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Observación electoral de la UE en Venezuela: “Una misión no legitima ni deslegitima a un régimen”

La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea desembarca en Venezuela. Es la primera desde el 2006. ¿Qué significa este renovado acuerdo entre Bruselas y Caracas?

Isabel Santos, jefa de la Misión de Observación Electoral de la UE a VenezuelaIsabel Santos, jefa de la Misión de Observación Electoral de la UE a Venezuela

“Esta Misión de Observación Electoral (MOE) a Venezuela representa una gran responsabilidad, porque el país está viviendo un momento crítico”, dijo a DW su jefa, Isabel Santos. El primer contingente de observadores llega al país esta semana. Santos, eurodiputada portuguesa, tiene muchas y complejas observaciones electorales en su haber; no obstante, afirma que “esta misión representa un gran desafío”.

El momento es desafiante. A la compleja crisis del país sudamericano se suma lo delicada que quedó la relación entre la Unión Europea y Venezuela después de que Caracas declarara persona non grata a la embajadora de la UE  y Bruselas hiciera lo mismo con la diplomática venezolana ante la UE. En la base del tira y afloja estaba el no reconocimiento de los europeos de las últimas elecciones parlamentarias (noviembre 2020). Aunque fue invitada a acompañarlas, la UE se rehusó a observarlas.

UE, ausente desde 2006 en Venezuela

Cabe recordar que las últimas elecciones que observó la UE en Venezuela fueron las del diciembre de 2006. En aquella ocasión, la MOE -presente en el país cuatro semanas antes de los comicios- certificó que el proceso electoral en su conjunto había sido acorde a estándares internacionales. Con todo, en la campaña y acceso a los medios se detectó una marcada presión oficialista.

Desde entonces, a pesar de haber sido invitada una y otra vez, la UE no ha acudido. Según fuentes oficiales comunitarias, el impedimento radicó en el cambio en el reglamento electoral venezolano (2006) que, si bien permite un acompañamiento de la jornada electoral en sí misma, no consiente la observación electoral definida por Naciones Unidas.

Esta prevé presencia de larga duración de observadores, acceso a todos los actores políticos y sociales, cobertura de todo el territorio nacional, libertad de expresión, presencia en la jornada electoral, su análisis y el acceso a medios de comunicación. Y por supuesto, la participación de la oposición. A la exigencia opositora de la participación electoral de los millones de venezolanos en el extranjero se opone la ley electoral del país, que prevé la participación de los ciudadanos en el exterior solamente para los comicios generales.

Condiciones necesarias

“Desde el 2006 no había habido condiciones para asegurar que las elecciones sean inclusivas”. Hacía falta que “las instituciones venezolanas se comprometieran a garantizar todas las condiciones para la observación”, explica Isabel Santos.

Entretanto, “hemos firmado un acuerdo administrativo previo con todas las condiciones para que todos estándares exigidos sean cumplidos. Nos vamos para Venezuela con estas garantías”, afirma Santos, que emprende el viaje a finales de octubre.

Según fuentes oficiales, tanto el diálogo que tiene lugar en México como la decisión, más o menos coordinada, de la oposición venezolana de acudir a los comicios regionales, ha llevado a que entre los representantes de los 27 países comunitarios se haya fraguado un consenso en torno a un “enfoque pragmático, pero crítico”. A la vez, en el Parlamento Europeo -que lleva casi dos decenas de resoluciones condenatorias sobre la situación en Venezuela- tampoco ha cundido la oposición a una observación electoral.

Y aunque entre la oposición venezolana con la cual conversa la UE hay una parte que hubiese preferido mayor presión para ir directamente a unas presidenciales o generales, la mayoría ha optado por dar la bienvenida a esta observación de elecciones regionales.

La idea es “que una misión técnica con especialistas haga un levantamiento de diagnóstico, una foto nítida del estado actual”, comentó a DW María del Carmen Ponte, representante diplomática de la oposición venezonala ante la UE.

¿Objetivo final?

Así las cosas, fuentes diplomáticas dicen que se trata de aprovechar la ventana de oportunidad que representa la elección de casi 3000 cargos públicos en el atribulado país. También el viento favorable que sopla desde Washington. Ello ha llevado a que desde finales del verano (septiembre 2021), las representaciones diplomáticas entre Bruselas y Caracas se hayan venido restableciendo.

Jorge Arreaza, entonces ministro de Exteriores de Venezuela y Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior de la UE, en un primer encuentro en Turquía después de la expulsión de las embajadoras (junio, 2021)Jorge Arreaza, entonces ministro de Exteriores de Venezuela y Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior de la UE, en un primer encuentro en Turquía después de la expulsión de las embajadoras (junio, 2021)

Por último, ¿significa la presencia de la MOE entonces una legitimación del gobierno de Nicolás Maduro? “Una misión no legitima ni deslegitima a un régimen o un gobierno”, responde Isabel Santos. Asegurando el compromiso europeo con los estándares internacionales de la democracia, concluye: “El reporte final de una misión que trabajará con objetividad y neutralidad será basado en hechos. Ese es nuestro compromiso.”

Según fuentes diplomáticas consultadas por DW, el horizonte, a mediano plazo, serían unas futuras elecciones presidenciales transparentes e inclusivas. Al respecto, la jefa de la observación europea de estas elecciones regionales afirma: “Este puede ser un primer paso para que el país encuentre su camino”.

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