Bogotá — En medio de la puja por el control de Monómeros, que ya nombró a Ninoska La Concha como nueva gerente, las compañías de la industria de fertilizantes en Colombia avivan la batalla para ganarle participación a esa empresa de capital venezolano que llegó a controlar el 37% del mercado colombiano, para lo cual realizan inversiones en infraestructura y en su capacidad para producir localmente.
Tras el reconocimiento del nuevo Gobierno colombiano a la Administración de Nicolás Maduro, esta ha recuperado el control de Monómeros y solicitó 23 órdenes de captura internacional a personas vinculadas a un supuesto caso de corrupción en la empresa, entre los cuales figuran Guillermo Rodríguez Laprea, anterior gerente general.
El ministro del Petróleo en Venezuela, Tareck El Aissami, manifestó que “después de que Monómeros era una de las empresas más poderosas de Colombia, hoy es un cementerio de ruinas, devastada totalmente, con una capacidad de producción de 0%”.
En medio de la situación de la filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) con sede en Barranquilla, otras empresas quieren demostrar que hay vida después de Monómeros con sus planes para garantizar la disponibilidad de fertilizantes, aunque en la actualidad la vocación de la industria local sea claramente la transformación de productos importados, aunque con ciertas excepciones.
Esta carrera se alinea con el plan del Gobierno colombiano que busca subsidiar el precio de los fertilizantes para beneficiar a unos 120.000 productores, pero en el largo plazo la apuesta es poder fortalecer la producción local de estos insumos, aunque sean conscientes de que alcanzar la autosuficiencia es una probabilidad remota. Esto se da en medio de una fuerte escalada de la inflación, que alcanzó el 10,84% anual en agosto, el mayor nivel en 23 años, con un fuerte impulso del costo de los alimentos en el país.
La composición del mercado
El presidente y cofundador de la compañía colombiana Nitrofert, Andrés Piñero, destaca que el país tiene un consumo de unas 2 millones de toneladas anuales de fertilizantes, pero la demanda se ha mantenido muy plana en los últimos años.
Del total del consumo interno, cerca de un 70% se concentra en presentaciones simples o de mezcla física -nitrógeno, fósforo y potasio en cada una de sus especificaciones- y el 30% del mercado corresponde a un complejo granulado NPK, cuya partícula ya contiene los tres componentes en cada una de las concentraciones gracias un proceso químico.
El directivo explica que el país hoy importa todas las materias para hacer el fertilizante simple y la mezcla, aunque existen facilities de NPK en Colombia. “Lo primero que hay que considerar cuando uno evalúa la matriz de abastecimiento de nutrición vegetal en Colombia es que efectivamente como país nunca tuvimos el origen propio. En la nutrición vegetación los principales tres macronutrientes son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K). Es una mesita de tres patas. Colombia no tiene ni el origen ni las fuentes de ninguna de ellas”.
“En el caso del nitrógeno porque nunca desarrolló su infraestructura propia de nitrogenados y en el caso del fósforo y potasio porque es un producto de la minería que no tiene los orígenes en las concentraciones, ni las capacidades suficientes y los tenores adecuados para la agricultura”, explicó.
Con esto se tiene que Colombia históricamente ha sido un país dependiente de la importación de materias primas para la nutrición y de los macronutrientes para los agronegocios, en tanto que la vocación de las empresas que se han dedicado a abastecer a los productores en el país ha sido de transformación y distribución, “que ya de por sí tiene sus desafíos por las características geográficas y logísticas del país”. En todo caso, y en línea con la visión de Colombia, las empresas están haciendo apuestas más decididas para que la producción local sea más importante.
Sí hay oportunidad de producción local
El líder de Yara para Latinoamérica, Pedro Parenti, explica que si bien en un momento el negocio creció apalancado en la importación proveniente de Europa, en la actualidad están produciendo directamente en Colombia más de 400.000 toneladas de fertilizantes, 80% de lo cual se dedica al mercado local y el remanente se exporta a otros destinos. Parenti cree que con los esfuerzos y las inversiones que están definiendo pueden aumentar en 80.000 toneladas la producción de fertilizantes local en el país.
“Es cierto que es importante la producción nacional. Si vemos lo que pasó con la pandemia, sobre todo en los primeros meses de convulsión, el precio de los fertilizantes y de los alimentos fue aumentando de a poco. Y eso se disparó durante la guerra en Ucrania y la crisis energética que estamos viviendo. El hecho de que en Colombia haya producción local permitió garantizar la disponibilidad de fertilizantes para el campo”, manifestó Parenti.
Para el ejecutivo, Colombia “es un mercado en el que sí es bueno producir, sí es bueno ir creciendo”, por lo que la compañía está definiendo un plan para fortalecer su capacidad de producción. Este se sustenta en la facultad que tiene la empresa para producir localmente amoníaco, que es la base del fertilizantes nitrogenados, y nitrato de calcio, que es clave para la calidad de los cultivos”, según dice.
Frente a los macronutrientes que hoy se requieren importar, dijo que “tal vez se descubran yacimientos que hoy no se conozcan, pero para hacer minería de ese tipo sí hace falta una escala. Entonces realmente, si mañana se descubre una mina de fósforo no va a ser para la producción de fertilizantes local, debería ser algo más grande”.
