El fallo, que declara inconstitucional una ley del estado de Coahuila, constituye un precedente para la legalización del aborto en todo el país
CIUDAD DE MÉXICO — Penalizar el aborto en México es inconstitucional, dictaminó la Suprema Corte de Justicia el martes, con lo que se sienta un precedente que podría llevar a la legalización del aborto en este país, que en buena medida es católico y conservador, de 130 millones de personas.
El fallo unánime de la máxima instancia judicial del país sucede después de que el movimiento feminista de México, que sigue creciendo, ha tomado las calles en varias de las principales ciudades exigiendo mayores derechos y protecciones para las mujeres.
La decisión, que allana el camino para que México se convierta en el país más poblado de América Latina en permitir el aborto, fue recibida con júbilo por activistas feministas y con preocupación por políticos conservadores y la poderosa Iglesia católica.
“Hoy es un día histórico para todas las mujeres mexicanas y las personas gestantes”, dijo el magistrado Arturo Zaldívar después de que se anunció la resolución. “A partir de hoy es un parteaguas en la historia de los derechos de todas las mujeres, sobre todo de las más vulnerables”.
El fallo no legaliza de manera automática el aborto en todo México, advirtieron los expertos, pero sienta un precedente vinculante para los jueces a nivel nacional. Personas defensoras del derecho al aborto dijeron que pensaban usar la resolución para desafiar las leyes en la gran mayoría de los estados mexicanos que contemplan penas de cárcel u otras sanciones penales para las mujeres que se someten al procedimiento.
Según algunos analistas, las mujeres que han sido arrestadas por tener un aborto pueden demandar a las autoridades estatales para que les retiren los cargos. Activistas y organizaciones de defensa también planean presionar a las autoridades gubernamentales para que liberen a las mujeres que en este momento están cumpliendo penas de prisión por haber abortado.
Es probable que la decisión de la Corte Suprema de México tenga repercusiones en toda América Latina, donde las victorias de los movimientos a favor de los derechos de las mujeres a menudo se fortalecen los unos a los otros. La despenalización del aborto en Argentina el año pasado se celebró en otras naciones, y los pañuelos verdes que usaban las activistas argentinas se han extendido y llevado en las marchas de mujeres en toda la región, incluso en México.
Los líderes de la Iglesia católica, cuya influencia en la región ha disminuido aunque aún conserva un peso significativo, se apresuraron a condenar el fallo.
“Quienes estamos convencidos del valor de la vida no tenemos necesidad de una ley homicida como la que están aprobando”, se lee en un tuit de la Conferencia del Episcopado Mexicano, un organismo de obispos católicos.
El fallo del martes sucede después de una década de esfuerzos de movimientos de mujeres luego de la legalización del aborto en Ciudad de México en 2007. Posteriormente, estos grupos presionaron con éxito para que se despenalizara el procedimiento en los estados de Oaxaca, Hidalgo y Veracruz.
Las personas defensoras dijeron que esperaban que su victoria del martes impulsara a las mujeres estadounidenses que protestan contra los movimientos de Texas y otros estados para imponer restricciones cada vez más estrictas al aborto.
“Si hay un mensaje, es que hay que ver al liderazgo de México: esto es posible, está sucediendo”, dijo Giselle Carino, directora para el hemisferio occidental de International Planned Parenthood Federation. “Cuando enfrentas condiciones desfavorables, como en Texas, necesitas redoblar tus esfuerzos”.
No hubo comentarios inmediatos del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en el pasado ha enfrentado duras críticas por su respuesta al movimiento feminista, que ha desdeñado como un esfuerzo por socavar su proyecto político.
López Obrador, un cristiano creyente, ha mantenido una postura evasiva respecto al aborto y ha sido cuidadoso para no incomodar a su base de votantes socialmente conservadores de la clase trabajadora. Cuando López Obrador fue cuestionado en su conferencia de prensa matutina del martes sobre las deliberaciones de la Corte Suprema, se negó a ofrecer su punto de vista sobre el tema, que calificó de “controvertidos” y “polémicos”.
“No queremos nosotros alentar ninguna confrontación”, dijo López Obrador. “Lo mejor, en este caso, es que si ya está en la Suprema Corte de Justicia, pues que ahí se resuelva”.
La Corte Suprema consideró en su fallo una impugnación a la ley en el estado norteño de Coahuila, que había impuesto penas de prisión de hasta tres años por abortar. Los jueces derogaron la ley estatal al dictaminar que, en términos generales, cualquier pena criminal del aborto violaba la Constitución.
“Es un paso enorme hacia la legalización del aborto en todo el país”, dijo Rebeca Ramos, directora de GIRE, una organización que defiende los derechos reproductivos. “Estamos absolutamente listos para presentar amparos en contra de la negación de los servicios de aborto legal y seguro” en todo el país.
Algunos analistas advirtieron que esperaban ver una ola de esfuerzos de este tipo en todo el país. Los magistrados de la Corte Suprema “están marcando la pauta para la reforma de todos los códigos penales locales”, dijo Paulina Creuheras González, jefa de análisis y riesgo político de Integralia, una consultora de Ciudad de México.
En los últimos años, mujeres de todo México han protestado masivamente para exigir no solo el derecho a abortar, sino también para pedir el fin de la violencia generalizada que enfrentan, que se ha convertido en una crisis nacional.
El año pasado, un promedio de 10 mujeres fueron asesinadas todos los días en el país, según cifras del gobierno. Más de 2000 han sido asesinadas solo en los primeros siete meses de 2021.
En marzo, cientos de mujeres llegaron a Palacio Nacional, en Ciudad de México, y arremetieron con palos, sopletes y martillos contra la valla que protegía la residencia presidencial para exigir el fin de la violencia de género.
La protesta sucedió después de una manifestación masiva el año pasado que llevó a decenas de miles de mujeres a las calles, muchas de ellas con los pañuelos verdes que se vieron por primera vez en Argentina. Al día siguiente, las mujeres en México se quedaron en casa y no trabajaron en una huelga nacional para exigir que el gobierno tome medidas.
Los líderes religiosos del país —que tiene una de las poblaciones católicas más grandes del mundo— han sido firmes en su condena al aborto.
“No podemos permanecer indiferentes, silenciosos, miedosos, cuando la vida corre tanto peligro”, dijo el obispo Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en un sermón el martes.
El presidente de la Suprema Corte, el magistrado Zaldívar, dejó claro que veía la resolución del martes como un primer paso para una transformación más profunda en la sociedad mexicana.
“A partir de ahora se inicia una nueva ruta de libertad, de claridad, de dignidad y de respeto a todas las personas gestantes, pero sobre todo a las mujeres”, dijo. “El día de hoy es un paso más en la lucha histórica por su igualdad, por su dignidad y por el pleno ejercicio de sus derechos”.