La Unión Europea no cree que sea momento para que se le vean las fracturas, que las hay. “Hemos visto que no hay fatiga”. Si eso es cierto, solo parece aplicable al apoyo a Ucrania, más allá de algunas dudas y roces. Pero otros temas como la migración si suponen un verdadero dolor de cabeza para los 27, como se demostró este viernes en la cumbre informal del Consejo Europeo en Granada. Fatiga quizá no, pero sí migrañas. El tema, incorporado por Italia, acabó siendo clave en el encuentro además del asunto de la ampliación del bloque, que también se da por hecha para el medio plazo.
Polonia y Hungría no quieren aceptar el acuerdo alcanzado a nivel de ministros y de embajadores, y el primer ministro magiar, Viktor Orbán, fue especialmente duro al comparar la situación con una violación. “Si te violan, en términos legales, y te obligan a aceptar algo que no quieres, ¿cómo puede haber un acuerdo? Es imposible”, sentenció. Para su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, aseguró que su país rechaza el pacto migratorio para hacer frente “a los dictados de Bruselas”.
Bajo esas premisas de los socios más ‘problemáticos’ en la búsqueda del consenso la cumbre acabó distorsionada y de hecho se dio cierto retraso a la hora de terminar la reunión, aunque los líderes acabaron asumiendo que tendrán que seguir abordándolo en el Consejo Europeo ya formal que tendrá lugar en tres semanas en Bruselas. En la Declaración de Granada, que recoge las conclusiones, no se incluyó ni un párrafo sobre el tema. Primeros ministros como Emmanuel Macron, Kyriakos Mitsotakis o Petteri Orpo salieron los primeros del Palacio de Congresos de Granada sin dar lugar a ninguna conclusión clara.
Y así el que iba a ser un punto secundario se convirtió en el tema principal de una cumbre con la que no se quería llegar a ninguna conclusión pero que sí estaba preparada para arrojar algo de luz a uno de los grandes tabúes de la Unión. La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y el Alto Representante, Josep Borrell, coincidieron en la necesidad de tener “una estrategia a largo plazo” que combine “la solidaridad con la seguridad en las fronteras exteriores”. Esos, planes, dijeron, tienen que contar también con los países más díscolos en el asunto.
Italia, en cambio, tuvo otro tono. De hecho tanto Giorgia Meloni como el canciller alemán Olaf Scholz celebraron el acuerdo alcanzado hace algunos días y limaron las asperezas que se vieron durante algunos momentos entre ambos países. Ambos también “constataron el óptimo nivel de cooperación” entre Berlín y Roma y anunciaron que celebrarán en noviembre una cumbre intergubernamental, más allá incluso de que discrepan sobre su visión de la Unión Europea actual.
“No será la última vez que hablemos de migración”, reconoció el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que habló de “efectividad” a la hora de gestionar las llegadas por la frontera terrestre o marítima, y defendió a la vez los acuerdos con terceros países para “proteger esas fronteras” sin olvidar “el factor de la solidaridad”. Nadie se sale de esa línea y al final lo que se hace con el tema es dar una patada hacia adelante, aunque la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen confía en que el acuerdo final “esté cerca”, con un enfoque “mejor estructurado y preparado para el largo plazo”, que cuente con los países de origen y de tránsito, con la inversión correspondiente a través de la Global Gateway. Y lanzó una advertencia: “Somos nosotros los que decidimos quién entra en la UE” y eso va de la mano de “acabar con el discurso de las mafias”.
Pedro Sánchez empezó con agradecimientos y calificando las cumbres como “un verdadero éxito”. Ya entrado en materia, el presidente del Gobierno en funciones celebró además que Granada sea testigo de declaraciones sobre “qué Europa vamos a tener en el futuro”. La presidencia española acepta “el reto” sobre los temas pendientes y sobre el tema migratorio pide “definir qué significa la responsabilidad y la solidaridad para afrontar un asunto europeo cómo es la migración”.
Ampliación sí, pero cómo
El tema migratorio dejó la ampliación en un segundo plano pese a que era inicialmente el eje sobre el que iba a pivotar la reunión. Todos asumen ya que la UE se ampliará hacia el Este, pero la duda está en cómo se aborda ese gran cambio. “Todo esto deja claro que no solo tenemos que abordar las cuestiones de los procesos de adhesión de los países candidatos y en gran medida los requisitos previos para la adhesión y cuándo están garantizados en cada caso. También tenemos que preparar a la propia Unión Europea para el futuro. Esto se aplica especialmente a las estructuras de toma de decisiones”, resumió el canciller alemán, Olaf Scholz. El propio Orbán, por su parte, advirtió respecto a Ucrania que la UE no puede admitir “a un país que está en guerra”.
“La transformación climática, la pandemia y la guerra” son los tres hechos clave para que Europa se transforme, esgrimió Michel. Aceptan además los líderes el reto de que la Unión tiene que reformarse primero, en aspectos como la toma de decisiones o el reparto de fondos, para después aceptar a nuevos miembros. Los 27 creen que tienen que reforzar la base económica de la UE, así como su seguridad y su defensa, con mayores inversiones. Por otro lado la energía tiene que dejar de ser un punto de dependencias y, por último, la UE necesita estrechar lazos con sus socios de otras regiones del mundo. “Creemos en un mundo multipolar”, terminó Michel.
Von der Leyen, por su parte, compartió argumentario: “Esto ha ido de hacer una UE más fuerte, más segura y más independiente”, aseveró, y cree que lo están “consiguiendo”, sobre todo desde el inicio de la guerra en Ucrania, como se ha visto, dijo, sobre todo con la reducción de los vínculos energéticos con Rusia. Eso sí, no todo el trabajo está hecho, avisó, antes de añadir que la adhesión a la UE “no es automática” sino que se basa en “méritos”. También el bloque “tiene que hacer sus propios deberes para estar preparada”.
Esto ha ido de hacer una UE más fuerte, más segura y más independiente
Metsola sobre el tema apuntó que la ampliación necesita a una UE preparada para ella, siguiendo el argumento de Von der Leyen. “Tenemos que estar preparados para cuando lo estén los países candidatos”, sentenció, al tiempo que evitaba hablar de un calendario. El Parlamento Europeo, no obstante, llama a ver avances en las negociaciones. Borrell añadió que es necesario “un enfoque a medida” para cada país porque “no todos tienen las mismas necesidades”. El proceso, incidió, tiene que ser “abierto y claro” para no crear falsas expectativas.
En este sentido ha habido propuestas de todos los colores, pues precisamente la reunión se ha tomado como un brain storming dado su carácter informal. Eslovenia por ejemplo ha propuesto que los nuevos miembros entre en la UE por etapas y que cada paso de etapa se apruebe con una mayoría cualificada. Para algunos expertos consultados por 20minutos esto “generaría muchos desequilibrios ya de primeras”, por lo que no parece una solución viable a un proceso que es largo y exigente. España, por su parte, mantiene como otros socios que lo principal es que los candidatos “cumplan con las reformas y con lo que se recoge en los Tratados”.
Dice el dicho que más vale pájaro en mano que ciento volando y de las cumbres de Granada los líderes europeos se van con muchas fotos y muchas ideas a su alrededor, pero sin ser capaces todavía de aterrizar ninguna concreta. Sí ha servido la cita para esbozar y sobre todo ‘vender’ qué Europa se pretende construir para competir en el escenario global con Rusia y China. La duda está en el cómo, y no todos los Estados miembros coinciden en él. El tiempo dirá.