Durante la cita, celebrada el jueve, Vladímir Putin instó a las fuerzas rusas a hacer retroceder a los ucranianos lo suficiente como para que su artillería no alcance las capitales de Donetsk y Lugansk.
Analizó, entre otros temas, la situación de seguridad en Donetsk y la creación de órganos ejecutivos federales en Lugansk. También denunció la brutalidad de Kiev hacia sus ciudadanos.
“Nuestra tarea es, por supuesto, empujarlos a una distancia que les impida infligirnos daño”, subrayó Putin.
En esta misma línea, el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, Igor Konashenkov, informó que las fuerzas de seguridad rusas frustraron el intento de un grupo de los “saboteadores” ucranianos de cruzar la frontera rusa.
En la misma jornada, durante una reunión del Consejo Supremo de la Unión Estatal en Moscú, a la que acudió el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, Putin destacó la importancia de la cooperación económica y militar con Bielorrusia, ante las amenazas desde Occidente contra sus fronteras, incluyendo el compromiso para desplegar armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, explicó que la intención de desplegar armas nucleares tácticas en Bielorrusia es una respuesta a la ampliación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia las fronteras rusas.
De hecho, Rusia y Bielorrusia están incrementando su cooperación en el ámbito militar tras la esperada adhesión de Finlandia al bloque militar occidental, que elevó a 31, el número de sus miembros.