La exjefa de Gobierno acudió a la cita con el presidente en un restaurante del centro de Ciudad de México, arropada por sus seguidores que la empujaban a su paso
La cena reservada en un restaurante del centro de la capital mexicana donde se han reunido Claudia Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, los gobernadores de Morena y los perdedores de la encuesta a la ciudadanía organizada por el partido, se ha convertido en una especie de alfombra roja donde los asistentes al acto no han dejado de hacerse fotos con el móvil. La exalcaldesa de la capital, ahora cabeza de cartel por Morena para las presidenciales de 2024, ha tenido que sortear un tumulto de simpatizantes que la empujaban de un lado para otro sin que consiguiera abrirse paso. Sin perder la paciencia, ha saludado sonriente. En dicho acto, el presidente del Gobierno le entregó el bastón de mando que la acredita como líder de la Cuarta Transformación, el movimiento de López Obrador para cambiar México. No es un acto protocolario ni tradicional, sino más bien un gesto del partido que simboliza la entrega del poder a Sheinbaum, quien, de ahora en adelante, deberá llevar el timón del proyecto. En la mañana, la candidata dijo que para ella era “un orgullo, un honor y una responsabilidad”. Sheinbaum levantó el bastón, que venía decorado con cintas de colores, y besó al presidente.
La Cuarta Transformación está garantizada con la nueva candidata, en palabras de López Obrador, quien en su conferencia dijo sentirse tranquilo por este traspaso, dado que considera a Sheinbaum una mujer de principios y “honesta”. La austeridad que ha enarbolado el mandatario en su sexenio encuentra en la exalcaldesa un traspaso inequívoco, a su parecer, pues esta, ha dicho, sabrá resguardar los valores de la izquierda, la lucha contra la corrupción y el combate a la pobreza, donde se resumen los mandamientos de López Obrador.
“Es un honor estar con Obrador”, coreaban los congregados en la calle. El presidente llegó a pie tras un corto trayecto desde el Palacio Nacional, y apenas contestó a los periodistas que le preguntaban por Marcelo Ebrard, el aspirante que quedó el segundo en las encuestas y que ha roto la relación con Morena. López Obrador solo dijo que estaba muy contento con la entrega del bastón: “Feliz, feliz, feliz”, dijo con semblante sereno mientras le abrían paso entre los representantes de los medios de comunicación. Si Ebrard ha contestado o no a las llamadas de Sheinbaum o del presidente del partido, Mario Delgado, es por ahora una incógnita. Del excanciller solo se sabe que andan buscándole en la oposición para sumarle a sus proyectos.
Mucho se está hablando en las últimas horas de un posible aterrizaje del exsecretario de Exteriores en Movimiento Ciudadano, el partido que lidera Dante Delgado y que se ha resistido a incorporarse al bloque opositor, pero que aún sigue sin designar un candidato para las presidenciales. Todas las incógnitas permanecen abiertas. Morena no ha ahorrado esfuerzos para atraerlo de nuevo a sus filas. El presidente tuvo palabras halagadoras hacia él y la propia Sheinbaum se esmeró en solicitar su presencia en el proyecto en aras de la unidad.