Los controladores no pudieron detener una fuga de hidrógeno en el vehículo, casi desde el inicio del procedimiento de cuenta regresiva del sábado.
La NASA ahora tiene otra oportunidad de lanzar el cohete el lunes o el martes.
Después de eso, el vehículo tendrá que regresar a su edificio de ensamblaje para su inspección y mantenimiento, lo que significará más retrasos.
El Sistema de Lanzamiento Espacial es el cohete más poderoso jamás desarrollado por la NASA, y está diseñado para enviar astronautas y su equipo de regreso a la superficie lunar después de una ausencia de 50 años.
Gran parte del enorme empuje del SLS proviene de la quema de casi tres millones de litros de hidrógeno líquido súper frío y oxígeno en cuatro grandes motores en la parte inferior del vehículo.
Pero cuando los controladores enviaron el comando temprano en la mañana para llenar el tanque de hidrógeno del cohete, sonó una alarma, indicando que había una fuga.
El problema se remonta a la conexión donde se bombeaba el hidrógeno al vehículo.
Los controladores probaron una serie de correcciones, incluida la de permitir que el hardware se caliente durante períodos cortos, con la esperanza de que esto pueda restablecer el sello. Pero sin éxito.
La misión Artemis I es una demostración no tripulada, pero el administrador de la NASA, Bill Nelson, dijo que el futuro papel del cohete en los vuelos espaciales humanos significaba que todavía se requería un cuidado extremo en su operación.
“Iremos cuando esté listo”, subrayó. “No vamos hasta entonces, y nos aseguramos de que sea justo antes de poner a los humanos encima”.
Es posible que la NASA pueda volver a intentarlo en los próximos días. Pero hay sistemas de baterías en este cohete que pronto necesitarán inspección. Y si el vehículo tiene que ser devuelto al edificio de ingeniería para un trabajo adicional, podría ser a mediados de octubre antes de que lo veamos nuevamente en la plataforma de lanzamiento.
La astronauta de la NASA Zena Cardman dijo que entendía la frustración de todos, pero que deberían reconocer el desafío de trabajar con propulsores súper fríos.
“El hidrógeno líquido es una sustancia voluble; es difícil de manejar. Pero el hecho de que podamos obtener tantos datos es muy, muy útil. Creo que podremos resolver este problema en el futuro. Cada vez que nos encontramos con un problema, nos hace mucho más sabios la próxima vez”, le dijo a la BBC.
El intento del sábado de enviar el cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) había sido programado para el inicio de una ventana de dos horas a partir de las 14:17 hora local (19:17 BST; 18:17 GMT).
El objetivo del vehículo de 100 metros de altura es lanzar una cápsula con clasificación humana, llamada Orión, en dirección a la Luna, algo que no ha sucedido desde que el Proyecto Apolo terminó en 1972.
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La NASA intentó lanzar SLS por primera vez el lunes, pero esa oferta finalmente se eliminó porque los controladores no podían estar seguros de que los cuatro grandes motores debajo de la etapa central del cohete estuvieran adecuadamente preparados para el vuelo.
Cuando el SLS se escapa, seguramente será una vista espectacular.
“Va a ser un ‘transbordador con esteroides'”, dijo Doug Hurley, quien fue el piloto en la última misión del transbordador en 2011
El ex astronauta Doug Hurley: “Estamos construyendo sobre diseños seguros y capaces”
El ex astronauta ahora trabaja para Northrop Grumman, que fabrica los grandes propulsores sólidos blancos en los lados del SLS.
“Lo que siempre pensé que era lo más genial de los lanzamientos de transbordadores era que lo veías despegar y estaba bien despejado de la torre antes de escuchar nada, y luego pasó incluso un poco más de tiempo antes de que lo sintieras”, explicó.
“Empuje a peso, SLS está bastante cerca de lo que era el transbordador. El cohete Saturno V de Apolo era drásticamente diferente. Nunca lo vi en persona, pero se despejó de la almohadilla. Para el transbordador, parecía que estaba claro en un instante, casi tan pronto como se encendieron los propulsores. SLS debería ser el mismo”, dijo a bbc.
