El mandatario defendió las iniciativas de su ejecutivo a favor de los pobres. Además, arremetió contra los jueces e insistió en la necesidad de reformar el Poder Judicial.
Fue la quinta vez que el presidente de México presentaba un informe de gestión, pero a diferencia de las anteriores, que el mandatario reunía a sus seguidores en el Zócalo de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador viajó al sur de México, para supervisar en el terreno las obras del Tren Maya, considerado un ícono de su gestión. Desde ahí, el jefe de Estado defendió la idea de atender a los pobres, bajo una filosofía que llamó “humanismo mexicano”.
El mandatario, también, defendió la gestión de su gabinete en el ámbito económico.
La pelea que AMLO ha presidido con el Poder Judicial y sobre todo con los ministros de la Suprema Corte de Justicia, que han tumbado varias de sus reformas, también fue objeto del discurso del mandatario. López Obrador afirmó que enviará al Congreso una iniciativa de reforma constitucional, a la que llamó “limpiar al poder Judicial de complicidades y conflictos de interés”.
Fue el último informe que rendía el mandatario antes de las elecciones presidenciales de 2024. Sin embargo, lejos de un tono de despedida, y con una aprobación del 57 por ciento, que podría asegurarle seis años más del Gobierno a su partido Morena, AMLO habló de reformar la Constitución para que las medidas que no ha podido implantar por falta de apoyos legislativos salgan adelante.