirección nacional ha decidido expedientar a la presidenta madrileña por sus “acusaciones gravísimas, casi delictivas” contra el líder del PP y la cúpula del partido y para culminar la investigación sobre las supuestas irregularidades en torno a la adjudicación por 1,5 millones de euros a la empresa de un amigo de su hermano, supuestamente en el origen de toda la guerra. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha anunciado el expediente con tono grave en una comparecencia en Génova 13 pasadas las tres de la tarde en la que ha avisado también a la presidenta madrileña de que los servicios jurídicos del PP están estudiando si inician acciones judiciales contra ella por sus acusaciones. García Egea ha confirmado, como publicó EL PAÍS, que el PP ya había iniciado el pasado otoño una investigación sobre Ayuso y la adjudicación pública que el partido sospecha que pudo haber sido constitutiva de delito.
La comparecencia con tono solemne del secretario general anunciando el proceso interno contra la líder madrileña ha demostrado que no hay ya componendas posibles. Que Ayuso tiene un pie fuera del PP. Génova no aclara de momento si el final del expediente abierto puede suponer la expulsión del partido, pero los términos en los que se ha expresado García Egea, sin descartar siquiera acciones judiciales contra Ayuso, ha revelado que la cúpula ha roto con su presidenta autonómica más mediática, la de más tirón popular.
El relato de las dos partes tiene puntos coincidentes, pero luego se bifurca en acusaciones cruzadas de espionaje y corrupción. Génova y Ayuso confirman dos reuniones para tratar el asunto de fondo en privado, la presunta adjudicación irregular a un amigo del hermano de Ayuso en plena pandemia. Se trata de una adjudicación a la empresa Priviet Sportive, S.L., a la que la Comunidad de Madrid otorgó en abril de 2020 un contrato directo de 1,5 millones de euros para la compra de mascarillas FFP2 y FFP3. Según la dirección del partido, el hermano de Ayuso pudo haber obtenido por ello comisiones irregulares de hasta 280.000 euros a cambio de lograr ese contrato público de urgencia. Ayuso confirma la relación empresarial de su hermano con la empresa que recibió la adjudicación, pero sostiene que “no ha habido contratación irregular”.
La primera reunión se produjo en septiembre, entre Casado y Ayuso. En ese encuentro, el líder del PP pidió explicaciones a la presidenta de Madrid tras haber recibido información sobre esa adjudicación sospechosa. Ayuso acababa de haber lanzado en público su órdago para presidir el PP de Madrid. La cúpula recibió con estupor sus intenciones y la acusó de desleal, pero la reunión quedó en secreto. A principios de octubre, Ayuso descartó en la convención nacional del PP que quisiera disputar el liderazgo a Casado. La tensión que se percibía entonces entre ellos se revela ahora con todo el sentido. Ya había existido esa conversación de alto voltaje entre el líder y su amiga.
Poco después de la convención, el 20 de octubre, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, citó a Ayuso para informarle de que el partido abría una investigación interna contra ella. Volvió a pedirle explicaciones. El PP sostiene que Ayuso nunca contestó aportando claridad sobre la adjudicación sospechosa. “Todavía estamos a la espera y la primera respuesta ha sido esta rueda de prensa”, ha subrayado esta mañana García Egea. Según su relato, la investigación interna es el trasfondo del choque interno por la celebración del congreso del PP de Madrid. “Muchos se preguntan si este asunto guarda relación con el congreso del PP de Madrid. La respuesta es que sí. Desde que a la vuelta del verano se le solicita información a Ayuso, lo único que recibe esta dirección es una campaña masiva de ataques, de infundios y de calumnias”. Génova acusa a la líder de Madrid de utilizar el congreso el PP para sortear esos supuestos problemas que le afectaban. “Esta dirección nacional no puede aceptar que nadie utilice las siglas para blindarse ante problemas que pueda verse envuelto”, ha censurado el secretario general. “Nunca pude imaginar que se atacara de una forma tan cruel e injusta a la dirección de un partido que le ha dado todo”, ha afirmado García Egea parafraseando a Ayuso.
El PP no aclara por qué no puso en conocimiento de la Fiscalía o de la opinión pública las sospechas que tenía sobre ese supuesto cobro de comisiones que afectaba al entorno de Ayuso, y se limita a explicar que actuó conforme dictan sus estatutos. Sobre las pruebas en su poder, el secretario general ha indicado que la propia presidenta “ha reconocido que existe una relación comercial entre estas dos personas”, es decir, entre el adjudicatario y el hermano de la presidenta.
Ayuso defiende que todo es un montaje para destruirla políticamente por su legítima ambición de poder. En su entorno dan credibilidad al supuesto intento de espionaje que ayer desvelaron El Mundo y El Confidencial contra ella, y que se ha cobrado la primera víctima política: Ángel Carromero, asesor del alcalde de Madrid, que ha dimitido esta tarde. El alegato de Ayuso en la Puerta del Sol era el de alguien que siente que no tiene nada ya que perder. Ayuso ha cogido aliento y ha descargado frases como puñales contra Casado y su dirección: “Aunque la vida política está llena de sinsabores, nunca pude imaginar que la dirección nacional de mi partido iba a actuar de un modo tan cruel y tan injusto contra mí. No puede haber nada más grave que acusar a alguien de la propia casa con responsabilidad de gobierno, de corrupción. Las declaraciones que durante toda la mañana están publicando los medios y que provienen del entorno de Pablo Casado y que él no desmiente, son lo peor que se puede esperar de los políticos. Lo hace desde el anonimato. Que la oposición me ataque, es lógico, pero que lo haga la dirección de mi partido porque me quiero presentar al Congreso, es insensato”.
El PP está en estado de conmoción interna. En Génova, los altos cargos que han acompañado al secretario general en su comparecencia tenían los ojos vidriosos y el gesto compungido. Pablo Montesinos, vicesecretario de Comunicación; Andrea Levy, presidenta del comité de garantías; y las jefas de prensa de Casado, María Pelayo; y García Egea, Isabel Gil; han aparecido cariacontecidos en la sala de prensa. A la líder madrileña le ha costado no emocionarse en su declaración en la Puerta del Sol. Todos son conscientes de que el partido está herido. En los territorios, los barones se cruzan llamadas en estado de alarma. El partido está en shock y nadie sabe muy bien cuál es el siguiente paso. En la Puerta del Sol avisan a Génova: “Se han destrozado ellos. Pero aún no lo saben”.