La Marina Real británica confirmó este miércoles que ya ha culminado la construcción de la nueva instalación militar, con capacidad para albergar a toda la unidad del “Grupo Británico de Respuesta Rápida Costera”, formado por 250 marines.
El centro, bautizado como Camp Viking, servirá a los comandos británicos durante los próximos diez años, y está establecido junto a una base de las Fuerzas Armadas noruegas.
“Es ideal para disuadir amenazas en la región y está situada de modo que el Reino Unido pueda responder rápidamente, en caso de ser necesario, para proteger el flanco norte de la OTAN y a su estrecho aliado, Noruega”, afirma el informe sobre la ubicación de la base.
El Gobierno británico informó en 2018 que estaba ideando “una estrategia de defensa del Ártico”, que constaría del despliegue de 800 comandos en Noruega y la instalación de una base militar en el norte del país.
La decisión del Reino Unido se produjo después de que Rusia anunciara en 2017 su plan para reforzar su presencia militar en la región del Ártico, como parte de la política del presidente ruso, Vladímir Putin, para proyectar el poder militar ruso “hacia un nivel no visto desde la época de la extinta URSS”.
El Ártico es una zona de suma importancia por sus grandes reservas de gas y petróleo, así como por ser muy estratégica para Moscú y Occidente, en particular, tras el deterioro de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos y la Unión Europea (UE) a raíz de los conflictos en el este de Ucrania, entre otros.
En los últimos años, se ha intensificado la competencia entre Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Rusia y China, para dominar el Ártico. Washington ha expresado en varias ocasiones su preocupación por la creciente influencia de Moscú y Pekín en la zona.