El presidente de Colombia insiste en que su Gobierno garantizará el derecho de asilo y refugio en medio del restablecimiento de relaciones entre Colombia y Venezuela
Este lunes en la noche, Gustavo Petro, el presidente que fue elegido en junio a pesar del miedo de algunos sectores de que convirtiera a Colombia en un reflejo de la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, mandó un mensaje de que eso no será así. En pleno proceso para restablecer relaciones diplomáticas y consulares, y cuando hay gran expectativa por la reapertura comercial entre empresarios de los dos países, le respondió públicamente a uno de los hombres fuertes del chavismo, el exvicepresidente y hoy diputado Diosdado Cabello.
El Gobierno venezolano ha pedido en el pasado la extradición del exdiputado Julio Borges, una petición que declaró procedente su Tribunal Supremo de Justicia pero a la que se negó el Gobierno Duque. Con las relaciones diplomáticas rotas durante el cuatrienio Duque, esa solicitud y otras con trasfondo político, como la de la exfiscal venezolana Luisa Ortega, no se ejecutaron. Con la elección de Petro, según explicó Bloomberg en julio pasado, empezaron a salir de Colombia venezolanos que temían perder la protección en Colombia, a pesar de que a fines de junio el hoy presidente le dijo a EL PAÍS que no serían extraditados por su Gobierno.
Por eso, el trino de hoy ha sido bienvenido por diferentes voces. Por ejemplo la de Eduardo Battistini, que ha ejercido como representante en Colombia de la Asamblea venezolana que dominó la oposición y que en 2019 desconoció a Maduro y proclamó a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela.
Algo similar dijo este martes el político opositor venezolano David Smolansky, hoy comisionado de la Secretaría General de la OEA para la crisis de migrantes venezolanos. “Importante que el presidente Gustavo Petro anoche en sus redes dijera que el derecho al asilo y refugio está garantizado en Colombia. Esto no es poca cosa. En esta oficina, desde su primer informe en la asamblea general en Medellín en 2019, y en los otros 14 informes, siempre hemos dicho que el venezolano debe ser reconocido como refugiado”, dijo en un foro sobre migrantes en el Darién. En una línea similar, Zair Mundarain, quien fue consejero jurídico de esa misma representación, aseguró aplaudir “un mensaje de esta naturaleza porque, aunque corto, refleja cuál es la voluntad institucional que prima”.
Txomin Las Heras, presidente de la asociación Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano, resalta que es la primera declaración de Petro sobre el tema desde que se posesionó como presidente, y recordó que es el segundo freno del nuevo presidente a Maduro. “Cuando el general Padrino López dijo que había recibido órdenes de Maduro en el sentido de restablecer inmediatamente las relaciones militares, respondió diciendo que esto era un proceso, dando a entender que hay muchos otros prioritarios en el restablecimiento de las relaciones, como lo fronterizo o lo comercial. Esto me deja entender que el Gobierno de Petro no se está dejando manipular por el de Maduro”.
En esa línea, la respuesta de Petro sobre la extradición de líderes opositores es otra muestra de que el deshielo es un proceso paulatino. Ya había ocurrido que, a pesar de la emoción que suscrita reabrir la frontera, lograrlo requiere recorrer un camino que sigue pendiente, especialmente desde el lado venezolano. Y siguen en el camino otros escollos, como la extradición hacia Colombia de la condenada senadora Aída Merlano, el manejo de la guerrilla binacional del ELN, el manejo de la empresa estatal venezolana Monómeros (capital para la economía colombiana) o el éxodo venezolano.
Sobre la extradición de venezolanos pedida por el Gobierno Maduro, más allá de ser bienvenido, el trino de Petro es un anuncio que deja preguntas. Por un lado, el Gobierno de Maduro no ha hecho pedidos formales de extradición, por lo que la nueva Cancillería no se ha enfrentado a casos concretos. Eso es relevante porque según los tratados internacionales al respecto (especialmente la Convención sobre el estatuto de los Refugiados de 1951 y el Protocolo sobre el estatuto de los refugiados de 1967), el derecho al refugio se da cuando hay “fundados temores” de que sufra una persecución en su país “por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas”. Además, excluye a personas que hayan “cometido un grave delito común”. Por eso, en casos puntuales se puede dar un debate sobre si los temores son fundados o no, lo que da un margen para que Colombia en un caso concreto niegue el refugio y conceda una extradición.
Por otro lado, no todos los venezolanos que han sido críticos de Maduro tienen reconocido el estatus de refugiado, que no es automático. Para ser reconocido como refugiado en Colombia, un venezolano debe hacer una solicitud a la Cancillería y culminar un trámite que no es sencillo. Eso se nota en las cifras: frente a los 2,4 millones de migrantes venezolanos que están cobijados por el Estatuto de Protección Temporal, que les permite vivir y trabajar en Colombia, Las Heras recuerda que hasta hace poco había apenas 41.000 solicitantes de refugio. Los demás, si el anuncio de Petro aplica de manera estricta, podrían no estar protegidos.