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Petro logra su primera gran victoria en un año en el Congreso: la Cámara aprueba la reforma a la salud

El Gobierno recibe una bocanada de oxígeno para tramitar las reformas pensional, laboral o educativa

JUAN ESTEBAN LEWINJUAN MIGUEL HERNÁNDEZ BONILLA

Desde que el presidente Gustavo Petro presentó ante el Congreso colombiano su proyecto de reforma a la salud han pasado nueve largos meses, dos crisis de Gabinete y unas elecciones regionales con resultados adversos para el Gobierno. La transformación del sistema sanitario ha estado todo este tiempo en el centro del debate público y ha concentrado buena parte de la actividad política y legislativa. Por eso, la decisión de la plenaria de la Cámara de Representantes de aprobar la reforma, tras cuatro meses de debates, audiencias y votaciones apretadas, es la mayor victoria del Gobierno en el Congreso en 2023. Su apuesta de llevar a la salud al corazón de la política sigue con vida.

La votación a favor de la reforma este martes en la plenaria llegó en algunos artículos incluso a 99 votos, más de la mayoría absoluta de los 187 miembros de la Cámara. Los votos del Partido Liberal y de la U, sumados a los del Pacto Histórico, el Partido Comunes, los representantes de víctimas y algunos integrantes del Partido Verde, fueron claves para lograr aprobar los artículos más difíciles del proyecto. Al final, la oposición liderada por el Centro Democrático y Cambio Radical no fue suficiente para detener el avance de un proyecto que se aprobó con la misma esencia que tenía cuando fue presentado.

Se mantienen, por ejemplo, puntos esenciales como la creación de Centros de Atención Primaria en Salud (CAPS), la puesta en marcha de las redes integradas e integrales de servicio, la formulación del sistema de información público unificado e interoperable y, sobre todo, la transformación de las EPS [Entidades Promotoras de Salud] en gestoras de salud. Este último punto ha generado especial polémica porque les quita el dinero del sistema a las EPS para que el Estado lo administre a través de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES), que de ser aprobada la reforma se convertirá en una especie de gran banco público que les pagará directamente a las clínicas y hospitales por sus servicios.

Esta victoria en la Cámara demostró que, a pesar de haber disuelto su coalición legislativa en marzo por cuenta justamente de este proyecto de reforma, el Gobierno tiene cómo sacar adelante incluso propuestas polémicas, en las que las bancadas independientes y de centro están divididas. El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, celebró el triunfo al terminar el debate: “Valoramos como Gobierno nacional el apoyo que las mayorías le han dado en su segundo debate. Sin duda, una buena noticia para el país. Ahora la palabra la tendrá el honorable Senado, confiamos que trabajará en medio de un debate amplio y democrático por hacer realidad esta propuesta de campaña de un sistema de salud que dignifique a las regiones y por supuesto a la gente, como ha sido la apuesta del presidente Petro”.

Ese resultado le da oxígeno a las propuestas del Ejecutivo para las discusiones legislativas que vienen en 2024. No es algo menor, pues el presidente ha centrado buena parte de la promesa de cambio con la que fue elegido en modificar normas: además del sistema sanitario, ha presentado proyectos para cambiar el pensional o el penitenciario, y para ajustar las reglas laborales o las de la educación. También ha anunciado otras reformas, entre ellas una al régimen de servicios públicos. Todas deben pasar por la Cámara.

La victoria, además, se da después de que el Gobierno sufriera una derrota en las elecciones locales del 29 de octubre, no solo por la ausencia de unidad en la izquierda y de candidatos fuertes en la mayoría del país, sino porque el impulso a la aspiración del exsenador Gustavo Bolívar en la alcaldía de Bogotá terminó con el candidato en un tercer lugar y con la elección de Carlos Fernando Galán, un centrista conciliador del partido independiente Nuevo Liberalismo. Que las fuerzas legislativas no se hayan movido contra el Gobierno tras dinamitar su coalición en marzo y ser derrotado en octubre, reitera el margen que aún tiene el Ejecutivo.

Sin embargo, el impulso no es total. De un lado, el proyecto sigue su trámite, ahora en un Senado en el que las mayorías gobiernistas se estiman más difíciles de conseguir. Las bancadas opositoras suman 39 de los 107 votos, mientras que las oficialistas tienen 28 escaños y los independientes o divididos son 40 más. Lo previsible es que el proyecto enfrente duros debates, que iniciarán en la Comisión Séptima. Allí el Gobierno arranca con 4 de los 14 votos, y la oposición con 5. El representante Andrés Forero, del Centro Democrático, y una de las caras más visibles de la oposición a la reforma, fue contundente: “Martes negro para Colombia. En la Cámara le dieron un golpe mortal al sistema de salud. El Gobierno venció, pero no convenció: la reforma se llevó por delante al gabinete y la coalición original. La pelea sigue en el Senado y en la Corte Constitucional”.

Mientras el proyecto siga en el Congreso, la salud se mantendrá en el corazón de la agenda política, algo que hasta ahora no ha beneficiado a Petro. La última encuesta de Cifras y Conceptos, publicada este martes, muestra que solo el 24% de los consultados están de acuerdo con esta reforma, y si bien esa cifra es superior al 17% que se muestra en desacuerdo, refleja que no es el asunto que más preocupa a la gente. Eso se ve reflejado en otra pregunta de otra encuesta, la más reciente Invamer Poll, que consulta sobre el principal problema del país. El 29% responde que es la seguridad, el 28% que es la economía y solo el 21% explica que son “otros”, un cajón de respuestas múltiples que incluyen los partidos políticos, el narcotráfico, la educación o la salud.

En un país que por décadas ha sufrido violencias políticas y criminales, desde una suerte de guerra civil no declarada entre conservadores y liberales a mediados del siglo XX hasta una epidemia de secuestros cometidos por guerrillas de izquierda y bandas criminales, la sociedad enfrenta un fantasma por el deterioro que se ha sentido después de un esperanzador acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC en 2016 y de la crisis social y económica por la pandemia. El otro problema que concentra la atención es la economía, que crecerá menos del 1% este año y que carga el peso de una inflación que se resiste a volver a un dígito. E incluso la educación, una de las banderas del estallido social de 2021, suscita más preocupación que un sistema de salud que, aunque carga graves problemas, es funcional. Que el Gobierno siga concentrando sus esfuerzos políticos en la salud lo aleja de las principales preocupaciones sociales.

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