Michael Fakhri, en una rueda de prensa conjunta con otros relatores especiales de la ONU en la ciudad suiza de Ginebra, calificó el miércoles la medida implementada por el régimen ocupante en Gaza como la “campaña más rápida de la historia moderna”, en referencia al impedimento israelí al ingreso de ayuda humanitaria al enclave costero.
Al preguntarse cómo el régimen de Tel Aviv es capaz de matar de hambre a 2,3 millones de personas tan rápida y completamente, Fakhri dijo que esto evidencia que no existe “un alto el fuego en ningún sentido. Es una disminución de la violencia militar, pero… un despliegue de muerte por hambruna”, indicó.
Por su parte Francesca Albanese, relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, afirmó a la prensa en el mismo encuentro que incluso si las bombas y la violencia cesaran en Palestina hoy, “el genocidio continuará porque no hay formas de remediar la destrucción” que se ha producido.
Albanese también advirtió que “la violencia genocida se está filtrando a Cisjordania” y aseguró que la oleada agresiva es ahora “tan aguda como siempre”. De igual modo, se preguntó sobre “cuántas advertencias necesitará la comunidad internacional”, y añadió que en el mundo echaremos mucho de menos los derechos humanos cuando ya no puedan protegernos.
Por su parte, Ben Saul, relator especial de la ONU sobre la protección de los derechos humanos, denunció el plan de reubicación de Gaza propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, y calificó de ilegal cualquier forma de invasión o anexión del territorio extranjero por la fuerza, deportación por la fuerza de su población y privar al pueblo palestino de su derecho a la autodeterminación.
El domingo 2 de marzo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó el cierre de los cruces de acceso a Gaza, impidiendo la entrada de ayuda humanitaria al enclave. Días después, el régimen ocupante cortó el servicio de electricidad a los pobladores de la Franja.
