Las tropas de la agrupación militar rusa Centro han tomado la localidad de Novoselivka Persha, en Donetsk, según ha informado este domingo el Ministerio de Defensa de Rusia en su canal de Telegram. Todo ello mientras en el país ucraniano la calidad del mando militar se ve cada vez más debatida entre la población.
Novoselivka Persha, que antes del comienzo de la acciones militares tenía un millar de habitantes, se encuentra a unos 20 kilómetros al noroeste de Donetsk, la capital de la autoproclamada república popular homónima y anexionada por Moscú en septiembre de 2022. La toma de esta localidad se suma, así, a la conquista el pasado lunes de la aldea de Vovche en el marco del avance de la tropas rusas en este sector del frente, que tiene como objetivo la ciudad de Pokrovsk, una importante intersección de carreteras.
Según el mando militar ruso, las unidades de la agrupación Centro en esa zona han causado entre muertos y heridos, hasta 365 bajas a las tropas ucranianas. Las fuerzas rusas, añade el parte, continúan castigando las posiciones ucranianas al norte de Donetsk, en particular junto a ciudad de Toretsk, en cuyos alrededores se libran intensos combates desde el pasado 29 de junio.
Y la toma de este punto, según los expertos, sería importante para Moscú puesto que permitiría a sus tropas acceder a una carretera clave para el abastecimiento de parte de las fuerzas ucranianas desplegadas en la zona.
Ucrania, por su parte, ha lanzado este domingo doce misiles de producción occidental contra Lugansk, la capital de la autoproclamada república homónima en el este ucraniano, en un ataque que ha sido denunciado de hecho por las autoridades rusas.
“Las Fuerzas Armadas de Ucrania lanzaron contra Lugansk 12 misiles de producción occidental”, ha escrito en su canal de Telegram Leonid Pásechnik, el líder de esa ciudad, anexionada por Rusia en septiembre de 2022. Según los datos preliminares, en el ataque han sido empleados ocho misiles estadounidenses ATACMS y cuatro británicos Storm Shadow.
“Cuatro de los misiles fueron abatidos por los sistemas de defensa antiaérea cuando se aproximaban a la ciudad”, ha señalado Pásechnik. Los otros ochos cohetes han impactado en “almacenes donde había cisternas con combustible y en una zona residencial”, ha indicado.
Mientras todo eso sucede, lo cierto es que las críticas al Ejército ucraniano aumentan desde su propio país. Aunque este sigue siendo la institución que goza de más confianza en Ucrania, con más de un 90% de apoyo entre la población, la calidad del mando militar se está viendo cada vez más debatida después de que se hicieran públicos varios casos de críticas desde dentro de las Fuerzas Armadas.
En concreto, los oficiales de 31º Regimiento instaron este sábado al comandante en jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski, a revocar la decisión de destituir a su comandante, el coronel Andrí Usánov. El cese de Usánov no contribuirá a resolver la falta de infantería y de munición, según han argumentado los oficiales en un comunicado publicado a través de los canales oficiales.
Un escrito que sigue a otro similar publicado por representantes del 80º Regimiento, que protestaron contra la decisión de cesar a su comandante, Emil Ishkulov, después de que éste se negara a implementar una orden “no realista” de sus superiores.
De la misma forma, según el corresponsal militar Yuri Butúsov, en el frente hay, así, muchas críticas a los generales de mayor nivel por controlar y castigar a los comandantes de brigada y a los soldados sin prestar demasiada atención a la situación táctica, al estado de las tropas y a su supervivencia. Los problemas dentro del Ejército vienen de atrás y se han hecho públicos en un momento en el que escasean las buenas noticias del frente y se acumula la fatiga de los soldados según Oleksí Mélnik, experto de seguridad del centro de estudios Razumkov de Kiev.
Tal y como asegura Mélnik, los llamamientos públicos al cambio son una señal de que los mecanismos alternativos para resolver los problemas desde dentro del Ejército no están funcionando, aunque para el experto es positivo que, incluso durante una guerra, las cuestiones problemáticas se puedan plantear en los medios, reciban una reacción desde el más alto nivel y sean resueltas al menos parcialmente.