Distintas partes del mundo han sido escenario de manifestaciones contra lo que llaman el genocidio israelí contra la población civil en Gaza.
Los congregados exigen el fin de la ayuda militar de Estados Unidos al régimen de Tel Aviv, y medidas prácticas de los estados musulmanes para frenar la masacre de civiles.
Sus voces son cada vez más altas, pero lamentan que nadie les quiera escuchar. Hablan de lo que ya es muy evidente para muchos: Lo que hace el ejército israelí en Gaza, no es una guerra, sino un genocidio.
El apoyo de los países occidentales a Israel, no les parece nada del otro mundo. Pero, no comprenden el silencio de los estados musulmanes, que manejan los recursos petroleros del mundo y por ello, tienen el poder de parar la masacre. Pero, que se han quedado de brazos cruzados.
Los israelíes no actúan solos en sus crímenes, denuncian los indignados. Y por ello, quieren que se pare la ayuda militar a Israel. Sobre todo, urge el fin del envío de armamentos estadounidenses.
Las marchas que se han vivido a lo largo y ancho del mundo en solidaridad con Gaza, son un instrumento de presión a los gobiernos para que opten por estar en el lado correcto de la historia, además, sirven para concienciar sobre el grado de brutalidad, de un régimen que las potencias occidentales han querido pintar como la única democracia de Asia Occidental.
