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Millones de personas en las calles contra el aumento de la edad jubilatoria en Francia: 80 detenidos y 123 policías heridos

Más de tres millones según los organizadores y un millón para el gobierno marcharon contra el decreto de Macron, que extendió la edad para jubilarse. Hay ochenta detenidos y 123 policías heridos.

La respuesta es No. Mas de tres millones de franceses, según los organizadores y un millón para el gobierno, marchan en París y en todo el país en su novena y más fuerte movilización en su lucha contra las reformas de la jubilación a los 64 años, que impuso el presidente Emmanuel Macron sin voto parlamentario.

Este jueves había al menos 240 manifestaciones en todo el país. Es el mayor desafío de la sociedad al jefe de Estado de Francia. Hay ochenta detenidos y 123 policías heridos en jornada de protestas

Ante la “terquedad” del presidente de la República, que el miércoles afirmó que “la multitud no da derechos”, los gremios buscan fortalecer la movilización y demostrar su rechazo a su tono.

Esperan que el Consejo de la Constitución se expida en un mes sobre las ilegalidades de la reforma jubilatoria y recomiencen las negociaciones. Para ellos, las manifestaciones y huelgas de este jueves no son una “última batalla”.

Pero miles de personas marchan en París y en las grandes capitales provinciales, muchos con carteles contra Macron escritos a mano. “La jubilación antes de la artritis”, se lee en uno de ellos.

En algunas zonas de París grupos de manifestantes quemaron basura y chocaron con la policía. Foto: AFP

Antes de llegar al final en la Plaza de la Opera, la manifestación fue copada en su cabeza por los Chalecos Amarillos, los Black Blocs y 1500 “casseurs”( vándalos) , que incendiaron kioscos, atacaron un Mac Donald y mantuvieron violentos enfrentamientos con la policía.La marcha solo pudo finalizar cuando la policía desalojo difícilmente la plaza de la Opera, bajo enorme tensión.

Juntos

La central obrera moderada socialdemócrata CFDT y la CGT marcharon juntas, en un abierto desafío a los Blacks Blocs y a los Chalecos Amarillos, que lograron coparles las marchas con anarquía y violencia . Los sindicatos debían recuperar el control de la movilización y no ser copados por los anarquistas porque ellos son legítimos representantes sindicales ante las autoridades. La radicalización era el mayor peligro que amenazaba esta marcha.Y no consiguieron alejarlos.La manifestación finalizó con una batalla campal entre los violentos y la policía.

Serán Laurent Berger y Philippe Martinez, los líderes sindicales, finalmente los interlocutores de un gobierno debilitado y con su mayoría rota con quien deberán renegociar la reforma. Martinez dijo que comparar los incidentes en Francia con lo que pasó en Brasilia contra el presidente Lula de Silva o en el Capitolio con Donald Trump, a los que aludió el miércoles Macron, “es una provocación”.

Ante las tensiones en las manifestaciones, el jefe de Estado dijo que no podía aceptar “ni la facción ni las facciones”.

Se arriesgó a hacer una comparación con los hechos en el Capitolio durante la elección de Joe Biden en Estados Unidos. Los sindicatos denunciaron al unísono el “desacato” y la “negación” del jefe de Estado, esperado este jueves a primera hora de la tarde en Bruselas para un consejo europeo.

“Esta intervención provocará la ira”, dijo a RTL el secretario general de la CGT, Philippe Martínez, quien dejará la dirección de la Confederación la próxima semana, durante el 53º Congreso de la organización.

“La provocación viene del poder”, dijo, denunciando una comparación “escandalosa” con los disturbios del Capitolio y la voluntad del Ejecutivo de “romper la huelga” enviando a la policía a los piquetes de huelga.

Policías antimotines, este jueves durante la marcha en París. Foto: AFP
Policías antimotines, este jueves durante la marcha en París. Foto: AFP

Incidentes y gases lacrimógenos

La novena y más masiva movilización contra la reforma jubilatoria partió el jueves a las dos de la tarde de la Plaza de la Bastilla hasta la la Opera Garnier, apoyándose en el estricto servicio de seguridad de las centrales obreras. Es una marcha autorizada y la plaza estaba repleta.

Un clima inicial de carnaval y bronca, con los globos de las centrales sindicales en el aire y muchos carteles a mano, donde se leía “Macron, dimisión” o “Macron, dictador”, derivó más tarde en episodios de violencia.

“Marcharemos hasta que la reforma se retire” afirman al unísono Lucy y su madre, cocinera en un restaurante, que caminan con una bandera de la CGT hacia la Ópera. Familias enteras caminaban juntos: abuelos, hijos y nietos.

En la plaza de la República, los Black Blocs intentaron penetrar la manifestación y quemaron tachos de basura. Fueron reprimidos con gases lacrimógenos.

