El presidente de Rusia, Vladímir Putin, fustigó el jueves a la comunidad internacional por guardar silencio ante los ataques ucranianos a la infraestructura civil rusa, incluidos el puente de Crimea y el central nuclear de Kursk. Adujo que Moscú sólo está respondiendo al juego sucio que comenzó Kiev.

“Ahora se habla mucho de nuestros ataques a la infraestructura energética del país vecino. Sí, lo estamos haciendo. ¿Pero quién empezó?, ¿quién atacó el puente de Crimea?, ¿quién hizo volar la línea de transmisión eléctrica de la central nuclear de Kursk?, ¿quién cortó el suministro de agua a Donetsk?”, preguntó el mandatario, durante una reunión con los héroes de Rusia en el Kremlin.

En cuanto a Donetsk (este de Ucrania), que votó en septiembre en un referéndum a favor de unirse a Rusia, el líder ruso dijo que no suministrar agua a una ciudad con un millón de habitantes es un “acto de genocidio”.

“Nadie ha dicho ni una palabra al respecto en ningún lugar. El silencio es total. Tan pronto como nos movemos para hacer algo en respuesta: ruido, clamor, crujido a lo largo del universo”, criticó.

Sin embargo, Putin aseguró que el doble rasero occidental ante ataques a la infraestructura civil “no impedirá el cumplimiento” de Rusia de sus misiones de combate, y agradeció a las tropas rusas por su servicio y mostrar heroísmo en el campo de batalla.

El pasado 8 de octubre, la explosión de un vehículo de carga desató el incendio de siete tanques de combustible de un tren que se dirigía a la península de Crimea, y como consecuencia colapsó una parte del puente, el único que une a Crimea con Rusia.

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Nada más ocurrido el incidente, Mijáil Podolyak, el asesor del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, avisó que lo ocurrido en el estratégico puente fue sólo “el comienzo”. Moscú, a su vez, tachó el incendio de un “ataque terrorista” perpetrado por Kiev.

Moscú inició en febrero una operación militar en Ucrania, con el objetivo evitar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por Estados Unidos, convirtiera este país eslavo en una base antirrusa.

Las autoridades rusas han asegurado que el desarrollo de esta misión no implica ninguna amenaza para la población civil.