Japón se aleja del concepto de moderación militar que mantuvo durante décadas con motivo de la creciente amenaza de China. El país, que antes no gastaba más del 1% del PIB en la esfera militar, decidió duplicarlo, lo que ya se reflejaron en una nueva estrategia de seguridad nacional.
El medio estadounidense Foreign Affairs describe esta medida como “un símbolo de profunda transformación”. De acuerdo con el periódico, anteriormente, la reputación de Japón en el mundo se basaba en sus capacidades demográficas, económicas y tecnológicas, que lo situaban entre los países más potentes del mundo, pero su fuerza militar quedaba fuera de este núcleo. Japón se limitaba como máximo al gasto en operaciones internacionales de mantenimiento de la paz y a la alianza entre EEUU y Japón, lo que le permitía no destinar más del 1% del PIB a las fuerzas armadas.
El periódico señala que la moderación militar de Japón ocupaba un lugar central en la seguridad nacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los jefes de los Gobiernos nacionales no permitieron que los militares pasaran a dirigir la dirección del estado y así restringieron considerablemente su influencia.
En contra de la presión ejercida tanto por fuerzas políticas externas como internas, Japón no abandonaba el concepto de “defensa defensiva”, según el cual las fuerzas armadas del país existían únicamente para la autodefensa.
El autor del artículo justifica la decisión de abandonar la antigua política por factores externos, argumentando que el cambio está motivado por “la defensa, no por la ambición”. Señala a China, que está construyendo armas convencionales y nucleares, y los aviones y buques de guerra de ese país, según Foreign Affairs, con frecuencia invaden ilegalmente las aguas territoriales japonesas. También considera a China como una amenaza para Taiwán, cuya autonomía Japón apoya y considera crucial para su propia seguridad.
Asimismo, se menciona a Corea del Norte con el pretexto de que ha aumentado el ritmo de pruebas de misiles y ha progresado en el desarrollo de armas termonucleares. El autor también cree que el conflicto ucraniano ha contribuido a concienciar a la opinión pública de la necesidad de prepararse militarmente para un posible ataque.
El autor del artículo sostiene que las crecientes capacidades misilísticas de China y Corea del Norte hacen que Tokio no confíe únicamente en la defensa antimisiles, sino también en el uso de un posible “contraataque”.
Las crecientes amenazas de sus vecinos han llevado al Gobierno japonés a modificar su política de seguridad, que aumentará su presupuesto de defensa de los 54.000 millones de dólares actuales a 80.000 millones en 2027. Esto convertiría a Japón en el tercer país del mundo con mayor gasto militar desde el noveno actual, solo por detrás de Estados Unidos y China, y superaría a la India, Arabia Saudita y las grandes potencias europeas, señala Foreign Affairs.
Para terminar, el autor subraya la aprobación de tales acciones por parte de EEUU y sus aliados, concluyendo que es “una buena noticia y señal de una mayor contribución de un país pacífico a la seguridad en Asia”.