Rusia envió tropas a Kazajistán para apoyar al gobierno local, sometido a la presión de violentas protestas. Para Moscú es algo más que influir en un país aliado golpeado por los disturbios..
El presidente ruso Vladimir Putin (derecha) con el presidente kazajo Kassym-Jomart Tokayev (28 de diciembre de 2021).
¿Qué tan importante es Kazajistán para Rusia? Una cifra lo aclara: la frontera entre ambos países se extiende por 7.600 kilómetros. Es una de las fronteras más extensas de todo el mundo. Pero en este caso no se trata solo de extensión, sino también de la importancia militar que tiene desde los años de la Unión Soviética. Ejemplos de ello son la zona de prueba de misiles Kapustin Jar, que parcialmente se ubica en Kazajistán, o las armerías a ambos lados de la frontera. Geopolíticamente, para Rusia, Kazajistán -como toda la región- es su patio trasero.
Cuando Moscú envió paracaidistas el jueves para apoyar al gobierno kazajo en la lucha contra las protestas, lo hizo también por una cuestión de interés propio. La operación es descrita como una misión de paz de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza militar de ex repúblicas soviéticas encabezada por Rusia.
Los disturbios en Kazajistán son una “seria amenaza” para la misma Rusia, dice en entrevista con la DW Nikolai Petrov, experto en política rusa. La frontera entre ambos países, debido a su enorme extensión, “no está bien protegida”.
Intereses rusos en Kazajistán: espacio, petróleo, uranio
Difícilmente se puede subestimar la importancia de Kazajistán para Rusia. Es la exrepública soviética más grande y rica, y además la que tiene el vínculo más estrecho con Moscú. Kazajistán, junto a Rusia y Bielorrusia, impulsó la creación de la Unión Económica Euroasiática, que siguiendo el ejemplo de la UE es uno de los “proyectos de prestigio” de Vladimir Putin. Según cifras oficiales, los kazajos fueron el grupo más numeroso entre los estudiantes extranjeros en las universidades rusas en 2020, con aproximadamente 60.000 personas.
En diciembre, el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, se reunió con su par kazajo, Askar Mamin, ocasión en la que reportaron un intercambio comercial minorista récord entre ambos países. Desde el punto de vista ruso, el trabajo estratégico conjunto más importante tiene que ver con los viajes espaciales. Kazajistán heredó de la Unión Soviética el puerto espacial de Baikonur, que Rusia arrienda por 115 millones de dólares anuales. Moscú abrió su propio centro espacial en el lejano oriente, pero no quiere prescindir de Baikonur.
Algunas compañías petroleras rusas operan en Kazajistán, país rico en recursos naturales. Rusia también está involucrada en la extracción de uranio en Kazajistán, y espera pronto construir su primera planta de energía nuclear allí. La demanda de electricidad en Kazajistán ha aumentado considerablemente y por ello el país pidió ayuda a Rusia.
Un experto del Consejo Ruso de Política Exterior, un grupo de especialistas cercano al gobierno, advirtió en un informe, sin embargo, que Rusia no supone para los kazajos un “modelo atractivo” para el desarrollo social y económico. Los políticos y la sociedad del país de Asia Central tienen “distintos modelos a seguir”, como Europa, Turquía o Singapur.
¿Quiere Rusia anexar el norte de Kazajistán, como Crimea?
A diferencia de Bielorrusia, Kazajistán no depende de los préstamos rusos, y a pesar de la estrecha relación, trata de mantener distancia de Moscú. Por ejemplo, la decisión de pasar el alfabeto kazajo del cirílico al latino fue analizado en la capital rusa con detención.
En el norte de Kazajistán viven unos 3,5 millones de rusos étnicos, de una población total de 19 millones de personas. En ambos países se ha especulado desde hace años si Rusia quiere anexarse ese territorio tal como hizo con la península ucraniana de Crimea. El presidente Kassym Jomart Tokayev negó tales temores en una conversación con DW en 2019. La relación entre su país y el vecino ruso “es de absoluta confianza”, sostuvo.
El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, juzga la relación con Rusia como “de confianza”.
Pero las tensiones siguen allí. El diputado ruso Vyacheslav Nikonov dijo a finales de 2020 que el territorio kazajo era “un gran regalo ruso”. El ministro de Exteriores de Kazajistán protestó, el diputado dio pie atrás y el presidente Tokayev escribió un artículo defendiendo la independencia de Kazajistán.
Ahora en las redes sociales el tema vuelve a ser discutido. Algunos temen que Putin use el envío de tropas para contener las protestas como una oportunidad para establecer presencia rusa en el lugar. Rusia actualmente no tiene bases militares en Kazajistán.
Temor a brotes de diversidad
Como sea, las protestas en Kazajistán son un problema para el presidente ruso. El Kremlin califica estos eventos como “revoluciones de colores”, siguiendo la línea de la Revolución de las Rosas en Georgia y la Revolución Naranja en Ucrania. Moscú acusa a Occidente de encontrarse detrás de estos levantamientos populares.
El último movimiento de protestas exitoso tuvo lugar en 2018 en Armenia, que también tiene estrechos lazos con Rusia. En Bielorrusia el dictador Alexander Lukashenko pudo mantenerse en el poder en 2020 gracias a la represión violenta de las protestas. “Todos los vecinos grandes de Rusia han sido sacudidos por el malestar social”, dice en conversación con DW Hans-Henning Schröder, experto en Rusia. “Si estuviera sentado en el Kremlin, me preguntaría si el próximo será Rusia”.