Mientras los expertos esperan que la inflación haya tocado su pico máximo en Estados Unidos, los ciudadanos de Reino Unido seguirán sufriendo la dentellada feroz de unos precios desbocados.
El país registró un alza del 9,1% en mayo, el mayor nivel en cuatro décadas, y según las previsiones del Banco de Inglaterra, la tasa llegará al 11% este otoño.
Estados Unidos registró la misma cifra en el mes de junio, pero ninguna de las cinco primeras potencias mundiales, según su PIB, tuvo una cifra superior.
Y, al contrario de lo que se espera en el resto, Reino Unido registrará una “alta inflación durante mucho más tiempo”, explicó Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra hablando de las previsiones para lo que queda del año.
Eso, junto con un crecimiento en caída y el escaso margen de maniobra del Banco de Inglaterra para reconducir la situación, han colocado a la quinta potencia del mundo en una posición tensa.
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No es raro por tanto, que la situación de la economía de Reino Unido haya sido uno de los factores que obligaron a Boris Johnson a dimitir como líder del Partido Conservador la semana pasada.
Una decisión que llevará a su partido a sustituirlo en el cargo el próximo mes de septiembre, poniendo fin al mandato más corto de un primer ministro desde 1900, después de pasar menos de tres años al frente del país.
Semanas antes de renunciar, los parlamentarios pedían a Johnson que bajara los impuestos para poder reactivar la economía y dar un respiro a los bolsillos de la clase media.
Pero el abultado déficit fiscal, acelerado por el enorme gasto público de los estímulos para hacer frente a los estragos de la pandemia de coronavirus, han dejado al gobierno con pocas opciones.
De hecho, el tema de la inflación ha pasado a ser una de las preocupaciones principales de los británicos según una reciente encuesta de YouGov.
“Sin haberse podido recuperar de las pérdidas relacionadas con el covid hasta principios de 2022, Reino Unido se encontró de frente con una nueva crisis de estanflación por la guerra de Ucrania”, explica a BBC Mundo, Silvia Dall’Angelo, economista senior de la firma Federated Hermes.
“La crisis del costo de vida aquí es muy similar a la que enfrentan sus vecinos europeos”, añade, pero son los temas internos los que obligan a Reino Unido a enfrentarse a algunos desafíos específicos y le acercan a una recesión.
Escasez de personal
Para empezar, y en contra de lo que puede pensarse, la fortaleza del mercado laboral está teniendo un efecto inesperado.
“A medida que la economía se ha ido recuperando [tras la pandemia], la demanda de mano de obra ha sido fuerte y ha chocado con la escasez de oferta”.
Una fórmula casi exacta para provocar inflación.
Como muestra, lo sucedido en el sector de la restauración.
Muchos pubs y restaurantes al no encontrar camareros o cocineros y frente a la perspectiva de cerrar el negocio han acabado subiendo los honorarios para atraer personal.
“La tasa de desempleo del 3,8% de Reino Unido está cerca de los mínimos de hace 40 años y es un componente que ayuda a impulsar los salarios en toda la economía”, dice Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión eToro.
Brexit duro
Esta falta de personal está relacionada con el Brexit, ya que muchos trabajadores de la cadena de suministro de alimentos procedían del continente y ya no tienen permiso para trabajar en Reino Unido.
“Desde que se negoció el acuerdo de salida de la Unión Europea, se incrementaron los signos de tensiones en el comercio y en los mercados laborales privados debido a que ya no existe la capacidad de contratar ciudadanos de la UE de la misma manera que se podía hacer en el pasado”, explica Chris Iggo, presidente del AXA IM Investment Institute.
“En Reino Unido, la gravedad de la crisis del costo de vida puede sentirse más, ya que la economía también está digiriendo el Brexit duro, que provocó un aumento de los impuestos a los hogares”, afirma en la misma línea el economista de la firma Julius Baer, David Alexander Meier.
Los expertos creen que Reino Unido está fuertemente expuesto a los dos principales impulsores de la inflación a nivel mundial en la actualidad: un mercado laboral fuerte y precios de la energía en alza.
“La mayoría de los otros países tienen uno de estos factores, pero no ambos”, añade Laidler.
Energía un 50% más cara
Y es que otra de las razones de un pico más alto de la inflación general en Reino Unido en comparación con las economías similares es “el rápido traspaso de los precios de la energía a los consumidores”, añade Meier.
“Se espera que las facturas de energía vuelvan a subir este otoño“, dice.
El tope del precio de la energía, que determina las facturas de los hogares, aumentará alrededor del 50% en la próxima revisión de octubre, dañando una vez más el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Reino Unido es un gran importador de petróleo, gas y carbón, lo que representa alrededor de un tercio de sus necesidades totales, por lo que está muy expuesto a los crecientes precios mundiales de la energía.
La economista Dall’Angelo augura un nuevo nivel de dolor de cabeza para Reino Unido si se mantienen las actuales interrupciones del suministro de gas desde Rusia.
“Esto podría provocar un racionamiento de energía en los meses de invierno, que tendría implicaciones para Reino Unido”.
A esto se suma una limitada capacidad del país para almacenar gas frente a la estrategia que están siguiendo muchos países para prepararse para cortes de suministro y para el invierno en el hemisferio norte.
Alimentos importados
Otros elementos de vulnerabilidad de Reino Unido incluyen una mayor proporción de alimentos importados.
“La libra bastante débil desde el referendo del Brexit también ejerce una presión inflacionaria al alza a través del aumento de los precios de importación”, explica Meier.
Y es que, sumado a la escasez de personal, la escasez de productos está poniendo aún más presión a la economía británica y se han llegado a ver anaqueles vacíos en varios supermercados y largas filas para comprar gasolina.
Por todo esto, cree el experto, el pico de la inflación general en el Reino Unido tardará más en alcanzarse y, en consecuencia, el cambio y la disminución de las tasas de inflación también se producirán más tarde.