El candidato de ultraderecha quiere abrir los clubes profesionales al capital privado
De llegar al gobierno Milei, romperá relaciones con el Vaticano, la idea mas estúpida que haya escuchado de un político, solo por puro fanatismo..
Rasgo indisociable de la cultura argentina, el fútbol se zambulló en la campaña para la segunda vuelta electoral que este domingo definirá al presidente entre el peronista Sergio Massa y ultraderechista Javier Milei. La propuesta de este último de transformar los clubes en sociedades anónimas ha incendiado el sector de tal manera que los afiliados a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) salieron abiertamente en contra del candidato libertario. En el caso de los jugadores, prácticamente todos han optado por el silencio. A diferencia de lo ocurrido en Brasil, donde en 2022 Neymar, Ronaldinho, Rivaldo y otras estrellas brasileñas anunciaron sus preferencias por Jair Bolsonaro o por Luiz Inácio Lula da Silva, solo un jugador de primera división se ha pronunciado públicamente a favor de un candidato.
Aunque se trate de un asunto menor en comparación a los puntos más disruptivos de la campaña de Milei, como el negacionismo del terrorismo de Estado de la dictadura, la regulación de los mercados de armas y de órganos, la dolarización de la economía o la ruptura con el Vaticano y las economías chinas y brasileñas, el anuncio de un cambio drástico para la estructura de los clubes del fútbol profesional ha levantado ampollas.
De convertirse este domingo en presidente, Milei anticipó que promocionará la llegada de las sociedades anónimas para las instituciones deportivas, un modelo de capitales privados que está prohibido por ley en Argentina, donde los clubes funcionan desde hace más de 100 años como sociedades civiles sin fines de lucro y son administrados por dirigentes electos a través del voto de sus socios.
“A mí me gusta el modelo inglés, las sociedades anónimas, clubes que cotizan en Bolsa”, declaró Milei en octubre de 2022, cuando su fuerza política, La Libertad Avanza, parecía lejos de la Presidencia y faltaban dos meses para que la Albiceleste ganara el Mundial de Qatar. “Boca podría ser comprado por capitales árabes o River por capitales franceses. ¿Qué carajo te importa de quién es [el club] si le ganás 5 a 0 a River y sos campeón del mundo? ¿O preferís seguir en esta miseria, en este fútbol de peor calidad? ¿Cómo nos va cada vez que salimos de Argentina?”, dijo.
Milei insistió esta semana con el modelo privatizador. “¿Por qué restringir la posibilidad de tener clubes que sean sociedades anónimas? ¿Qué pasa si alguien quiere que su club sea como el Manchester City? ¿Cuál es el problema? ¿En qué afecta a las otras instituciones?”, repitió el candidato libertario en las horas previas a la segunda vuelta. Sin embargo, en sintonía con el intento de moderación que mostró en las últimas semanas para sus propuestas más extremas, esta vez matizó: “Los clubes [también] pueden seguir como están ahora, sin problema. ¿Pero tiene que haber un sólo esquema de estructura societaria?”.
La respuesta de los clubes fue lapidaria contra Milei. En gran parte por su característica histórica de no permitir capitales privados, pero también orientada por la cúpula de la AFA, que mantiene buena relación con Massa, que además de candidato y ministro es desde hace 20 años dirigente del club Tigre, de Primera División y con sede en la ciudad de ese nombre, vecina de Buenos Aires.
Desde River Plate y Boca Juniors hasta los equipos más humildes del Ascenso, más de 100 clubes se pronunciaron en sus redes sociales en oposición a las sociedades anónimas, lo que en la práctica significaba un claro posicionamiento en contra del candidato libertario y de su nuevo socio político, Mauricio Macri, el expresidente de Argentina y de Boca que también aboga por la llegada de capitales privados.
“Fiel a sus orígenes, respetuoso de los claros principios defendidos durante casi 120 años, Boca Juniors ratifica su carácter de asociación civil sin fines de lucro y la premisa de que nuestro club es de su gente, socios y socias que lo vuelven cada día más grande”, publicó la cuenta oficial. “Siguiendo el espíritu de nuestros fundadores, rechazamos a las sociedades anónimas en el fútbol argentino. El Club Atlético River Plate es una asociación civil sin fines de lucro, y siempre será de sus socios y socias, que son el sustento de estos 122 años de grandeza”, coincidió su clásico rival.
