Por tercer día consecutivo, los ataques israelíes sobre el sur de Gaza se han mezclado con las imágenes de grandes colas de refugiados huyendo del último reducto de la Franja que quedaba sin ser ocupado por Israel: Rafah, en el sur. Según cifras de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), 110.000 palestinos han salido ya de esta localidad, donde hay más de un millón de desplazados internos que habían llegado meses atrás escapando de los combates en el norte. Al tiempo, Israel continúa ganando terreno en la frontera de Gaza con Egipto, donde ha tomado el control del único paso que había en manos palestinas.
El Ejército de Israel anunció el martes la toma de este puesto fronterizo, apenas un día después de haber avisado a la población palestina de que evacuara la zona. Desde entonces, el escaso tránsito de ayuda humanitaria que pasaba por el paso de Rafah ha dejado de fluir. “La situación es extremadamente difícil y volátil. En las últimas 48 horas se han producido intensos bombardeos dentro y fuera de la zona de evacuación“
Desde allí, cuenta cómo el número de desplazados aumenta a cada hora que pasa y que los siete refugios que tenía la UNRWA en la zona de evacuación ya están vacíos. “La gente está asustada, agotada y muy preocupada por su seguridad. Las calles han estado atascadas los dos últimos días. Se oyen ataques aéreos y de artillería, disparos de tanques y proyectiles navales”, afirma Rose, que añade que Israel no fijó ningún plazo para la evacuación y que poco tiempo después de avisar comenzó la operación terrestre.
En la UNRWA reconocen que las escasas organizaciones de ayuda humanitaria que están en el terreno tratan de proporcionar el mayor apoyo a los desplazados cuando llegan a un nuevo lugar, pero que no pueden facilitar el traslado porque se estaría actuando en contra del derecho internacional humanitario. “Israel ha designado una zona segura, pero ningún lugar lo es. La gente se está trasladando a las dunas de arena de Al Mawasi, donde no hay instalaciones fijas de agua o saneamiento. También se les dice que vayan a Khan Younis, la segunda ciudad de Gaza, que ahora está en ruinas tras una intensa operación militar que terminó hace un par de semanas”, explica Rose.
A todo esto hay que sumarle la situación en la que se encuentra el suministro de ayuda humanitaria desde que Israel se ha hecho con la zona palestina del paso de Rafah. La UNRWA denuncia que desde el domingo no han entrado mercancías ni combustible ni por Rafah ni por Kerem Shalom. “Israel ha indicado que Kerem Shalom está abierto, pero no es funcional para la comunidad humanitaria. Hay un batallón israelí en la zona y es muy difícil que entren y salgan camiones a gran escala“, afirman.
La Agencia de la ONU advierte de que hay una “necesidad acuciante” de combustible. “Nos hemos quedado sin reservas”, alerta Sam Rose, que asegura que “esperan que se agoten este sábado”. “Están entrando algunos suministros por Erez, pero se necesitan desesperadamente para ayudar a las poblaciones que se enfrentan a la hambruna en el norte. El volumen de suministros es insuficiente para cubrir las necesidades de 1,9 millones de personas al sur de Wadi Gaza”, sentencia.