De la identificación con el Gobierno de Boric a la economía o el trabajo de la convención, las razones por las que los votantes optaron por continuar el proceso constituyente
Con los resultados del plebiscito en la mesa, Chile empieza este domingo a intentar comprender las razones del electorado para rechazar por amplia mayoría la propuesta de nueva Constitución, en la que trabajó durante un año la Convención Constituyente. Es un hito de un proceso que comenzó en octubre de 2019, con protestas sociales marcadas por jornadas de violencia en las calles. La clase política ofreció el camino constituyente para encauzar el malestar y en octubre de 2020 se celebró el plebiscito de entrada, donde un 78% votó a favor de reemplazar la Constitución actual, que data de 1980, en la dictadura de Augusto Pinochet y un porcentaje similar apoyó que la redactara una convención de 155 miembros elegidos específicamente con este objetivo. En mayo de 2021 la ciudadanía escogió a los miembros de la constituyente, cuya formación reflejó una fuerte influencia de la izquierda y de colectivos independientes. El órgano paritario comenzó a trabajar en julio de ese año y, tras 12 meses de trabajo y una pérdida importante de respaldo ciudadano, entregó su trabajo en julio de este año. Tras una campaña de dos meses, Chile ha elegido rechazar esta propuesta, aunque el proceso constituyente continuará.
Un plebiscito al Gobierno de Boric
El ADN del Ejecutivo de Gabriel Boric ha marcado la Convención Constituyente, el texto de la constituyente y, en estos últimos meses, por la opción del “apruebo” [a favor]. El presidente tomó la decisión de desempeñar un papel protagonista, como principal activo de la coalición gobernante de izquierda. Es la razón por la que, políticamente, el destino de la nueva Constitución se ha ligado al Gobierno y viceversa, como mostraron las encuestas. Este plebiscito, en definitiva, se ha vivido como un referéndum sobre la actual Administración, que lleva seis meses en el poder.
La delincuencia y la situación económica
Chile se enfrenta una crisis de inseguridad pública importante y, aunque se trata de un problema que ha crecido con los años, afecta directamente a la ciudadanía, que castiga al Gobierno de turno. La Administración de Boric, además, no siempre ha mostrado una postura inequívoca respecto del orden público, sobre todo con la violencia en La Araucanía y las regiones aledañas, que se agrava con los días. Esta situación se vuelve más compleja en el norte del país, con la crisis migratoria que afecta sobre todo a la vida cotidiana de la gente humilde de esa zona. La percepción de inseguridad se une al encarecimiento de la vida con una inflación del 13,1% interanual, como no se observaba desde hace tres décadas. En un referéndum que se ha vivido como un plebiscito a los gobernantes, ambos factores han influido en el rechazo a la Constitución.
El trabajo de la convención
Una de las preguntas que tendrán que responder los analistas será por qué el texto redactado por el órgano más democrático de la historia de Chile —paritario, con escaños reservados para pueblos originarios, con independientes— no ha sido respaldado por la ciudadanía. La convención comenzó su trabajo en julio de 2021 con altos niveles de respaldo, pero fue perdiéndolo en semanas. Hace justamente un año, una investigación del diario La Tercera reveló que uno de los vicepresidentes, Rodrigo Rojas Vade, se había inventado un falso cáncer. La ciudadanía que se sintió traicionada. Con los meses, observaron además una conducta pintoresca y hasta grosera de algunos miembros de la convención. La esperanza de la campaña a favor era que la ciudadanía separara el proceso de la propuesta final.
Una propuesta muy transformadora
Los críticos catalogaron el texto de la nueva Constitución refundacional. Declaraba a Chile como un Estado con democracia representativa, reforzada con modalidades de participación directa, con hincapié en los derechos sociales, la protección de una naturaleza, la descentralización del país y la paridad. El reconocimiento de los pueblos indígenas generó preocupación en los habitantes de La Araucanía y de las regiones aledañas —donde se ubican las tierras ancestrales y una alta población mapuche—, que no tiene entre sus principales demandas la plurinacionalidad. Los críticos consideraban además que la nueva configuración del aparato judicial abría la puerta a la interferencia política en este poder del Estado, y preocupó la ausencia de toda norma sobre los partidos políticos y el sistema electoral.
El papel del centroizquierda y la derecha
La oposición organizada de sectores de centroizquierda evitó que la opción por el rechazo quedara encajonada solo en la derecha. Al triunfo del rechazo contribuyó también que los líderes de la derecha mostraran su disposición a continuar con el proceso constituyente, aunque ayer ganara el no. Este escenario facilitó a una parte de la ciudadanía votar en contra, al ver que las fuerzas políticas se comprometieron a seguir trabajando por una nueva Constitución.