Un sistema de defensa aérea rusa S-300 lanza un misil durante unos ejercicios en las afueras de Astrajan, Rusia, 5 de agosto de 2017. (Foto: Reuters)
La Defensa Aérea de Rusia ha interceptado en las últimas 24 horas varios misiles y proyectiles suministrados a Ucrania por el Occidente.
Se trata de tres misiles de crucero y largo alcance Storm Shadow, donado por el Reino Unido a Kiev, y seis proyectiles disparados desde el territorio ucraniano por el sistema estadounidense HIMARS, según ha declarado este domingo el Ministerio ruso de Defensa.
Entretanto, las autoridades de la provincia rusa de Bélgorod han informado del impacto de 241 proyectiles lanzados por Ucrania en esta zona, en 24 horas.
La ofensiva se ha saldado con un muerto y tres heridos, además de provocar daños materiales en 12 casas, 85 apartamentos y 17 vehículos.
Por otra parte, las tropas de Rusia han atacado un punto de despliegue de mercenarios extranjeros en la ciudad de Bogodújov, ubicada en la provincia ucraniana de Járkov.
La Defensa aérea de Rusia ha derribado un misil ucraniano en el óblast occidental de Rostov, en el área de Morózovsk, donde se encuentra un aeródromo militar.
El Gobierno ucraniano urge constantemente a Occidente a suministrarle cantidades industriales de armamento, sobre todo municiones, que escasean en ambas partes del conflicto, sin embargo, agitando una contraofensiva ya ha conseguido que el Reino Unido se comprometa a enviarle misiles tácticos, artilugios con una brutal capacidad destructiva.
‘Storm Shadows’, en caso de ser lanzado desde el noreste de Ucrania, tendría alcance suficiente para apuntar a grandes ciudades fronterizas rusas con el país eslavo, como Kursk, Bélgorod o Sebastopol, así como a gran parte de Bielorrusia, incluida su capital, Minsk.
Ucrania cuenta también con los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS, por sus siglas en inglés), donados por EE.UU., que tienen un alcance de unos 80 kilómetros.
Rusia comenzó el 24 de febrero de 2022 una operación militar especial en Ucrania, con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar a Kiev, y evitar que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por EE.UU., convirtiera al país eslavo en una base antirrusa.