Abascal calienta las protestas ante las sedes del PSOE pero se desentiende de su seguridad
La policía justifica el uso de gases lacrimógenos en la protesta de Madrid por los ataques de 200 personas “de estética ultra”
Vox trata de ser a la vez un partido institucional y un partido antisistema. Santiago Abascal presume de que Vox está presente en cinco gobiernos autonómicos y más de un centenar de ayuntamientos, pero no renuncia a calentar la calle con declaraciones incendiarias, mientras atribuye al Gobierno en funciones “la ruptura total de la convivencia y la paz social en España”, como hizo este lunes por la mañana.
El partido ultra convocó por la tarde una docena de concentraciones ante las sedes del PSOE en las principales capitales de provincia, pero no lo hizo directamente, sino a través de Revuelta, asociación juvenil vinculada a Vox y creada hace poco más de un mes. En cabeza de la manifestación, en la madrileña calle Ferraz, estaba su pancarta ―con el lema “paremos la traición”― y ondeaban sus banderas de color granate, ya que uno de los aspectos más cuidados de la recién nacida organización es el diseño. Lo que no había por ninguna parte era un servicio de orden.
Vox se desentendió de la seguridad de una concentración que formalmente no era suya y su frente juvenil tampoco se hizo cargo de garantizar el desarrollo pacífico de un acto en el que había numerosas personas mayores y niños y donde la muchedumbre ―según la Delegación del Gobierno asistieron 3.800 personas― se apelotonaba en el estrecho espacio delimitado por la anchura de la calle sin posibilidad de avanzar. El resultado fue que formaciones antisistema, como el grupo neonazi Hogar Social, Desokupa o las distintas ramas de Falange, tomaron la iniciativa.
En un lateral de la cabecera, varios manifestantes, enarbolando una bandera española con el águila imperial, gritaban “¡Patria, Justicia, Revolución!” o “Se va a acabar la Monarquía liberal”. Estos lemas tampoco resultaban disonantes en una manifestación en la que se veía a familias elegantemente vestidas vociferar “¡Pedro Sánchez, hijo de puta!”, como si fueran hinchas exaltados de un equipo al que el árbitro hubiera robado un penalti. Y en la que se provocaba a los policías con lemas racistas como “¡con los moros no hay cojones!”.
El vicepresidente de Castilla y León, Juan García Gallardo, compartió pancarta un rato con los jóvenes de Revuelta, mientras que su líder nacional, Santiago Abascal, se acercó a la parte trasera de la marcha, donde fue aclamado con gritos de “¡presidente! ¡presidente!” y se hizo fotos con sus admiradores.
Ya se habían marchado ambos cuando algunos manifestantes encendieron bengalas e intentaron derribar las vallas que les separaban de la sede federal del PSOE, cerrada a cal y canto a unas decenas de metros de distancia. La primera vez, los agentes, sin material antidisturbios, soportaron la presión sujetando las vallas con sus brazos. La segunda, golpearon con sus porras a la primera fila de manifestantes, que lanzaron botellas de vidrio a la zona donde estaban las furgonetas policiales y los periodistas. A continuación, equipados ya con material antidisturbios, liberaron gases lacrimógenos, lo que convirtió la zona en irrespirable y obligó a la muchedumbre a dispersarse.
A partir de ese momento, la policía comenzó a despejar la calle Ferraz con botes de humo y disparos de salvas, mientras los manifestantes volcaban cubos de basura y arrojaban objetos. El balance fue de tres detenidos y una decena de atendidos por los efectos de los gases lacrimógenos en las ambulancias del SUMMA 112 que se desplazaron a la zona.
Atestado policial
El atestado policial recoge que durante la concentración se detectó la presencia de unos 200 individuos “con el rostro cubierto y estética ultra”, según fuentes conocedoras del documento. Los responsables del operativo responsabilizan a este grupo de ser el causante de los altercados que obligaron a los miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) a utilizar botes de humo inocuos (por eso los policías no llevaban máscaras en un primer momento) y, más adelante, gases lacrimógenos; al provocar a los policías con el lanzamiento de objetos e intentar superar la barrera policial. Los agentes intervinieron a los manifestantes violentos una pala, tres palos de madera, una barra de hierro y tres barras extensibles.
El atestado detalla que sobre las 20.00 los agentes detectaron, entre los manifestantes pacíficos, la aparición de individuos embozados que progresaban hacia la cabecera de la concentración, cerca del vallado dispuesto para evitar que llegasen hasta la sede socialista. Esto llevó a los responsables del operativo a incrementar el número de agentes junto a la línea de contención. Solo media hora después, uno de estos individuos saltó la valla y agredió a un policía, por lo que fue detenido.
Siempre según el atestado policial, a las 21.00 de este lunes, cuando parte de los manifestantes empezaban a abandonar el lugar, se detectó que el número de personas con el rostro cubierto y estética ultra se había incrementado y que habían comenzado a distribuirse por la primera fila, tras lo que comenzaron a cortar las bridas que unen las vallas para poder superarlas. Es en ese momento cuando se lanzaron botellas de cristal y otros objetos sobre los agentes y estos realizaron el lanzamiento de humo inocuo (no lacrimógeno) “como advertencia de la inminente intervención”, asegura el atestado.