La reforma jubilatoria que aprobó el presidente Emmanuel Macron desató la furia de los trabajadores en toda Francia. Foto: AFP
La reforma jubilatoria que aprobó el presidente Emmanuel Macron desató la furia de los trabajadores en toda Francia. Foto: AFP

Un cortejo de 300 metros trató de copar la marcha, todos vestidos de negro. Destrozaron un McDonald, mobiliario urbano y quemaron basureros en las cercanías de la Opera Garnier.

La policia reprimió pero los manifestantes los atacaron con proyectiles, petardos ensordecedores y tarros de basura.Ahora es una batalla campal.

En las principales ciudades del país se repetían las movilizaciones: en Marsella, Biarritz, Lille, Lyon, St Etienne. En Rennes también hubo fuertes incidentes con corridas y gases lacrimógenos. En LÓrient (en Morbihan) atacaron una comisaría y trataron de incendiarla.

Marcha clave

La movilización sindical de este jueves y su excepcional fuerza es de gran importancia. Es el noveno día de acción contra la reforma de pensiones pero el primero desde que el gobierno utilizó el artículo 49.3 para aprobar su texto, sin el voto de los diputados.

Los líderes sindicales han repudiado la violencia y buscan encauzar la cólera para conseguir la fuerza de la recuperación. Pero sobre todo coinciden con la oposición en un gran riesgo: el temor de la radicalización y el descontrol.

“Macron tiró ayer un bidón de nafta al fuego”, denunció Philippe Martinez, líder de la CGT, en la marcha en la Bastilla.

El clima social se ha vuelto aún más tenso en Francia con manifestaciones diarias, a veces cargadas de tensión y violencia. Son las “manifestaciones salvajes”, que cada noche llegan a la plaza de la Bastilla, queman los tarros de basura abandonados por los basureros en huelga y mantienen fuertes enfrentamientos con la policía.

“Nos manifestamos pacíficamente durante varios meses y estuvo muy bien. Pero frente a nosotros tenemos a alguien que desprecia esta movilización”, denunció Claire, una estudiante que organiza las movilizaciones vía las redes sociales .

Los sindicatos se unieron para la protesta de este jueves contra la reforma de las jubilaciones en Francia. Foto: AP

Desde el jueves, todas las noches, participa en mitines en París para mostrar su descontento. Después de ocho días de manifestaciones bastante clásicas contra la reforma de las pensiones, organizadas por los sindicatos, el movimiento de protesta por la reforma de las pensiones parece haber cambiado. O más bien, se ha añadido una nueva forma de movilización a la reivindicada por la Intersindical.

El prefecto de policía de París, Laurent Nuñez dijo que está formado por “pequeños grupos muy móviles”, “muy fragmentados” y “que no superan las 200, 300 personas”. Según Laurent Núñez, estos grupos “se forman muy rápido” y “cometen muchos abusos”, citando barricadas de tarros de basura quemados.

Las manifestaciones salvajes se inician cuando la luz baja y duran al menos hasta después de medianoche, en un juego de gato y ratón contra la policía.

Represión y críticas

La represión policial ha sido criticada hasta por Amnesty Internacional por la violencia utilizada por la policía, especialmente contra periodistas y fotógrafos. El gobierno australiano presentó una protesta por las agresiones policiales contra dos de sus ciudadanos.

El texto de las reformas continúa su “camino democrático”, subrayó el presidente de la República durante una entrevista este miércoles en France 2 y TF1. El Jefe de Estado ha fijado el rumbo para la entrada en vigor “a finales de año”, al tiempo que se apoya en “la decisión del Consejo Constitucional” -aprovechada por el primer ministro pero también por la oposición- para promulgarla.

Cualquier cosa menos apaciguamiento, tras la entrevista con el presidente. El 61 por ciento de los franceses están en desacuerdo con el discurso del presidente y ”solo va a producir más cólera”, según un sondeo publicado por el diario Le Figaro.

Los políticos conservadores republicanos, como Jean François Copé, llamó al gobierno a cambiar el primer ministro y acudir a líderes con experiencia de negociación multipartidarias para recuperar la paz social, en un gobierno de unión.

“El macronismo se ha diluido. Faltan cuatro años de gestión. Todos han vuelto a sus respectivos partidos”, dijo Cope con sarcasmo.”Debe gobernar con los conservadores Republicanos” .El cree que solo quedan pocos líderes con experiencia en la política en Francia ante esta crisis : Mencionó a Gerard Larcher, el presidente del Senado, Francois Bayrou,o Nicolás Sarkozy o Francois Hollande, dos ex jefes de estado..

Una lucha que será larga

Los gremios están convencidos de que la “tozudez” del presidente de la República solo ayudará a fortalecer la protesta. Philippe Martínez, líder de la CGT, repite que la lucha recién se inicia. Para él la batalla sigue en el Consejo Constitucional, que puede declarar ilegal toda o parte de las reformas o recomendar una renegociación.

