El 12 de diciembre de 1974 Jorge Ortiz Moraga salió de su casa para ir a estudiar a la universidad a estudiar Medicina, como hacía cada día desde hacía dos años. Pero no volvió. Al salir de clase, entre las ocho y nueve de la tarde, cuando el sol se empezaba a esconder entre las montañas de Santiago de Chile, desapareció. Él es, al menos, una de las 1.159 personas que siguen desaparecidas como consecuencia de la represión de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
“Aquel día mi tío salió de casa para ir a la Universidad de Chile y desapareció. No volvió nunca más”, recuerda sobre lo ocurrido esos días Álvaro González Ortiz, sobrino de Jorge.
La dictadura de 17 años encabezada por Pinochet provocó la desaparición forzosa de miles de personas. Durante su represión ejecutó a prisioneros políticos, torturó y aprisionó a opositores y envió a miles de personas al exilio. En total, se calcula que la dictadura dejó un saldo de más de 40.000 víctimas.
Ahora, medio siglo después de que los militares que secundaron a Pinochet derrocasen al primer presidente marxista elegido democráticamente, Salvador Allende, miles de chilenos siguen sin saber qué pasó con los seres queridos que desaparecieron a causa de la represión de la dictadura.
Jorge tenía 20 años, pelo ondulado, nariz aguileña y ojos pequeños. Con una vida por recorrer soñaba con ser médico forense. Además, era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) en ese diciembre caluroso del 74 en la capital chilena cuando desapareció. Había pasado poco más de un año desde que Pinochet se había hecho forzosamente con el poder la mañana del 11 de septiembre de 1973 y la represión en Chile era continua.
“Ya en ese año, en particular, la DINA, que era la Dirección de Inteligencia Nacional que dependía de Pinochet ataca y persigue al MIR en concreto”, rememora Álvaro.
“A diciembre del 74, el MIR estaba prácticamente liquidado. Tras no volver de la universidad se le envía a un centro de tortura que se llamaba ‘Venda Sexy’, el nombre lo dice todo”, contextualiza Álvaro sobre el famoso centro de detención en el que los detenidos permanecían con la vista vendada, mientras eran sometidos a vejaciones de tipo sexual por los agentes de la DINA. Casi dos semanas después de entrar en el ‘Venda Sexy’, el 24 de diciembre, en lugar de celebrar la Navidad con su familia, Jorge desaparece.
“Estuvo 12 días en el centro de tortura y su pista desaparece. Salió de allí y desde entonces no sabemos a donde fue”, explica su sobrino. Testigos presenciales afirmaron en un juicio posterior que aquel día cuatro personas salieron del centro de tortura con destino “desconocido”, según la sentencia. Los detenidos eran dos mujeres y dos hombres, entre los que se encontraba Jorge.
“No sabemos el destino final. ¿Quiénes se lo llevaron?, ¿A dónde?, ¿Qué hicieron con él?”, se pregunta en una llamada con RTVE.es Álvaro. Lo que hicieron con él tiene “dos o tres” posibilidades, todas dramáticas. “O lo tiraron al mar, lo arrojaron a algún otro lugar, o lo enterraron. Enterrarlo es cada vez menos probable porque los sitios de entierro porque ya están casi todos exhumados. No creemos que vayamos a encontrar nuevos sitios de entierro. Todos los caminos nos llevan a pensar que lo tiraron al mar”, afirma con voz firme al otro lado del teléfono.
Medio siglo en búsqueda de dignidad, justicia y reparación
Medio siglo después, la esperanza de encontrar a Jorge es prácticamente nula. “Nosotros lo que buscamos más que encontrar cuerpos es dignidad, justicia y reparación. Cincuenta años después, 49 en mi caso, cuerpos ya no hay, lo que hay son restos. Sí que se pueden encontrar restos, pero dependemos de la voluntad de las Fuerzas Armadas y de la presión política que pueda ejercer este gobierno o cualquiera que venga”, añade.