Poco después, los antidisturbios lanzaron una primera carga que consideran “proporcionada”, tras la cual la manifestación quedó reducida a dos centenares de personas de estética ultra. “Ante el cruce de contenedores y otros elementos en las calles aledañas y el lanzamiento de objetos contra los agentes, se vuelve a lanzar “fumígeno [humo] inocuo” y, poco después, gases lacrimógenos, añaden fuentes policiales. En ese momento fueron detenidas otras dos personas.
Ataques a Marlaska
A través de las redes sociales, Abascal calificó al ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, de “vil mamporrero” de Sánchez, y le acusó de haber apaleado y dispersado a “miles de españoles de bien”, mientras García-Gallardo denunciaba la actuación policial. “Gases lacrimógenos sin agresión previa y porrazos a chavales indefensos. Lo que ha sucedido hoy en Ferraz ha sido una salvajada”, escribió el vicepresidente castellanoleonés en la red X (antigua Twitter).
Sin embargo, los líderes de Vox ya contaban con que las protestas acabaran en incidentes. Por eso Abascal se adelantó por la mañana a culpar de lo que pudiera suceder a “los alborotadores profesionales que el Partido Socialista y el Gobierno en funciones van a enviar seguro a las manifestaciones que de manera tranquila y contundente están realizando los españoles ante las sedes del Partido Socialista”. No hacía falta, sin embargo, que hubiera ningún provocador. Revuelta, la asociación convocante, lanzó a primera hora de la tarde un tuit premonitorio con la frase “la calma que precede a la tormenta”, acompañada del dibujo de un incendio. Previamente, había reposteado a un asesor de Vox en el Parlamento Europeo, Arturo Villa, quien se burló de que el PSOE del barrio madrileño de Hortaleza se quejase de que hubieran rociado su fachada con pintura azul. “La amnistía rompe el tablero, cambia las reglas del juego”, escribió amenazante.
Este martes, Justicia Policial (Jupol, el sindicato mayoritario en la Policía Nacional) ha pedido “el cese o la dimisión inmediata del delegado del Gobierno en Madrid” por dar la orden de cargar contra los manifestantes de la calle Ferraz. Jupol, que tilda la actuación de los antidisturbios “proporcional a las agresiones que se estaban recibiendo los agentes, empleando los materiales autorizados y un uso proporcionado de la fuerza”, considera, sin embargo, que la orden de cargar se tomó con excesiva “celeridad y contundencia” por parte de la cúpula policial. “Una forma de proceder que si se hubiera aplicado por ejemplo en los disturbios de Barcelona de 2019 [tras la sentencia del Supremo que condenó a los líderes del procés] hubieran podido evitar cientos de policías heridos y que tres agentes de la UIP ahora no estuvieran jubilados por las lesiones sufridas”, añade el texto. Un policía elegido en las listas de Jupol en las últimas elecciones sindicales es ahora asesor parlamentario de Vox.
Revuelta ha anunciado que seguirá manifestándose ante la sede del PSOE, mientras que el responsable de organización de Vox en Barcelona y diputado provincial Jordi de la Fuente, ha escrito: “No queremos un 15M de la derecha. Queremos un Dos de Mayo”. De la Fuente fue máximo dirigente del partido neonazi Movimiento Social Republicano (MSR).
Ruptura institucional
Abascal ha recuperado este martes su ropaje institucional y ha comparecido ante los medios de comunicación flanqueado por los cuatro vicepresidentes de su partido en gobiernos autonómicos (Castilla y León, Comunidad Valenciana, Aragón y Murcia). El líder ultra ha intentado desmarcarse de los episodios de violencia que se produjeron el lunes en el entorno de la sede del PSOE. Tras reiterar su apoyo a “todas las movilizaciones de resistencia pacífica al golpe de Sánchez”, ha apostillado: “Si no es pacífica, no es nuestra”. Aunque ha asegurado que participará en todas las manifestaciones que le permita su agenda, no ha aclarado si esta le permitiría acudir a la convocada para este mismo martes por la tarde.
Abascal ha anunciado la presentación de una querella contra el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín. También ha pedido la dimisión de este último, apoyándose en los comunicados de los sindicatos Jupol y Unión Federal de Policía (UPF). Abascal ha evitado confrontar con los mandos policiales, atribuyendo las decisiones operativas al mando político, y ha pedido a los policías que “no obedezcan orden ilegales”, algo que ya puede hacer cualquier funcionario, siempre que ilegalidad de la orden sea evidente y manifiesta.
Para evitar enfrentamientos con la policía, ha anunciado que Vox pedirá que todos los gobiernos autonómicos de los que forma parte convoquen “manifestaciones institucionales”contra el pacto del PSOE con los independentistas. Y ha añadido que, si Sánchez es investido presidente, propondrá “poner fin a la colaboración institucional” con su Ejecutivo; aunque solo cuando no perjudique a los ciudadanos, es decir, en actos de carácter protocolario.
Dando una de cal y otra de arena, ha asegurado no tener “ningún miedo de asumir las responsabilidades derivadas de apoyar todas la movilizaciones. Ante un golpe de Estado, no vamos a andarnos con remilgos”, ha zanjado.