“Pero esa es un porción de la materia prima, yo creo que lo importante es tener acá la producción del fertilizante, eso es lo estratégico. Y obviamente de la manera que lo hace Yara, partiendo del gas natural para hacer el amoníaco, es la más eficiente y competitiva para llevarlo adelante”, argumentó.
En cuanto a la producción local de fertilizantes, Andrés Piñero reconoció que aunque no es una de las prioridades inmediatas sí están revisando una serie de proyectos relacionados con fuentes de fósforo de bajo tenor, pero que “con ciertos procesos y en alianza con productores se pueden evaluar”.
“Producimos en Colombia un fertilizante orgánico-mineral y la materia prima de este es local, que es derivada del proceso de la caña de azúcar. Eso ya lo estamos produciendo. (…) Siempre buscamos orígenes y fuentes alternativas nacionales para complementar temas de enmiendas de suelo, fertilización orgánica, insumos para el fertirriego. Todo eso es de fuente local, con nuestras plantas tanto en el Caribe, en Santa Marta, como en el pacífico en Buga, Valle del Cauca”, dijo Piñero.
“Vamos buscando siempre complementar el portafolio, porque creo que es parte de la pedagogía que hay que hacer, no es sustituir unas por otras sino complementar porque Colombia debería demandar el triple de nutrición vegetal, de lo que demanda hoy, y eso solo es posible si complementamos lo que ya existe con lo nuevo”, apuntó.
Las apuestas de los jugadores locales
Nitrofert, con cerca de 200 colaboradores directos y 500 indirectos, dijo que los esfuerzos de la compañía, entendiendo la matriz de abastecimiento, se concentran en tener las infraestructuras de transformación, distribución y alcance logístico de fertilizantes, acompañado de asistencia técnica y encadenamiento y comercialización del alimento.
“Esperamos poder salir públicamente al mercado en el último trimestre del año con nuestra propia operación de financiamiento al agricultor de la mano con nuestra cadena de valor”, por medio de la cual ofrecerán créditos directos a través de su propia plataforma digital, adelantó el ejecutivo.
Al igual que Pedro Parenti, de Yara, Andrés Piñero comentó que no están interesados en presentar una oferta ante una eventual venta de Monómeros, aunque sí señaló que los pilares de inversión se centran en la actualidad en robustecer y fortalecer la capacidad de infraestructura logística con miras a impulsar la productividad de su planta NitroCaribe en Santa Marta (más de 11 hectáreas propias que colindan con el puerto y la vía férrea).
“Estamos desarrollando un joint venture (en alianza con los concesionarios existentes) para desarrollar una infraestructura propia férrea que permita robustecer y ampliar las capacidades de abastecimiento al centro del Magdalena Medio con una eficiencia en costos, capacidad de movilización de carga y en huella de carbono”, apuntó.
Por su parte, Yara ha estructurado tres ejes estratégicos para no solo fortalecer la producción local de fertilizantes, sino también reducir su huella de carbono y mejorar la eficiencia energética. El presupuesto es equivalente a unos US$100 millones, que está siendo discutido y cerca de ser aprobado, dijo el ejecutivo.
La firma noruega espera que la puesta en marcha de este plan le ayude a reducir 450.000 toneladas de CO2 en la planta de Cartagena y así disminuir también en un 60% la huella de carbono de los fertilizantes que produce en Colombia.
Yara, que tiene una planta de producción de NPK y de nitrato de calcio en Cartagena; una de mezclas en Yotoco, Valle del Cauca; y dos terminales de distribución para las zonas de Urabá y el centro del país, señaló que buscará avanzar en la transferencia de conocimiento para aumentar la productividad y mejorar la calidad de cultivos como café, maíz, cacao, pastos, papa, arroz, flores, palma y caña, a través de la adopción de fertilizantes con menor impacto ambiental.
Contexto local e internacional desafiante
El mercado local se ha visto retado no solo por la situación de Monómeros sino por todo un contexto internacional desafiante ante la crisis logística mundial y las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea a Bielorrusia, considerado el segundo mayor productor de potasio de exportación mundial.
A este contexto adverso se han sumado otros factores como la guerra entre Ucrania y Rusia, y la crisis energética europea que provocó un cierre parcial o total de todas las plantas productivas de fertilizantes nitrogenados en ese continente.
En Colombia se han sumado otros factores, según la industria, como una tasa de cambio alta frente al dólar que hace más caras las importaciones, el cambio climático y la reducción de las áreas de producción.
El presidente de Nitrofert destaca la estrategia gubernamental de aumentar la producción del agro, pero matizó que para garantizar que estos “esfuerzos tengan impacto y sean sostenibles, deben ser orientados en la forma adecuada”.
“De forma tal que los esfuerzos que haga el Gobierno, la institucionalidad y las entidades públicas en materia de apoyo al campo, que vayan orientados a las eficiencias, al acompañamiento y al financiamiento del productor, que va a ser mucho más eficiente y sostenible. El productor del agro en Colombia por su naturaleza y por su condición tiene su vocación emprendedora, desarrolla su propio cultivo y sale adelante, necesita es que la institucionalidad le dé las herramientas en términos de conectividad, vías terciarias, logística y sobre todo de educación, servicios públicos, financiamiento y abastecimiento”, apuntó.