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El presidente de Chile, Gabriel Boric, y la primera dama, Irina Karamanos, son conducidos a la catedral para asistir a la celebración Te Deum en Santiago, Chile, el 12 de marzo de 2022. (AP Foto/Esteban Felix)
Conforme las encuestas de opinión muestran que Boric ha perdido apoyo desde que ocupó el puesto, el presidente de 36 años ha declarado el final del periodo de transición y pidió que los ministros actúen con “sentido de urgencia” para abordar las demandas de los chilenos.
“Ha habido una suerte de relanzamiento de su narrativa”, dijo Eugenio Tironi, un sociólogo chileno. “Hay un cambio de tono, un cambio de rol, y se ve un gobierno mucho más activo.”
Esta semana, Boric dijo que analizaba la posibilidad de permitir que el ejército asistiera en actividades policiales en el sur del país, que se ha visto asolado por la violencia. Decenas de camioneros han bloqueado vialidades para exigir que se tomen acciones para garantizar su seguridad en las regiones de La Araucanía y Biobío, a unos 600 kilómetros (360 millas) de la capital Santiago.
La aparente disposición de Boric de apelar a la asistencia del ejército en cuestiones de seguridad nacional, algo a lo que se ha resistido en el pasado, llega luego de reconocer que sus casi dos meses en el poder no se han desarrollado exactamente como esperaba después de llegar a la presidencia con 56% de apoyo en segunda vuelta electoral en diciembre.
“Ha habido dificultades y ha habido errores”, dijo Boric al periódico local La Tercera en una entrevista publicada el 1 de mayo. “Es importante asumir las responsabilidades propias”.
Las encuestas de opinión demuestran que el brillo de Boric rápidamente se opaca entre los chilenos.
Su tasa de aprobación cayó a casi 24% en la segunda mitad de abril, un desplome de casi 23 puntos desde que asumió el cargo, según una encuesta de Pulso Ciudadano publicada el 1 de mayo. El sondeo se basó en 1.043 cuestionarios en línea y tenía un margen de error de 3 puntos porcentuales. Otro encuestador, Cadem, reportó que la tasa de aprobación de Boric se mantenía en 36%, una caída de 14 puntos desde que fue juramentado. Ese sondeo se basó en 703 entrevistas telefónicas con un margen de error de 3,7 puntos porcentuales.
Con sus medidas recientes, Boric “lo que está haciendo es tomar nota que la luna de miel fue un poco más abrupta de lo esperado y no sirve apelar a la juventud y a la inexperiencia para justificar los errores políticos”, dijo Cristóbal Bellolio, profesor de ciencias políticas en la Universidad Adolfo Ibáñez en Santiago.
Aunque las lunas de miel más cortas para mandatarios recién juramentados se han convertido en tendencia mundial ante un mayor escepticismo hacia aquellos en el poder, parece que Boric puso particularmente a prueba la paciencia de los chilenos tardando demasiado tiempo en detallar los planes de su gobierno, agregó Bellolio.
“Se abusó en un comienzo de esta idea de vamos a tomarnos un tiempo para diagnosticar la situación y después vamos a empezar a actuar”, comentó el académico, “pero hay actuar a pesar de no tener un diagnóstico completo”.
Como líder estudiantil, Boric con frecuencia encabezó protestas contra la desigualdad que sacudía al país que alguna vez se consideró la base de la estabilidad política en la región. Como candidato, juró un cambio radical en el panorama político. Ahora algunas de las personas que votaron por él están frustradas de que el cambio parece lento.
“También puede ser un efecto de que las expectativas (creadas) eran muy altas y además las expectativas de la rapidez con que iban a ocurrir las cosas”, dijo Cristián Cáceres, un ingeniero en telecomunicaciones de 54 años. “La gente tenía expectativas que eran irreales, definitivamente”.
Al menos por ahora, el discurso de Boric de agitar el status quo todavía debe rendir frutos.
“Él no ha implementado nada nuevo”, dijo Cristóbal Huneeus, director de la encuestadora Data Science en Unholster. “Habló de reformas transformadoras, pero las reformas no las vemos”.
Para Raúl Ulloa, un oculista de 69 años de Santiago, la caída en la aprobación de Boric no es un gran misterio. “No tiene ningún plan” y ahora debería “no ser tan extremista y volcarse más al centro” si espera mantener el apoyo, opina Ulloa.
En gran medida, los analistas coinciden en que el gobierno de Boric sufre de algunas heridas autoinflingidas debido a un gabinete repleto de rostros nuevos. Varios de estos traspiés involucran a la ministra del Interior, Izkia Siches. En marzo, se vio obligada a concluir abruptamente una visita en la región La Araucanía, un centro de conflicto con grupos indígenas que exigen la restitución de su tierra, luego de escucharse balazos cerca de su convoy. En abril, Siches pidió disculpas después de informar erróneamente a legisladores que un avión con inmigrantes venezolanos expulsados durante el gobierno previo había regresado a Chile con todos los pasajeros a bordo.
“Es un equipo que no tiene mucha experiencia política en el Ejecutivo. Ellos llegaron ahí porque no habían estado ahí antes”, dijo Claudia Heiss, directora de ciencias políticas de la Universidad de Chile. “Están aprendiendo cómo se hace la gestión del gobierno, eso los ha llevado a cometer unos errores”.
Eso ha pesado mucho en algunos chilenos. Entre ellos está Patricio Soto, de 40 años, que dice que el gobierno de Boric “a lo mejor tenía las mejores intenciones, pero la falta de experiencia para cargo importante” ha provocado problemas en su gobierno.
Aunque al mismo tiempo, Boric lidia con algunos problemas que habrían representado un desafío para cualquiera en su puesto.
“Es superrelevante la situación económica y cualquiera que estuviera en el poder estaría en problemas ahora”, opinó Heiss. “Tenemos una inflación que no se había visto en Chile por lo menos del regreso de la democracia y todavía estamos en el medio de una crisis económica producto de la pandemia”.
La tasa de inflación anual alcanzó el 10,5% en marzo, superando el aumento del 7,2% registrado en 2021.
Entre las actuales dificultades económicas, el gobierno chileno disminuyó esta semana sus expectativas de crecimiento para el año a 1,5% de 3,5%, y aumentó su pronóstico de inflación para 2022 a 8,9%.
Los chilenos no solamente están molestos con Boric. Cada vez se muestran más escépticos hacia la institución que reforma la constitución del país.
En 2020, casi ocho de cada 10 chilenos votaron a favor de reformar la Constitución, una abrumadora mayoría que demostró el deseo de cambio en el país luego de las protestas estudiantiles. Pero ahora que se puso a trabajar la Convención Constitucional, muchos expresan dudas y las encuestas muestran que cada vez más personas se inclinan a votar en contra de los documentos todavía no terminados en un plebiscito de septiembre.
Incluso algunos de los defensores de la reforma expresan escepticismo.
“Siento que necesitamos como sociedad que se cambie la Constitución”, dijo Daniela Arévalo, una estudiante de arquitectura de 25 años. Pero “ahora me causa desconfianza cómo se está llevando el proceso constituyente”.
Boric ha sido un fuerte defensor de reformar la Constitución y se considera que el futuro de su gobierno está inexorablemente vinculado con lo que suceda en esa votación, ya que ambos son parte de un proceso histórico en el que los chilenos han exigido el cambio.
“Si el gobierno gana, puede respirar tranquilo”, dijo Bellolio. “Si pierde será un terremoto político”.
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