Francia y los países del Este de la UE abogan por la energía nuclear con creciente vigor. El nuevo gobierno checo, en particular, apuesta por una mayor cooperación nuclear con Francia.
La central nuclear checa de Dukovany.
Después de la catástrofe de Fukushima en 2011, la energía nuclear se consideró ampliamente como un modelo en vías de extinción en Europa. Pero ahora la Comisión Europea está planeando clasificar las inversiones en nuevas y modernas centrales nucleares como ecológicas y respetuosas con el clima, lo que ha desencadenado una fuerte polémica en la política europea. Muchos países acogen el plan con satisfacción, otros, como Alemania y Austria, se oponen rotundamente.
Alemania, que es uno de los más firmes defensores en la UE del cambio a las energías renovables y de la renuncia a la energía nuclear, se encuentra en cierto modo acorralada entre Occidente y Oriente en el debate sobre la etiqueta ecológica de las centrales nucleares. Por un lado está Francia, que produce cerca del 70 por ciento de su electricidad en centrales nucleares. Sigue confiando en la energía nuclear y está muy interesada en exportar tecnología nuclear. En el otro lado están los países de la UE de Europa central y del sudeste. La mayoría de ellos poseen centrales nucleares, quieren ampliarlas o, como en el caso de Polonia, están impulsando planes concretos para lanzarse a la energía nuclear.
Carta en favor de la energía nuclear a la Comisión Europea
Mientras tanto, está surgiendo una cooperación cada vez más estrecha entre Francia y los Estados del este de la UE en esta materia, una especie de eje nuclear este-oeste. Ya el pasado mes de marzo de 2021, Francia y seis países de Europa del este -el llamado Grupo de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría), así como Eslovenia y Rumanía- escribieron una carta a la Comisión Europea exigiendo un mayor apoyo a la energía nuclear.
Uno de los países que confía especialmente en la cooperación con Francia es la República Checa. El país posee dos centrales nucleares y genera un tercio de su electricidad mediante energía nuclear. Desde hace algún tiempo, se planea ampliar las dos centrales nucleares de Dukovany y Temelin con nuevas unidades. La construcción de las primeras unidades se iniciará, como muy tarde, dentro de siete años. La República Checa considera que Francia es su socio más importante en este proyecto.
“El debate sobre la nueva taxonomía de la UE ya demuestra que la energía nuclear puede ser uno de los temas principales de la cooperación de la República Checa con Francia”, explica a DW Tomas Petricek, ex ministro de Asuntos Exteriores y actual profesor del Instituto de Relaciones Internacionales de Praga.
Macron y Orbán: terreno común con la energía nuclear
Hasta qué punto Francia busca cerrar filas con los miembros de la UE de Europa del este en el tema de la energía nuclear quedó demostrado recientemente cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, viajó a Budapest y se reunió allí con el primer ministro de Hungría.
Macron no tiene mucho en común con Viktor Orbán; el jefe de Estado francés se ha pronunciado en repetidas ocasiones de forma inusualmente crítica sobre el desmantelamiento del estado de derecho en Hungría. Pero, en la reunión de Budapest, Macron y Orbán subrayaron sus puntos en común. Una de ellas es su apoyo a la energía nuclear.
Hungría lleva tiempo queriendo ampliar su central nuclear de Paks, que produce alrededor del 50 por ciento de la electricidad húngara, con dos nuevas unidades. El gobierno de Orbán ha pedido un préstamo de diez mil millones de euros a Rusia para este fin y quiere cooperar con la empresa rusa Rosatom. Sin embargo, la tecnología nuclear francesa también podría entrar en juego en la expansión de Paks. Por su parte, Eslovaquia y Polonia también quieren cooperar con Francia en el ámbito de la energía nuclear.
No a expensas de la relación con Alemania
No está claro qué consecuencias políticas y económicas concretas tendrá el nuevo eje nuclear este-oeste en la relación entre Alemania y los países del este de la UE. En el pasado, por ejemplo, Alemania ha criticado los planes polacos de construir dos centrales nucleares en el noroeste de Gdansk, cerca del mar Báltico. Por otro lado, las empresas alemanas, entre ellas Siemens, podrían participar en la expansión de la energía nuclear en los países de Europa del este, como Hungría.
En cualquier caso, el nuevo gobierno checo no quiere que la profundización de la asociación checo-francesa se entienda como un alejamiento de Alemania. Los lazos son demasiado estrechos para eso: después de todo, el 32 por ciento de las exportaciones checas van a Alemania, catorce veces más que a Francia. Además, unos 100.000 checos trabajan en Alemania.
A pesar de todas las diferencias en el tema de la energía nuclear, la República Checa también busca una nueva cooperación con Alemania en el sector energético. “Tenemos un interés común vital con Alemania en sustituir el carbón por el gas”, dice a DW el nuevo ministro de Asuntos Europeos de la República Checa, Mikulas Bek, y añade: “Nos gustaría especialmente ampliar la cooperación en el campo del hidrógeno”.