Martínez y Berger creen que el modelo a imitar es el CPE, el primer contrato estudiantil de duración indeterminada , que generó una extraordinaria movilización en contra en Francia durante el gobierno de Dominique de Villepin, que lo aprobó y luego debió derogarlo en el 2006. La movilización contra el CPE duró desde febrero hasta abril del 2006, con todo trabajadores, sindicalistas, profesores y estudiantes en la calle.

Finalmente Dominique de Villepin anunció que “las condiciones no están reunidas” para que el CPE se aplicara, después de que el Parlamento lo adoptara dos meses antes y tras haber sido validado por el Consejo Constitucional. La ley fue retirada. Los sindicalistas creen que este es el camino que adoptará la reforma jubilatoria.

Desde hace semanas Martínez viene repitiendo que una “ley aun aprobada, no necesariamente se aplica” y cita “el primer contrato de trabajo”. Ergo: la protesta social debe continuar, aunque se promulgue la ley.

“Esta manifestación no es una última parada, al contrario, es la movilización que pasa en mayor grado después de lo ocurrido, el 49,3, el paso en vigor del gobierno, y hasta las últimas declaraciones de Emmanuel Macron. Esta forma de hablar es cualquier cosa menos apaciguamiento”, declaró este miércoles Amaury Cullard, un psicólogo de 42 años, llegado desde Estrasburgo..

Durante su entrevista, el presidente de la República no tuvo palabras amables hacia los sindicatos -y en particular la CFDT- acusados de no haber podido “proponer un compromiso”. El CFDT es el principal sindicato de Francia, moderado, social demócrata, luego de haber ganado en fuerza sindical a la más radicalizada CGT.

Luc Leclercq, representante de la CGT en Free, “seguirá manifestándose todos los días si es necesario”. “Podemos ver que el único momento en que (Macron) comienza a reaccionar es cuando la gente quema torres de basura todas las noches. ¿No es esa la solución? Estamos empezando a hacernos la pregunta”, declaró durante un mitin este miércoles por la noche en Bordeaux.

Los políticos de izquierda se hicieron eco de los sindicatos. El líder rebelde de Francia Insumisa Jean-Luc Mélenchon denunció las “tradicionales muestras de desprecio” de Emmanuel Macron. Pidió a los franceses que “millones de personas invadieran las calles”. Los manifestantes son muchos más que el 7 de marzo en todas las ciudades.

Los cortes de calles afectaron a los pasajeros que llegaban o partían del aeropuerto Charles de Gaulle, en las afueras de París. Foto: REUTERS
Los cortes de calles afectaron a los pasajeros que llegaban o partían del aeropuerto Charles de Gaulle, en las afueras de París. Foto: REUTERS

La policía esperaba unos 500 chalecos amarillos y 500 elementos radicales, y “en las provincias más de una decena de ciudades verán manifestaciones de la ultraizquierda, alentadas por el clima de violencia de los últimos días”. En Rennes y L´Orient están enfrentando a la policía.

Aeropuerto bloqueado

Este jueves había bloqueos totales y parciales. Docenas de liceos y universidades son el teatro de acciones de protesta.

Pero el más espectacular de los bloqueos fue el del aeropuerto Roissy Charles de Gaulle. Los pasajeros llegaban por la ruta, con sus valijas a cuestas, ante la imposibilidad de acceder de otra forma al aeropuerto. El 40 por ciento de los vuelos han sido cancelados.

Se espera entre el 40 y el 50% de los huelguistas en las escuelas infantiles y primarias, según Snuipp-FSU, el principal sindicato primario. Los huelguistas también podrían ser numerosos entre refinadores, electricistas y productores de gas, en el frente de la disputa.

El tráfico fue interrumpido fuertemente en los ómnibus de RATP y los trenes de SNCF: el sindicato FO-RATP, el primero entre los conductores de metro, llamó, después de la activación de 49.3, a hacer del jueves “un día negro” en el transporte. En la SNCF sólo circularán la mitad de los TGV Inoui y Ouigo y un tercio de los TER.

El investigador del Centro de Investigaciones Políticas Sciences Po (Cevipof) Guy Groux señala que hay una “autonomía” de este movimiento de protesta.

“No podemos decir que es un tema de los sindicatos porque está pasando fuera de ellos, con jóvenes que están fuera de las organizaciones sindicales y una movilización que se hace posible gracias a las redes sociales”, señaló.

Pero tampoco se da contra los sindicatos, según el sociólogo especialista en militancia, quien anticipó que la movilización del jueves es enorme.

El politólogo especialista en organizaciones sindicales Dominique Andolfatto ve en esta nueva marcha una “convergencia entre un ala radical de ciertos sindicatos y otra forma de activismo, con jóvenes, movimientos más o menos incautados”.

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