Los clubes, que en Argentina no son únicamente equipos de fútbol –también ofrecen espacios para diversas actividades deportivas y conforman un tejido social en medio de la crisis económica–, concentran a multitudes no sólo los días de partido. Los 28 equipos que participan en la Liga Profesional suman 1,5 millones de asociados, el 3% de los 46 millones de la población argentina, un porcentaje que no incluye al resto de los simpatizantes que también son hinchas de los distintos equipos pero sin pagar la cuota mensual.
Sin empresas privadas a cargo de los clubes, la Liga Argentina de Primera División y de las categorías del Ascenso es un caso atípico dentro del mapamundi del fútbol. En Sudamérica, sólo Ecuador y Paraguay repiten este patrón. En el resto de los torneos del subcontinente conviven los dos sistemas, en algunos casos con mayoría de gestión privada y en otros con autonomía.
En Brasil, sólo seis de los 20 equipos de Primera División son sociedad anónima, y no los más poderosos. En Chile, la proporción es inversa: apenas dos de los 16 clubes de Primera son corporaciones, es decir clubes según la denominación argentina –el resto pertenece a empresas–. Algo similar ocurre en Colombia: de los 20 clubes de Primera, únicamente dos están por fuera de las sociedades anónimas. En Uruguay, de los 16 equipos de Primera, seis responden a capitales privados. En Perú gana el sistema tradicional: solo cuatro de los 18 participantes de Primera son gestionados por empresas.
Pero más allá de la defensa de un modelo que atravesó generaciones de argentinos, que produce orgullo legítimo y que sigue generando buenos resultados –por éxitos deportivos y por generación de futbolistas con talento–, la avalancha de tuits en contra de Milei y de Macri también se explica en el apoyo abierto del presidente de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), Claudio Tapia, al candidato oficialista, Massa. “Habrá un enorme desafío cuando te toque seguramente conducir este país”, lo alentó el dirigente futbolístico al líder de Unión por la Patria en octubre pasado, durante el anuncio oficial del único partido del Mundial 2030 que albergará Argentina.
Sin embargo, el interés explícito de los dirigentes, que también tiene secuelas en diversos clubes –Macri se presentará a comienzos de diciembre como candidato a vicepresidente de Boca para intentar desplazar al ídolo y actual dirigente, Juan Román Riquelme–, no tuvo continuidad en los jugadores. A diferencia de sus colegas brasileños, y también de Diego Maradona, que solía dejar en claro su posicionamiento político, la enorme mayoría de los futbolistas argentinos casi no participaron en la campaña.
Apenas un puñado de futbolistas en actividad, y uno solo de Primera División –Juan Cruz Komar, de Rosario Central–, firmó una solicitada a favor de la candidatura de Massa. También uno de los 26 jugadores de la selección campeona del mundo, Lisandro Martínez –actualmente en Manchester United–, le dio un me gusta en redes sociales al artículo que, entre otros puntos, mostraba su oposición al respaldo que Milei le dio a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, calificada de “asesina de guerra” por el conflicto bélico de las Islas Malvinas en 1982.
En la conferencia de prensa previa al partido del jueves pasado ante Uruguay por las Eliminatorias 2026 –que la Celeste ganó 2 a 0 en La Bombonera-, el técnico de la Albiceleste, Lionel Scaloni, prefirió no responder cuando le preguntaron sobre una eventual privatización de los clubes. “No, en eso no me meto”, replicó el entrenador. Macri, que en 1993 presentó en su rol de empresario el primer intento de sociedad anónima en el fútbol argentino, pero luego llegó a presidir Boca por el voto de los socios, interpretó esa respuesta como un guiño a favor de su socio político y lo felicitó: “Grande Scaloni, que no se dejó asustar”.
A su vez, por fuera del fútbol profesional, miles de clubes de barrio de todo el país –donde comenzaron sus carreras los 26 campeones del mundo en Qatar– también están alertas por un posible triunfo de Milei, quien en diferentes entrevistas dio por hecho que, si es presidente, cortará con los subsidios estatales de agua y luz con los que cuentan las instituciones. “¿Quién los financia? Con la cuota de los socios no alcanza”, dijo, dando a entender que también deberán privatizarse.
En voz de los jugadores o en comunicados de los clubes, a un lado o al otro del arco ideológico, la pelota y el fútbol jugaron en las elecciones brasileñas y también lo harán en las argentinas. Casi como un guiño del calendario, Brasil-Argentina se enfrentarán este martes, dos días después de las elecciones, en el Maracaná por las Eliminatorias al Mundial 2026.