En su sermón de Eid al-Fitr del miércoles, el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, culpó a la civilización occidental por la difícil situación del pueblo palestino en Gaza y denunció el apoyo occidental a la guerra genocida israelí en el territorio asediado.
Destacó a Estados Unidos y al Reino Unido, dos mayores aliados del régimen ilegítimo de Tel Aviv, por brindar apoyo militar, político y económico al régimen, especialmente en los últimos seis meses, y puso de manifiesto que estos países realmente expusieron la “naturaleza maligna” de la civilización occidental al mundo entero.
“Nosotros lo decíamos, y los críticos de la civilización occidental lo repitieron muchas veces, señalando que esa civilización está construida sobre la base de la maldad, sobre la base de la separación y la inquina contra la espiritualidad y las virtudes y valores espirituales”, subrayó el Líder de la Revolución Islámica, añadiendo que el apoyo abierto de los gobiernos occidentales al genocidio israelí en Gaza desde el 7 de octubre del año pasado dejó al descubierto esta realidad.
Al condenar la sangrienta masacre de más de 33 000 personas en Gaza, el ayatolá Jamenei señaló que el régimen de apartheid que ocupa Palestina ha matado a bebés en los brazos de sus madres, así como a pacientes en hospitales, ya que no es capaz de vencer a la Resistencia palestina y sus combatientes.
Conocido por su incomparable valentía y sabiduría, el ayatolá Jamenei es indiscutiblemente el único líder mundial en desafiar francamente la falsa fachada de la civilización occidental y su tan publicitado respeto por los “valores democráticos” y los “derechos humanos”, tal como lo publicitan ampliamente los conglomerados mediáticos financiados por el Estado en los países occidentales.
También cuestionó las falsas afirmaciones occidentales y las preocupaciones por los derechos humanos, preguntando si más de 33 000 personas inocentes masacradas en Gaza no eran consideradas humanos según los estándares occidentales, cuestionando el silencio de Estados Unidos y sus aliados en medio de la carnicería que se estaba desarrollando en Gaza.
El Líder de la Revolución Islámica también se refirió al reciente ataque israelí con misiles contra el edificio de la sección consular de la embajada iraní en Damasco, la capital siria, y reiteró que el acto criminal constituyó un ataque contra el territorio iraní y que “el malvado régimen cometió un error en este asunto; debe ser castigado y lo será”.
Aunque la nación iraní lamenta la pérdida de los oficiales mártires en el ataque terrorista, el Líder de la Revolución Islámica puso de relieve que los asesores militares asesinados anhelaban el martirio y se lo concedieron.
Un día después del ataque del lunes pasado, en el que fueron asesinados siete asesores militares iraníes, incluido un alto comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el Líder había declarado explícitamente que el régimen israelí “se arrepentirá del crimen” y será “castigado a manos de nuestros valientes hombres”.
Sus comentarios provocaron nerviosismo en el régimen ilegítimo de Tel Aviv y sus partidarios en Occidente, lo que se reflejó en la noticia de que decenas de embajadas israelíes habían sido cerradas en muchos países.
Los comentarios del ayatolá Jamenei coincidieron con altos funcionarios estadounidenses y británicos que reafirmaron su férreo apoyo político y su continuo envío de armas letales a la entidad sionista, ignorando la matanza sin precedentes en Gaza, la matanza de mujeres y niños y la peor catástrofe humanitaria.
Mientras que el primer ministro británico, Rishi Sunak, prometió el miércoles continuar con los envíos de armas al régimen israelí, el presidente estadounidense, Joe Biden, reafirmó el compromiso “férreo” de Washington de defender al régimen ocupante ante un posible ataque de represalia por parte de la República Islámica de Irán.
La promesa de Biden de apoyar al régimen de Tel Aviv en la Casa Blanca tenía como objetivo disuadir a Teherán de lanzar un ataque de represalia contra el régimen del apartheid poco después de la renovada promesa del ayatolá Jamenei de castigar a la entidad ocupante, según informes de la prensa local.
“Como le dije al primer ministro (Benjamín) Netanyahu, nuestro compromiso con la seguridad de Israel contra las amenazas de Irán y sus grupos aliados es férreo. Permítanme decirlo de nuevo: férreo”, insistió Biden, agregando que “Haremos todo lo que podamos para proteger la seguridad de Israel”.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, un sionista con un compromiso declarado con el régimen del apartheid que ocupa Palestina, se hizo eco de la promesa de Biden en una llamada telefónica con el ministro de asuntos militares del régimen israelí, Yoav Gallant, según un comunicado del Departamento de Estado de EE.UU.
Mientars tanto, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, durante una audiencia en el Congreso el martes, hizo una afirmación sorprendente que desencadenó una ola de memes en las redes sociales. Dijo que el régimen israelí no había cometido genocidio en Gaza, ignorando todas las pruebas disponibles.
“No tenemos ninguna prueba de genocidio”, proclamó Austin durante una audiencia en el Senado de Estados Unidos, provocando la indignación de organizaciones musulmanas y de derechos locales. Además, reiteró que Washington sigue comprometido con la defensa del régimen israelí, lo que confirma la complicidad estadounidense en el genocidio de Gaza.
Los últimos acontecimientos se producen en medio de crecientes protestas en todo el mundo, que censuran el apoyo y la facilitación del genocidio en Gaza por parte de Estados Unidos, mientras que activistas y observadores se hacen eco de la descripción de EE.UU. como el ‘Gran Satán’ por parte del difunto fundador de la República Islámica, el Imam Jomeini (que descanse en paz).
El ayatolá Jomeini acuñó la etiqueta de ‘Gran Satán’ para describir al gobierno de Estados Unidos allá por 1979, en un momento en que Estados Unidos era ampliamente considerado como la principal “superpotencia” del mundo, citando la masiva y repetida intromisión y agresiones militares de Estados Unidos en países de todo el mundo, como la instalación de un dictador brutal e impopular en Irán para proteger los intereses de Washington.