EL IMPACTO POLÍTICO DE LA PANDEMIA
La AfD porfía en el negacionismo pese a que sus líderes han enfermado de covid
Policías con palos para medir si los manifestantes guardan las distancias, en una marcha contra las reglas antivirus el sábado en Frankfurt
La ultraderecha alemana, dominada por el sector más extremista tras tocar techo en las elecciones del pasado septiembre, ha encontrado un nuevo filón dentro de las medidas anticovid, que por otra parte siempre había rechazado: la vacunación obligatoria. Este plan del Gobierno de socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Olaf Scholz –pese a las dudas al respecto dentro del propio tripartito– supone ahora un útil caballo de batalla para la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que no logró sacar especial tajada electoral de la pandemia del coronavirus. En los comicios del 26 de septiembre tuvo el 10,3% de votos, cuando hace cuatro años, en las urnas del 2017, había cosechado el 12,6% con su agresiva retórica antiinmigración.
La AfD se ha consolidado en el panorama político de Alemania y continúa siendo muy fuerte en sus feudos del este, pero su crecimiento se ha frenado y sus dirigentes se desgañitan por hacerse oír. La vacunación obligatoria para los adultos se ha convertido así en una baza clave para los ultras.
El Bundestag abordará la ley de obligatoriedad a finales de enero, y los socialdemócratas confían en que pueda entrar en vigor en marzo. Pero el Gobierno es consciente de que la drástica medida despierta controversia, no en vano los socios liberales preferirían restringirla a los mayores de 50 años.
Alemania con 83,2 millones de habitantes presenta una de las tasas de vacunación más bajas de su entorno en la UE: el 72,6% de la población posee la pauta completa y sólo el 46,6% tiene la dosis de refuerzo.Un reciente sondeo del instituto Civey para la revista Der Spiegel indica que el 64% de los alemanes está a favor de la obligatoriedad, pero el respaldo va menguando, pues a finales del 2021 era del 73%. Y si se compara entre länder occidentales y orientales, la brecha es notable: solo el 52% de alemanes de länder de la antigua RDA comunista –donde la AfD es más fuerte– apoya la vacuna obligatoria, frente al 66% en la zona occidental. El Gobierno transita pues por terreno resbaladizo.
La drástica medida que planea Scholz, con dudas en el propio Gobierno, es un filón para el partido ultra
Cada semana se suceden las manifestaciones de antivacunas, pobladas de conspiranoicos y teñidas de extrema derecha; a veces son pacíficas, a veces incluyen altercados. Este sábado las hubo en Düsseldorf (7.000 personas), Frankfurt (4.000), Hamburgo (3.000) y Friburgo (6.000), entre otras ciudades. Si bien la suma nacional de participantes arroja un número no tan elevado –el Ministerio del Interior estima que en el segundo lunes del año desfilaron en todo el país 188.000 personas–, crece la inquietud de las autoridades por la radicalización en curso.
“Claro que queremos escuchar otras opiniones en las calles, eso es lo que toca en un Estado de derecho”, dijo la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, abogada con largo historial de vigilancia contra grupos de extrema derecha. Faeser emplazó entonces a quienes participan en esas concentraciones a preguntarse “con quién va uno a la calle”. Sin ser organizadora directa de las marchas, la AfD las alienta entre bambalinas, y las atiza difundiendo bulos sobre el virus y la vacuna.
Increíblemente, el partido porfía en su discurso negacionista y anticientífico pese a los contagios en su propia cúpula –su copresidente Tino Chrupalla y dos vicepresidentas, Alice Weidel y Beatrix von Storch, enfermaron de covid–, y pese a que algunos de sus políticos regionales y locales han muerto de coronavirus. Entre noviembre y diciembre fallecieron cuatro en los länder de Baden-Württemberg, Baviera y Sajonia.
Las manifestaciones de los antivacunas suman miles de personas, y la AfD las alienta con bulos
En las condolencias públicas, el partido calló sobre la causa de sus muertes, o la utilizó para sus fines. Así, la AfD de Stuttgart silenció el motivo del fallecimiento del diputado regional Bernd Grimmer, de 71 años, pero luego, al saberse que había muerto de covid, emitió un comunicado ensalzando su actitud: “El señor Grimmer había tomado su decisión en contra de la vacunación. Para él, sin duda, el riesgo era claro. Sin embargo, decidió en contra porque la libertad era más importante para él”.
El copresidente de la AfD, Jörg Meuthen –del ala moderada–, y el presidente honorífico, Alexander Gauland, sí están vacunados, pero el grueso de la formación carga sin fisuras contra la vacuna.
Austria exigirá vacunarse a partir de los 18 años
Austria se convertirá en febrero en el primer país de Europa con vacunación obligatoria contra la covid, si bien el Gobierno anunció ayer un cambio: inocularse será obligatorio a partir de los 18 años, no desde los 14 como preveía el plan anunciado el pasado diciembre. La ley preparada por el Ejecutivo de coalición de conservadores y ecologistas –que el Parlamento aprobará el jueves y que tiene el apoyo de socialdemócratas y liberales– prevé multas de entre 600 y 3.600 euros. Primero habrá una fase informativa, y a mediados de marzo la policía empezará los controles aleatorios. “Cada uno es responsable de su salud y toma sus decisiones; pero somos una comunidad y cuando se trata de la seguridad de la comunidad, entonces todos tenemos responsabilidad”, dijo el canciller conservador, Karl Nehammer, en rueda de prensa en Viena. Como en Alemania, la tasa de vacunación en Austria es baja; solo el 71,6% de sus 8,9 millones de habitantes tiene la pauta completa. Contra la vacunación hay marchas, atizadas por el partido ultraderechista FPÖ. El sábado, 27.000 personas se manifestaron en Viena.
