El presidente peruano, Pedro Castillo, disolvió el miércoles el Congreso, en una medida tildada como golpe de Estado, horas antes de que los congresistas votaran una moción que pedía su vacancia. La medida del mandatario hizo que legisladores indecisos, finalmente, emitieran su voto a favor de la destitución, lo cual se concretó y en seguida juramento la vicepresidenta Dina Boluarte como presidenta del país, según la Constitución.

En reacción, el mandatario electo de Brasil, mediante una nota emitida el mismo miércoles, además de lamentar lo sucedido, expresó su esperanza de que la nueva presidenta tenga éxito en su “tarea” de conducir al país por el camino del “desarrollo” y la “paz social”.

“Siempre hay que lamentar que un presidente elegido democráticamente tenga ese destino, pero entiendo que todo caminó dentro de los moldes constitucionales”, dijo el líder del Partido de los Trabajadores (PT), que asumirá la Presidencia de Brasil el próximo 1 de enero.

Además, consideró imprescindible celebrar diálogos tanto en Perú como en toda la región latinoamericana para una convivencia democrática y resolver las crisis.

En este mismo contexto, Lula sumar todos los esfuerzos “para reconstruir la integración regional” cuando asuma la Presidencia, y calificó como “fundamental” las relaciones de amistad entre su país y Perú.

“Espero que todas las fuerzas políticas peruanas trabajen juntas, dentro de una convivencia democrática constructiva, la única forma capaz de traer paz y prosperidad al querido y fraterno pueblo peruano”, apuntó.

De acuerdo con los informes, Castillo se encuentra arrestado en las instalaciones de la sede policial en Lima (la capital), lugar donde tiene presencia también la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, quien condenó categóricamente el anuncio de Castillo sobre la disolución del Congreso.