Después de los roces por las críticas de Colombia al bloqueo a las candidaturas opositoras en las elecciones venezolanas, los mandatarios retoman la interlocución durante un encuentro en Caracas por la “estabilidad política” de ambos países
Los recientes desencuentros políticos entre Colombia y Venezuela fueron zanjados este martes con un apretón de manos ―un tanto distante― en un pacto de gorras, las que llevaban los mandatarios Gustavo Petro y Nicolás Maduro durante la tercera visita del colombiano al Palacio de Miraflores. Los presidentes se han comprometido al apoyo mutuo a “la paz y estabilidad política, social y económica” en ambos países. Después de criticar duramente el bloqueo que ha hecho el chavismo a la libre inscripción de las candidaturas de la oposición venezolana para las presidenciales del 28 de julio, lo que ha calificado como un “golpe antidemocrático”, Petro ha dicho que Colombia trabajará por la “paz política” en Venezuela a pedido de Maduro.
“Venezuela siempre estará lista para ayudar a construir la paz de Colombia, que es la de Venezuela. Y la paz y la estabilidad política de Venezuela es la tranquilidad de Colombia”, dijo Maduro en declaraciones a los medios tras el encuentro. A lo que Petro asintió: “La paz política en Venezuela puede ser la paz al conflicto armado de Colombia”.
La declaración conjunta difundida señala que Maduro expuso en detalle los avances del proceso electoral del próximo 28 de julio, al cual se han inscrito 13 candidatos de 37 organizaciones políticas, “en concordancia con las discusiones realizadas entre el Gobierno venezolano y las oposiciones, reflejadas en los acuerdos de Barbados y Caracas”. Esta semana, el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, informó de que su país participará como veedor electoral para las presidenciales, sumado a las misiones de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), luego del encuentro previo que sostuvo con su homólogo en Cúcuta.
Los señalamientos que hizo Petro a los vetos a la participación de las candidaturas opositoras y los llamados a volver a los términos de las conversaciones entre ambas partes en Barbados, que se sumaron a los llamados de alerta de Brasil y gran parte de la comunidad internacional, no han quedado en el registro del encuentro. Maduro dijo haber tenido buenas conversaciones entre los equipos de trabajo de ambos países y en privado con Petro.
Los jefes de Estado también sellaron el apoyo a los procesos de diálogo entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con el autodenominado Estado Mayor Central de la FARC-EP, en los cuales Venezuela ha venido actuando como garante. Venezuela ha sido anfitrión de esas negociaciones, que se iniciaron en Caracas y en los próximos días, del 12 al 22 de abril, se retomarán en la capital venezolana luego del sexto ciclo de negociaciones desarrolladas en La Habana y en medio de presiones por los lentos avances en los compromisos y la proliferación de grupos armados que amenazan la ambición de paz total de Petro.
El mandatario colombiano insistió en su intervención pública en que su idea de paz tiene que ver también con la seguridad ciudadana, lo que implica acuerdos alrededor del desmantelamiento de bandas criminales y el combate de los delitos financieros como el uso de las criptomonedas como una vía para el lavado de dinero. “Hay que asegurar que Sudamérica se blinde ante la barbarie”, dijo Petro.
La expansión de las operaciones del Tren de Aragua, una banda originaria de Venezuela que ha recalado en Colombia, Perú, Chile y otros países, es una preocupación regional. Esta semana, sin embargo, el canciller venezolano, Yvan Gil, aseguró que la organización criminal “es una ficción creada por la mediática internacional” en respuesta a unos señalamientos de Chile sobre el tema. “Ahora inventan un llamado Tren de Aragua, una organización que existió en Venezuela, localizada, y que luego se ha tratado de poner como marca. Hemos visto, por ejemplo, cómo ridículamente aparecen videos incluso de gente que dice ‘somos del Tren de Aragua’, con acento peruano, con acento chileno”, argumentó Gil.
Los mandatarios repasaron las relaciones bilaterales y hablaron de oportunidades de acuerdos en áreas de transporte, comercio, energías alternativas y tradicionales, e inversiones conjuntas. “Hay proyectos que deben mantener la ruta de encuentro y reencuentro permanente entre Colombia y Venezuela que, como dicen, somos hermanos siameses”, dijo Maduro. El presidente colombiano también habló de proyectos de integración latinoamericana que van desde impulsar la navegabilidad de los ríos Meta y Orinoco hacia el mar hasta la construcción de vehículos eléctricos. Entre los planes de desarrollo se dio un aparente relajamiento de las tensiones surgidas por las críticas de Colombia a Venezuela por apartarse de los acuerdos de Barbados firmados con la Plataforma Unitaria de la oposición. Este renovado entendimiento entre los mandatarios tiene el camino hacia las complicadas elecciones presidenciales 28 de julio para ponerse a prueba.