En esta elección se está dando una práctica que era considerada aislada tras la nueva república de la Constitución de 1888, el abuso electoral de patrones hacia empleados, ya que el Ministerio Público del Trabajo recibió 172 denuncias de asedio electoral en 21 estados y Brasilia durante la campaña.
Mientras las encuestas dan a Lula, del Partido de los Trabajadores (PT), favorito para vencer en el balotaje del 30 de este mes, se desató una suerte de fiebre del bolsonarismo que afectó a las iglesias evangelistas, sobre todos las grandes, que cerraron acuerdos de apoyo político a Bolsonaro.
“En una de las iglesias de mi barrio el pastor amenazó con expulsar a la gente que iba a votar a Lula; mi cuñada, por ejemplo, ahora tiene miedo de ir a votar”, dijo a Télam Eric Aparecido Barbosa, jardinero en los barrios ricos y residente del barrio de Interlagos, donde está ubicado el autódromo que es escenario de la Fórmula Uno.
En Interlagos funcionan grandes templos alineados con Bolsonaro, como la Iglesia Universal, del magnate Edir Macedo, dueño del canal televisivo Record, que está siendo acusado por el PT de diseminar fake news de la campaña del bolsonarismo.
Las noticias duran dos días en el aire y luego son eliminadas por la justicia electoral, pero las versiones falsas siguen siendo diseminadas por grupos de whatsapp y por eso es un tema judicial más que político, dijo a esta agencia el senador Randolfe Rodrigues, del Partido Rede, coordinador de la campaña de Lula.
La Confederación de Asambleas de Dios de San Pablo, por ejemplo, impulsa “llevar al consejo de ética y de disciplina a los pastores que adoptan filosofía que choque con los principios cristianos”.
Llaman a los pastores y fieles que aceptan votar a Lula y no a Bolsonaro como “gente que comprobadamente ya no aceptan a la palabra de Dios”.
Según la encuesta Ipec, Bolsonaro gana 70% a 30% entre los evangelistas a Lula, a quien se vincula al aborto, a la corrupción y la liberación de las drogas, tal como el discurso que encaró desde 2018 el excapitán.
Bolsonaro usó este martes su propaganda obligatoria en la televisión para vincular a Lula al crimen organizado. “Lula venció con amplio margen en todos los presidios del país, a los criminales les conviene que gane Lula y no Bolsonaro”, dice la locutora del espacio de publicidad de Bolsonaro.
Bolsonaro perdió 43% a 48% de Lula en la primera vuelta.
El líder del PT recordó que Bolsonaro declaró que intentó convencer de hacer un aborto a su segunda esposa cuando estaba embarazada de su cuarto hijo, Renán Bolsonaro.
Esta “guerra santa” dejó de lado propuestas programáticas. algo que los analistas consideran que beneficia a Bolsonaro.
Es por eso que Lula prepara una carta a los evangelistas para reducir la brecha que lo separa en ese segmento para la elección pero también para “pacificar” la relación en caso de victoria.
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), la jefatura de la Iglesia católica brasileña, lanzó este martes un duro comunicado para repudiar “mezclar la política con la religión” en la campaña electoral.
Sin nombrar a Bolsonaro, la CNBB -entre los católicos Lula vence la elección- emitió el comunicado luego de que el fin de semana el presidente utilizara una lancha de la Marina para participar del Cirio de Nazareth, la mayor peregrinación católica de América latina, con 2,5 millones de fieles en Belém, estado de Pará.
Esta elección está demostrando también una práctica que era considerada aislada tras la nueva república de la Constitución de 1888: el abuso electoral de patrones hacia empleados.
El Ministerio Público del Trabajo recibió 172 denuncias de asedio electoral en 21 estados y Brasilia durante la campaña, según un balance divulgado el lunes.
La región sur -los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná-, llímitrofes con la Argentina, reúnen 43% de los casos. Es la región más bolsonarista del país, mientras la de Lula es la zona del noreste, la más pobre.
Uno de los casos más emblemáticos fue en el estado amazónico de Pará, donde un empresario se filmó prometiendo pagarles 200 reales más a sus casi 10 empleados -que escuchaban el discurso en silencio- si no votaban a Lula y si ganaba Bolsonaro.
El empresario fue obligado por la fiscalía del trabajo a pagar una multa a sus empleados y grabar un video pidiendo perdón.
Otro de los casos de mayor repercusión fue el de la empresa agrícola Stara, en Rio Grande do Sul, que amenazó con un comunicado del Departamento de Relaciones Humanas a iniciar despidos en caso de que Lula gane las elecciones.
La fiscalía del trabajo pidió una multa de dos millones de dólares a la compañía en concepto de sanción por violar la ley electoral.