Un disidente de las FARC habló de su deseo de conseguir la “paz completa” en Colombia. ¿Qué hay detrás de esas palabras? Cinco años después de la firma del acuerdo de paz, su implementación no deja de suscitar dudas.
Iván Márquez, comandante del grupo armado Segunda Marquetalia, expresó su deseo de tener una “paz completa” en Colombia e invitó al gobierno a iniciar un dialogo con grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las organizaciones armadas que reemplazaron al paramilitarismo. Sus declaraciones han reavivado la controversia entorno a las limitaciones en la implementación del acuerdo de paz, que ya cumple cinco años desde su inicio. Actualmente, el asesinato de líderes sociales, la escasa redistribución de tierras, la situación del narcotráfico y la marcada desigualdad social son un recordatorio de esas problemáticas que el acuerdo debía solucionar. Las elecciones presidenciales de 2022, podrían dar un nuevo giro a la historia del acuerdo y el conflicto armado en Colombia.
“Paz completa” y los nuevos actores del conflicto
La propuesta de Márquez no es del todo novedosa. “Desde tiempo atrás, varias organizaciones sociales y mesas humanitarias han venido trabajando en la idea de una paz completa. Ellos ya hacían énfasis en la necesidad de reanudar el diálogo con el ELN”, comenta Alejandro Restrepo, investigador de paz y postconflicto en la Fundación Paz y Reconciliación. “Lo realmente novedoso, es entablar dialogo con los sucesores del paramilitarismo y con grupos armados post FARC, también conocidos como disidencias”, agrega.
Para Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, las declaraciones de Márquez parecen más una estrategia para ganar tiempo que una oferta sincera de acogerse a un proceso de negociación. “El viene a pedir unos nuevos términos argumentando que la paz que se firmó con las FARC, de la que él fue firmante y negociador, fue incompleta”, agrega. Con el acuerdo de paz vino el desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayoría de sus integrantes iniciaron una transición hacia la vida civil y fundaron el partido político Comunes. Por su parte, algunos combatientes, como Iván Márquez, decidieron no acogerse al acuerdo y crearon grupos armados o disidencias, entre los que se incluye Segunda Marquetalia.
Si bien Márquez decidió no acogerse a los términos del acuerdo, es un hecho que el panorama de los actores armados en Colombia ha cambiado desde la firma del acuerdo de paz. Al desaparecer, las FARC dejaron un vacío de poder en muchas zonas de Colombia. Un espacio que debía ser recuperado por el Estado colombiano, pero que en realidad ha venido siendo ocupado por grupos armados ilegales. “Grupos paramilitares como el Clan del Golfo, la guerrilla del ELN o las disidencias de las FARC se han visto fortalecidos desde 2018. Fecha que coincide con el inicio del gobierno de Iván Duque y el cambio en la política de seguridad colombiana”, indica Restrepo.
Carrera de obstáculos hacia la paz
Con el propósito de dar fin al conflicto armado y lograr una paz estable y duradera, las FARC y el gobierno colombiano lograron un acuerdo, que según Sabine Kurtenbach, profesora honoraria de la Universidad de Marburgo, “es uno de los más integrales a nivel global”. La diversidad y complejidad de los puntos allí tratados, dificultan su realización. “Implementar el acuerdo de paz es una tarea demasiado grande y demasiado ambiciosa como para que una sola administración la pueda completar. En esa medida, ha hecho falta una visión común de largo plazo que nos permita avanzar, construyendo sobre los logros de gobiernos pasados”, comenta Guzmán. La administración del presidente Santos inició la implementación, proceso que fue revisado y tomó un rumbo diferente durante el gobierno de su sucesor, el actual presidente, Iván Duque. “En lugar de avanzar con la puesta en marcha del documento, la administración de Duque detuvo el proceso, lo reanalizó según sus interpretaciones políticas y lo aplicó de manera selectiva. Eso consumió mucho tiempo valioso, pues cuando reanudaron el proceso llegó la pandemia de COVID”, cuenta Guzmán.
Según Alejandro Restrepo, el principal obstáculo que ha enfrentado la implementación del acuerdo de paz han sido “las fuerzas políticas del gobierno y sus aliados”. Para Restrepo, dicho acuerdo se convirtió en el símbolo de una ruptura en la política colombiana, la separación definitiva entre el proyecto de país del entonces presidente Juan Manuel Santos y el de Álvaro Uribe, líder del partido Centro Democrático. Habiendo llegado a la presidencia como candidato de dicho partido, “la resistencia de Duque a la implementación de los acuerdos no se trata de un asunto personal. Es un reflejo de los intereses políticos y económicos de los grupos que respaldaron su candidatura”, anota Restrepo. “Parece que tuvieran miedo a que se sepa lo que pasó durante la guerra”, concluye.
Nueva administración
El resultado de las elecciones presidenciales de 2022 podría hacer cambiar de nuevo el panorama de la implementación de los acuerdos de Paz. Sin embargo, algunas cosas parecen inamovibles. En primer lugar, se mantienen las dudas sobre la puesta en marcha de la paz. “Si bien los colombianos creen en la paz como concepto, son muy escépticos sobre la voluntad de las partes para implementarla”, comenta Guzmán.
Por otra parte, los pequeños avances logrados en algunos aspectos de la implementación, aunados al apoyo internacional, son una fuente de esperanza. “A los candidatos les va a quedar muy difícil ir en contra de los acuerdos de paz en sus campañas, no solo porque afectaría mucho su popularidad como candidatos sino por el amplio respaldo internacional que tienen”, indica Guzmán.